Arte Sacro
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Provincia. Misa de la misión en la Parroquia de Santiago y bendición de las coronas de adviento domésticas en Alcalá de Guadaira


Arte Sacro. En este segundo año de preparación-formación para la misión popular en la Parroquia de Santiago el Mayor de Alcalá de Guadaíra, se siguen los pasos de Jesús, se reflexiona sobre quién es Jesús para cada uno, su llamada, las tentaciones del camino, sobre el proyecto de Jesús, sobre cómo nos enseña a orar. Se exhorta a coger nuestra cruz de cada día y seguir a Jesús, como símbolo de su Amor y el camino hacia la salvación. Y sobre todo, se pone en valor que Cristo resucitado es la razón de nuestra alegría.

En la tarde noche del pasado sábado 25 de noviembre, la parroquia de Santiago celebraba la Misa mensual de la Misión, congregando a los fieles comprometidos con la misión de esta parroquia alcalareña. La Misa de Vísperas se centraba precisamente en la Celebración de la Festividad de Cristo Rey (fin del Año Litúrgico).

Como decía el sacerdote celebrante, el Padre Manuel María Roldán Roses, cura párroco de Santiago, en este domingo conclusivo aparece Jesucristo como el Señor de toda la historia, Pastor que cumple las promesas de Dios, nuevo Adán que da origen a la Humanidad Nueva, Juez Supremo de las naciones al final de los tiempos.

Mateo nos presenta a Cristo, rey y pastor que juzga el camino histórico de la humanidad y de cada hombre concreto. Al final, cada uno será juzgado, no por su fe ni por su esperanza, sino por su caridad en favor de los más débiles y necesitados. El Juez escatológico realizará la separación definitiva entre los hombres con la autoridad soberana de Dios. El criterio decisivo será la relación de cada hombre con el Hijo del hombre que se ha hecho solidario con sus "hermanos más pequeños". Es un hecho paradójico: el Señor de la historia ha asumido en la historia el rostro del indigente, del indefenso, del necesitado... En el amor y servicio a los pobres se produce, pues, un verdadero encuentro con Dios. Hay una dimensión contemplativa, de verdadero encuentro con el Señor, y no simplemente una expresión de "dimensión social" de la fe.

El otro, pobre y necesitado, debe significar para nosotros una auténtica presencia existencial de Jesucristo. En ello se juega nuestro "juicio favorable".

Al final de la misa, antes de encomendarnos a la Madre de Dios, la Virgen María, el celebrante procedió a la bendición de las coronas de Adviento domésticas, que los fieles pondrán en sus casas, para orar e ir encendiendo las velas en cada una de las cuatro semanas que anteceden a la Natividad del Señor, a fin de preparar cuerpo y alma para la llegada de nuestro Salvador Jesús.

Redacción y fotos: Paco Burgos










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