Sillas. Antonio Sánchez Carrasco
Se amontonan por el centro. Alrededor de la carrera oficial. En los veladores de los bares. En las Heladerías de nuevo cuño. En las gastro tabernas. En los Palcos. En la Campana. Se amontonan de enea y de tijera. De madera o de panel. Este año las echaremos de menos. Esquivarlas en la Plaza del Duque, la Campana o la Avenida. Ver como las descargan en estos puntos. Ni los anti. Cofradías tendrán esa foto de las bolsas de basura en la carrera oficial, que cada año malversan. Se echaran de menos en bares, en los que te sientas a descansar un instante del tute sacro diario.
Las de madera del Candelaria, el Jueves Santo tras ver el Monumento del Convento de Madre de Dios y las de plástico del Taquilla esperando a mi Lola el Sábado Santo que salga de trabajar para irnos a ver los últimos cartuchos cofrades antes de la nostalgia plena.
Echaremos de menos las sillas. Tanto es así que cuando estemos viendo el Nefli cofrade o lo que corresponda prometo poner mi salón con sillas acumuladas, con 20 centímetros de distancia entre unas y otras, y comer pipas echando las cascaras en una bolsa que dejaré anudada y colgada de la silla.
Sonrían que pronto acabará este confinamiento.
Foto: Antonio Sánchez Carrasco.