Una carta para ti. Manuel Bernal. La Voz de Cádiz.
Habrás pasado la noche con el sueño entornado, esperando que el alba descorra el telón oscuro de la madrugada y deje ver su vestido celeste. Atrás dejarás los temores, el nerviosismo y el entripado cada vez que alguien hablaba del tiempo previsto para estos días. Tu pasión se merece vivir sin sobresaltos esta semana, en la que finaliza realmente tu almanaque cada año. Sal corriendo al encuentro de los instantes que harán inigualables estos siete días. Podrás vivir otras Semanas Santas a lo largo de tu vida, pero ésta que estás a punto de deshojar, traerá sensaciones exclusivas y especialmente particulares que ahora te toca intimar.
Cada Semana Santa posee, escondida para quien la busca, momentos que serán irrepetibles a lo largo de tu existencia, que sin saber por qué, sin esperarlo, hace que el pecho te salte de nerviosismo y tu rostro se refresque con la emoción. Un consejo. No lo reprimas. A lo sumo, mira a tu alrededor y comprueba que otros locos como tú experimentan también en ese preciso momento, atraídos por lo que sucede ante sí, ese encuentro entre la persona y la trascendencia: lo sobrenatural.
Serán esos pocos instantes a lo largo de muchas horas de ir arrastrados por la multitud, que hacen que valga la pena tanta espera. De querer adivinar su llegada en cada signo de la ciudad. Serán los instantes que harán irrepetible, precisamente esta Semana Santa que estamos por descorchar.
Mira al cielo. ¿Ves? No es un sueño. Está oceánamente azul y el sol refleja rocallas doradas sobre la ciudad. Todo está preparado. En la calle sólo faltas tú y tu inocencia de eterno chiquillo. Todo lo demás es superfluo, secundario. Ya habrá tiempo para lo mundano. Ahora te espera lo divino. Tendrás todo un año para preocuparte en qué hacer con el Consejo, ahora es exclusivamente tu tiempo. Disfrútalo.