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De la Hermandad a la Corporación. Francisco Santiago


 Hay una realidad patente que a primera vista no es detectable pero que, en ciudades como Sevilla, forman parte directa de los poderes locales y estatales. No hay que remontarse muchos siglos atrás, cuando la religión era parte fundamental en la composición del Estado, para encontrar estos rangos de poder eclesiástico que movían ejércitos a su antojo. 

Hoy en día, en una sociedad cada vez más laica, hay un vestigio importantísimo de las reminiscencias de antaño, como son las Hermandades y Cofradías que, aunque de carácter seglar, están directamente vinculadas a lo que denominamos religiosidad popular.

Aunque las mismas están cargadas de ambigüedad, dualismo y pluralidad, sin olvidar sus limitaciones, igualmente hay que tenerlas en cuenta porque en España y más concretamente en Andalucía, un amplio porcentaje de población forma parte (directa o indirectamente) de alguna Hermandad, ya sea de Penitencia, Sacramental o de Gloria.

Igualmente este amplio grupo, no contempla aquellos que se forman en la actualidad en torno a las nuevas parroquias e iglesias de los barrios del extrarradio, donde Asociaciones o Agrupaciones de fieles, dan culto y se organizan en torno a la devoción a nuevos Titulares que aspiran, algún día, a formar parte de la nómina de Hermandades reconocidas por su diócesis, aunque no siempre formando parte de la pastoral.

Si esta información la trasladamos concretamente  a la ciudad de Sevilla, el ámbito se extiende incluso más allá de la religión, puesto que todos conocemos numerosos casos de personas que, a pesar de confesar no ser practicantes dentro de nuestra religión o incluso no ser católicos, a su vez pertenecen a alguna de nuestras Corporaciones por vinculación familiar o por tradición.

La actualidad, desde el comienzo de nuestra joven Constitución, ha continuado el impulso de las Hermandades y Cofradías aunque con menos énfasis en el termino “religiosidad” y acusando más tendencia lo “popular”, adaptándose la Iglesia a los tiempos que corren y donde las Hermandades se han regularizado dentro del Código Canónico como “asociaciones públicas”.

Pero siempre nos quedará la duda de saber si los motivos por el cual surgieron las Cofradías en otros tiempos, siguen estando vigentes en la actualidad y si habría que diferenciar entre hablar de verdaderas “hermandades”, más vinculadas a la Iglesia y a sus fines de carácter benéfico-asistencial, o de “Corporaciones”, en este caso vinculadas directamente con el laicismo y en muchas ocasiones, fácilmente influenciadas por las artimañas empleadas en los programas electorales de los partidos políticos, con grupos de oposición que dan “mítines” a los hermanos y grupos de presión con uniformes musicales o ataviados con faja y costal...

¡La verdad está ahí fuera!... ¿o está aquí dentro?

Francisco Santiago
Director de www.artesacro.org

Foto: J. A. de la Bandera 









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