Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • lunes, 29 de abril de 2024
  • faltan 349 días para el Domingo de Ramos

Ánimas, santos y ¿Halloween? en Sevilla. Reyes Pro Jiménez


Una luz sin ocaso iluminará a tus santos, Señor, y un
j
úbilo eterno será su parte. Aleluya. SALMODIA Ant. 1 

El día de Todos los Santos, el día de los Difuntos y ¿Halloween?

No son lo mismo por supuesto y estas celebraciones tienen muchas diferencias ¿cuáles son? (por ahora y sólo para entendernos coloquialmente también llamaremos celebración a Halloween) La primera celebración, el Día de Todos Santos, se conmemora el 1 de noviembre, recordando a todos los fieles que no teniendo festividad específicamente reconocida y propia en el calendario hayan vivido en santidad.

Por otra parte la celebración de un “día de los muertos” es un legado de antigüedad inmemorial presente en muchas culturas, aún hoy en varias de ellas subsisten creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos que son de origen pagano (por ejemplo algunas celebraciones de los muertos en Hispanoamérica). Pero en el Cristianismo recordamos a los fieles difuntos en un día especialmente dedicado en nuestras oraciones, siendo el señalado el 2 de noviembre; ese día es el apropiado para que, siguiendo una tradición que ha perdurado con el paso de los siglos, se visiten los cementerios, las tumbas de seres queridos,  llevando flores y recordándolos en nuestras oraciones.

En el mes de noviembre las hermandades que tienen a las ánimas benditas como titular dedican cultos en su nombre y todas las hermandades suelen oficiar eucaristías por el eterno descanso de los miembros fallecidos y, en especial, por aquellos que han muerto recientemente. También es tradición que muchas entidades, organizaciones y asociaciones hagan lo mismo o que publiquen esquelas con los nombres de los fallecidos en el año. Otras muchas tradiciones populares están ligadas en nuestra cultura a las festividades de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, como veremos y ambas celebraciones se han ligado entre sí en muchos casos en dichas tradiciones propias.

Aunque, como decimos, el día de conmemoración de los fieles difuntos es el 2 de noviembre, los primeros días de noviembre son las fechas en las que más personas acuden a los cementerios, pues el citado día 2 de noviembre no es festivo en los calendarios laborales como lo es el día 1 y así son muchos los que visitan los cementerios este día 1. De este hecho puede venir principalmente la confusión entre una y otra celebración, pero desde luego lo que no tiene o no debe tener confusión posible con ambas es «Halloween».

Actualmente se vive un proceso de globalización en todos los aspectos de la vida, que también tiene sus efectos negativos, pues está haciendo que se pierdan tradiciones propias de nuestra Cultura. Por ejemplo: comemos más hamburguesas y pizzas (cocinadas a la manera estadounidense, ni siquiera a la alemana o a la italiana originarias de estos platos) y menos comida mediterránea, española. Así hoy en día, cada vez está mucho más popularizada la noche de Halloween, el 31 de octubre, con un auge propiciado por fiestas de disfraces de jóvenes (siempre dispuestos a la diversión con cualquier ocasión o pretexto, como es lógico en la edad) y de niños (en algunos colegios han llegado a ser fiestas “obligatorias”). Simplemente es una banalización cultural promovida por intereses económicos y realmente una “inmensa idiociaquesta stupida americanata…” en palabras de Vicenzo de Luca, presidente de la región italiana de Campania, refiriéndose a la absurda importación de la fiesta a un país que, como el nuestro, tiene tantas y tan características tradiciones propias.

Concretamente veremos algunas de nuestras tradiciones y en especial las devociones conectadas con las festividades cristianas y la huella que han dejado en Sevilla.

 

La Virgen del Carmen y las Ánimas del Purgatorio. Anónimo,
fines s.XVIII-com.XIX. Colección particular. RPJ

Por ahora un ejemplo de ello: entre las devociones conectadas con la celebración del Día de los Fieles Difuntos ocupa un lugar destacado la devoción en la intercesión de la Virgen del Carmen sobre las ánimas del Purgatorio para alcanzar el Paraíso. Recuerdo en mi niñez las oraciones de mi madre y mi abuela ante el lienzo de la Virgen del Carmen, particularmente en el Día de los Fieles Difuntos; era una devoción que siempre ocupó un lugar destacado en sus casas, como en otros muchos domicilios de la época en Sevilla.

EL origen de la devoción está en la tradición carmelitana: cuando en 1251 la Virgen se apareció y entregó el escapulario a San Simón Stock sus palabras fueron: ”Esta es una señal de la salvación… los que mueran vestidos con él se salvarán”. Posteriormente el Papa Juan XXII (1244–1334) firma la Bula Sabatina, ratificada por Papas posteriores que autorizaron a los carmelitas a predicar esta intercesión conocida como “privilegio sabatino”. Incluso se decía que la Virgen prometió sacar del purgatorio el sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario: “libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubiesen vestido mi Escapulario”. 

Todas ellas fueron muy numerosas a partir del siglo XVI. Ello está motivado por el hecho de que ésta devoción por la intercesión de la Virgen del Carmen está conectada con la creencia en el Purgatorio, negada por Lutero pero reafirmada por el Concilio de Trento, aunque este Concilio ya advirtió de errores y supersticiones sobre el tema:

“Cuiden con suma diligencia que la sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles cristianos; aquellas, empero, que tocan a cierta curiosidad y superstición, o saben a torpe lucro, prohíbanlas como escándalos y piedras de tropiezo para los fieles”.

Desde entonces el purgatorio es para los fieles creyentes un estado de los que mueren en amistad con Dios pero que, aunque alcanzarán su salvación, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza. Así fieles vivos y difuntos o ánimas intercedían y rogaban unos por otros pues lo mismo que se oraba en sufragio por las ánimas para que pasaran al Paraíso, estas podían ayudar a los fieles vivos en los problemas de su vida.

La Virgen del Carmen se representa en gran cantidad de obras de arte sacando a las almas del Purgatorio por medio de los ángeles. Otras veces los cuadros y retablos de ánimas representan a la Stma.Trinidad o a San Miguel, veremos luego otros ejemplos en nuestra Ciudad, sólo algunos pues son numerosísimos. 

Pero antes vamos a comentar las “celebraciones” que se contienen en el título de este articulito, lo haremos cronológicamente según el calendario, comenzando por la que no es celebración o festividad en el sentido cristiano ni en nuestra tradición cultural:


La víspera de Todos los Santos o «All Hallow's Eve» (Halloween) 

En su momento fue una fiesta pagana que se cristianizó como otras tantas, pues “Halloween” es una deformación fonética de la frase que en inglés se comienza a usar en Escocia en el siglo XVI: «All Hallow's Eve», que significa víspera de Todos los Santos, en un intento de cristianización de la fiesta. Pero de una manera curiosa, como si fuese un cante de “ida y vuelta”, ha vuelto a ser fiesta pagana en paralelo a la celebración cristiana de Todos los Santos y a nuestras tradiciones.

Halloween o «All Hallow's Eve» tiene su origen en la festividad céltica, basada en una pretendida cercanía entre el mundo de los vivos y el de los muertos, conocida como Samhain, que significa fin del verano en irlandés antiguo, pues coincidía con el final de la temporada de cosechas. Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el Otro Mundo se estrechaba en ese día permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar de uno a otro mundo. Puede que el uso de trajes y máscaras se deba a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos, como se hace en algunas celebraciones de Carnaval. 

Cuando los romanos ocuparon los territorios celtas asimilaron la festividad a la que ellos celebraban los últimos días de octubre y primeros de noviembre, conocida como la «fiesta de la cosecha» en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales, quizás por eso las manzanas  pronto formaron parte de la celebración).

La diosa Pomona, antes en el mercado de la Encarnación,
actualmente en el jardín de la sede de las Reales Academias de Sevilla

Se exportó muy tardíamente a Estados Unidos, no fue hasta 1840 cuando la fiesta llega a Estados Unidos y Canadá, gracias a los irlandeses que habían migrado durante la Gran hambruna de mediados del siglo XIX. Fueron ellos quienes difundieron la costumbre de tallar los jack-o’-lantern (calabaza hueca con una vela dentro, pues era la hortaliza que tenían más a mano). Además la celebración masiva fue aun más tardía: desde 1921, cuando tuvo lugar el primer desfile de Halloween en Minnesota al que luego siguieron otros estados.

La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas aunque su internacionalización se produjo a finales de los años 1970 y principios de los 1980, sobre todo gracias al cine y a las series de televisión. En 1978, se estrenó la película Halloween, de John Carpenter, que supuso una referencia para el cine de terror de serie B (o sea bastante mediocre como obra cinematográfica) con innumerables secuelas e imitaciones.

Desde entonces se divulgó por el mundo como fenómeno global y de aculturación esta “celebración” o “tradición” que no tiene nada que ver con nuestras creencias, con nuestras verdaderas tradiciones ni con nuestras fiestas… en una palabra con nuestra Cultura. Como dice un amigo cordobés: “que nosotros celebremos Halloween es como si en Wisconsin bajasen en romería por el Mississippi al Cristo de los Faroles”.

 

El Día de Todos los Santos

Esta tradición que se remonta al siglo IV, el Día de Todos los Santos es la solemnidad cristiana que tiene lugar el 1 de noviembre para las iglesias católicas de rito latino y el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia ortodoxa y las católicas de rito bizantino.

No se debe confundir con la Conmemoración de los Fieles Difuntos. En este día, 1 de noviembre, la Iglesia celebra fiesta solemne por todos aquellos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja sólo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año, se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios.

Serían los Papas Gregorio III (731–741) y Gregorio IV (827–844) quienes eligieran el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos para que coincidiera con la festividad pagana de las cosechas en honor a Pomona que hemos visto, siguiendo el objetivo de eliminar dichas fiestas paganas sustituyéndolas por fiestas cristianas.

 

El Día de los Fieles Difuntos

El Día de los Difuntos, el 2 de noviembre, es la conmemoración en recuerdo de aquellas personas fallecidas que en vida creían en Jesucristo, siendo objetivo de dicha conmemoración orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y se encuentran aún en el estado de purificación del Purgatorio. Este día, los creyentes ofrecen sus sufragios, misas y oraciones, para que los fieles difuntos lleguen a la presencia de Dios.

Las diferentes confesiones cristianas siempre han orado por los difuntos, las principales: Cristianas Ortodoxas Occidentales,  Comunión anglicana e Iglesia Católica, tienen el mismo calendario y días de celebraciones religiosas. En el rito griego esta conmemoración se celebra en la víspera del domingo de sexagésima, o en la víspera de Pentecostés. Los armenios celebran la pascua de los difuntos el día después de Pascua.

Ya en el siglo VI, era costumbre en los monasterios benedictinos tener una conmemoración de los miembros difuntos en Pentecostés. En España, en tiempos de San Isidoro de Sevilla (muerto en el año 636), existía una celebración semejante el sábado antes de sexagésima o antes de Pentecostés. En Alemania se daba para el día 1 de octubre (sobre el año 980) una ceremonia consagrada a orar por los difuntos, la cual fue aceptada y bendecida por la Iglesia.

El monje benedictino San Odilón de Francia o de Cluny (muerto en el año 1048) ordenó que en todos los monasterios de su congregación se celebrara anualmente la conmemoración de todos los fieles difuntos. Lieja fue la primera Diócesis en adoptar la conmemoración ya a fines del siglo X y el obispo Otrico (1120-25) la introdujo en Milán (para el 15 de octubre.) La veneración a las ánimas benditas y la oración por los fieles difuntos se difunde por toda Europa desde mediados del siglo XV y sobre todo desde la celebración del Concilio de Trento en el siglo XVI, con gran fuerza pues la creencia era que las almas salvadas del purgatorio por la acción de los vivos se convertirían a su vez en intercesoras a favor de los vivos.

 

Nuestras tradiciones de Tosantos y Difuntos

Aunque aparentemente ganen los disfraces y las calabazas encendidas hay tradiciones españolas que se resisten a desaparecer. Por un lado los caramelos del “truco o trato” y por otro los huesos de santo. Las calabazas y dulces de lo más sangriento y extravagante comparten mesa con huesos de santo, buñuelos, castañas asadas, poleás y boniatos.

 

Dulces de Halloween junto a buñuelos en una confitería en Sevilla.

 Perviven también las representaciones de Don Juan Tenorio, incluso sobrevive en algunos lugares de España la antiquísima tradición encender velas para ayudar a los muertos a encontrar el camino a la luz. Pero sobre todo sigue muy presente la costumbre religiosa de visitar y acondicionar los cementerios para honrar a los difuntos, aunque sea mezclando las fechas del 1 y el 2 del mes de noviembre, es común que en la víspera del Día de Difuntos o sea en el día de Todos los Santos los cementerios estén llenos de personas que visitan a sus difuntos y depositan flores en sus tumbas. No son las únicas tradiciones existentes en España por este día de Todos los Santos, pues sobreviven costumbres tradicionales llenas de encanto, la celebración de los “Tosantos”  se mantiene aún muy viva en municipios de Andalucía que celebran de forma muy particular su primero de noviembre.


Los “Tosantos”

Por toda la geografía serrana andaluza se suceden fiestas de Tosantos, con castañas, migas y tostones. Desde el pequeño municipio de Beires, en Almería, hasta El Castaño del Robledo o Santa Ana La Real, en Huelva.

 

Santa Ana la Real; Huelva. Desde la casa de los amigos Mari y Juan. 

En esta pequeña localidad se celebran las Migas de Tosantos, manjar elaborado con productos humildes como el pan, las patatas, los ajos o el aceite, y para cuya elaboración se preparan hogueras y sartenes en la plaza del pueblo. Las migas, que se acompañan con vino, sardinas y los típicos "pelones" (castañas asadas), se han hecho con los productos recogidos por los niños y cargados en un burrito, lo que se llama “pedir los tosantos”; muchos santaneros, e incluso gente de fuera que viene a compartir esta fiesta, ayudan en la labor de preparar las migas. Santa Ana la Real es una de esas localidades que se afanan por seguir conservando sus costumbres, o recuperar aquellas que se perdieron.

En los Tosantos de Cádiz utilizan productos del mercado como frutas y verduras para componer escenarios de parodia divertida de la sociedad representando personajes famosos, políticos, artistas o futbolistas. Pero existen en Andalucía costumbres aun más curiosas: en Begíjar (Jaén) la tradición manda que los jóvenes del pueblo salgan con un caldero de gachas a la calle y tapen las cerraduras de las casas con ellas para evitar así la entrada de los malos espíritus. 

Ya en la provincia de Sevilla, en Benacazón, se celebra el Tozanto. Es tradición echar los Santos”, que consiste en ir a pasar el día comiendo en el campo en familia y hacer una visita al cementerio a visitar las tumbas y colocar flores. En Aznalcázar también “echan los santos” en el campo,pasando el día en los pinares con la familia y amigos.

Curiosa es también la costumbre de la “cachetía” en El Ronquillo (Sevilla). El día 1 de noviembre cada casa se provee de nueces, almendras, castañas, granadas, manzanas, naranjas, etcétera para ofrecerlos a los niños que lleguen a sus puertas entonando una de estas rimas tradicionales: "Cachetía, tía, tía,/ como no me dé una nuez/le escarranco la pared" o "Cachetía, tía, tía,/ como no me dé una castaña/ me quedo aquí tó el día". En sus inicios, esta festividad duraba todo el mes de noviembre, que es considerado el mes de los difuntos, cuando los monaguillos se dedicaban a hacer sonar las campanas de la iglesia durante todo el día y toda la noche. Para pasar estas largas jornadas necesitaban víveres que pedían a sus vecinos el día 1 de noviembre puerta por puerta. A esto lo llamaban “la Cachetía” que poco a poco se fue extendiendo por los demás niños del pueblo. 

 

Sevilla y Don Juan Tenorio

Don Juan Tenorio es un mito sevillano, como Carmen la Cigarrera o el Barbero de Sevilla, como tal mito ha tenido la fortuna y la desgracia de ser utilizado en obras literarias, que como obras de creación o fantasía han adornado su sentido e incluso confundido su existencia mítica con seres reales. Así, aunque lo ha querido alguna literatura, nada tiene que ver el mito de Don Juan con la vida del Venerable Don Miguel de Mañara. Las materializaciones literarias más conocidas en lengua española del mito de Don Juan son «El burlador de Sevilla», de 1630 atribuída a Tirso de Molina y el  «Don Juan Tenorio» de José Zorrilla, obra de teatro estrenada en el año 1844.

 

Don Juan Tenorio. Plaza de Refinadores

Tanta es la fuerza del mito que en Sevilla existe un monumento obra de Nicomedes Díaz Piquero, en el centro de la plaza de Refinadores, desde 1975 visitado por las Tunas estudiantiles. Además la obra de Zorrilla se sigue representando a primeros de noviembre, aunque el número de representaciones ha ido disminuyendo incluso se hacen en el cementerio de San Fernando, en especial las escenas que se sitúan en aquel en que se había convertido la antigua casa de Don Diego Tenorio y donde Don Juan encuentra el sepulcro de Doña Inés entre estatuas, que cobrarán vida misteriosamente y con quienes habla, discute y a quienes reta aunque finalmente confíe en la clemencia de Dios:

 “Más es justo; quede aquí notorio
que pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.”

Pero en Sevilla la presencia tradicional de las ánimas, además de Todos los Santos, no se limita a la literatura o al mito de Don Juan, hay otros ejemplos de tradiciones, devociones y obras de arte que nos evocan las celebraciones de estos días de comienzos del mes de noviembre:

 

Un Cristo, una Virgen, una hermandad y una capilla disimulada

La huella de nuestras tradiciones la podemos ver en costumbres populares, en manifestaciones de la religiosidad popular, en el Arte y en nuestra historia: concretamente en hermandades de Animas y en imágenes y obras de arte relacionadas con ellas y con la devoción a Todos los Santos.

Desde la época de la Contrarreforma aparecieron en Sevilla hermandades de las Ánimas Benditas del Purgatorio, a veces unidas a las del Santísimo Sacramento. Así, es frecuente encontrar imágenes y retablos de las Ánimas en numerosas iglesias de Sevilla, y además son titulares de varias Hermandades actuales, como las Sacramentales de la Magdalena, San Gil, San Ildefonso, San Pedro y de Hermandades de penitencia: San Roque, Santa Marta, San Bernardo, La Lanzada, Las Siete Palabras, La Exaltación, Los Gitanos y la Soledad de San Lorenzo.

Como ejemplo de la advocación de las Ánimas existe un crucificado en la iglesia de San Bartolomé, de Fernando de Uceda, datado en el siglo XVI. Junto a este Cristo vemos la Dolorosa Nuestra Señora de la Salvación, de Cristóbal Ramos, del siglo XVIII, conocida como la Estrellita de San Bartolomé. Ambas imágenes pertenecían a una Hermandad de las Ánimas, fusionada con la de la Alegría.

 

Crucificado de Ánimas. Iglesia de San Bartolomé

Con la advocación de las Almas hay que destacar el Crucificado titular de la Hermandad de los Javieres, con sede en la parroquia de Omnium Sanctorum de la calle Feria (iglesia parroquial afortunadamente conocida en Sevilla por su nombre en latín, ejemplo raro y feliz de pervivencia de este idioma).

También en esta iglesia se venera desde el siglo XVI una imagen de la Virgen de la misma advocación: Virgen de Omnium Sanctorum o de Todos los Santos obra de Roque Balduque, imagen con antigua Hermandad y con una de las procesiones de Gloria más destacadas.

 

Virgen Reina de Todos los Santos. Cristo de las Almas, Hermandad de los Javieres

En el antiguo Monasterio de San Benito, del que hoy existe sólo la iglesia, se establecía una hermandad de ánimas «de Nuestra Señora del Socorro y Ánimas Benditas del Purgatorio»: sus reglas datadas en 1682, conservadas en la Biblioteca Nacional, comienzan con una ilustración de Matías de Arteaga de la Virgen del Socorro, a cuyos pies se sitúan las ánimas. Por radicar en un convento de su orden también aparece en las reglas una representación de San Benito junto con otros santos. En el año 1773 le fueron aprobadas nuevas reglas a esta hermandad, que en esta época tenía un gran número de hermanos.

 

 

Hermandad de Animas de la Virgen del Socorro, Regla de 1682. BNE

Estas ​ hermandades de ánimas tenían por fines rezar y ofrecer misas por las almas del Purgatorio, específicamente las de hermanos fallecidos, y realizar obras de caridad, como la asistencia a enfermos y moribundos. Muchas contaban con hospitales, como la de San Onofre. Incluso desde el siglo XIX también existieron asociaciones de fieles y “velas” para el sufragio sobre las ánimas.

 

 

Medallas de Asociaciones y “Velas” de fieles 

La citada hermandad de ánimas de San Onofre daba culto a los santos San Onofre, San Francisco y San Roque además de a las Ánimas: se instaló en 1520 en una de las capillas a las que se accedía desde el atrio del convento franciscano Casa Grande de San Francisco, que ocupaba la actual Plaza Nueva y zonas cercanas, derribado en la década de 1840.

Afortunadamente hoy subsiste esta Capilla de San Onofre en un lateral de la Plaza Nueva, junto a la calle Barcelona, está casi oculta pues pasa desapercibida entre los edificios del siglo XIX que quedan en la plaza entonces construida. Sólo la localizamos porque en su puerta existe una placa de la Adoración Eucarística.

 

Interior de la Capilla de San Onofre, Plaza Nueva. Grabado de San Onofre y las Animas con el escudo franciscano.

El interior es de una sola nave, su retablo mayor, que preside la Virgen, fue realizado en 1682 por Bernardo Simón de Pineda, en él hay un relieve de las almas del Purgatorio con San Lorenzo y San Francisco a los lados. En el muro del evangelio se encuentra el retablo de San Onofre, realizado por Martínez Montañés en 1606, con una imagen de San Onofre obra de Pedro Díaz de la Cueva de 1599, está representado como anciano con barba y largos cabellos vestido con hojas de palmera.

Esta capilla, que puede pasarnos desapercibida a primera vista pero que atesora tantas obras de arte, es escenario de una curiosa leyenda de ánimas. «Cuenta esta leyenda que un caballero de noble familia llamado Juan de Torres entró de lego en el Convento de San Francisco y solía rezar en la capilla de San Onofre. Allí una noche del dos de noviembre, festividad de las Ánimas, vió entrar un fraile revestido como para decir misa pero que llegado al altar se volvía y salía de la capilla, esto se repitió dos veces. El caballero, ahora lego franciscano, lo consultó al Prior, quien le indicó que se ofreciese al misterioso fraile para ayudarle a decir la misa. Lo hizo el lego a la noche siguiente, el fraile le contestó afirmativamente y al terminar le agradeció su ayuda y le dijo que era un fraile del convento que había muerto sin decir las misas de sufragio que le encargaron, por ello volvía desde el Purgatorio desde hacía un siglo hasta encontrar alguien con valor suficiente para ayudar a un aparecido, ya con su deuda saldada podría descansar en el Paraíso.»

 

Altares y retablos de ánimas en Sevilla

En Sevilla son numerosísimos los altares y retablos de Ánimas que dan idea del auge de la devoción en tiempos pasados, no solo en el mes de noviembre considerado de los difuntos, sino durante todo el año. En estas obras se escenifica el juicio final, con la imagen de Jesús, la Santísima Trinidad o la Virgen María, especialmente en su advocación del Carmen, también aparecen en algunos San Miguel además de ángeles mediadores; siempre en la base de la composición las imágenes de los pecadores, con sus atormentados cuerpos rodeados de las llamas del infierno.

Existen muchos ejemplos de altares dedicados a las Animas en el interior de los templos, como por ejemplo en la iglesia de San Juan de la Palma donde existe un retablo del siglo XVII con oleo de las Animas, obra de Andrés Pérez, o en la parroquia de San Bernardo, donde vemos un retablo de Fernando de Barahona, datado en 1628, de grandes proporciones y con una magnífica obra pictórica de Francisco Herrera El Viejo. Igualmente de Barahona es el retablo de la Capilla de Animas  en la Parroquia de San Lorenzo de 1676 y que contiene un  lienzo con las Ánimas Benditas del Purgatorio, fechado en 1587. 

En la nave del Evangelio de la Parroquia de la Magdalena existe un notable lienzo representando las Ánimas Benditas, atribuido al pintor sevillano Vicente Alanís por Álvaro Cabezas y fechado sobre 1770 ó 1780. Como es normal representa a las ánimas pero entre ellas si nos fijamos podemos ver a un Papa y a un rey, como en otras muchas obras que representan las Ánimas, parece que la justicia divina era igual para todos aunque sean obras de épocas de grandes diferencias sociales.  

 

Retablo de Animas, Parroquia de la Magdalena

Y no sólo podemos ver lienzos de las Ánimas en las iglesias, en el Museo de Bellas Artes nos encontramos con un óleo que no muy grande que fue pintado para la zona inferior de un retablo (banco) del antiguo convento de dominicos de Montesión, desamortizado y cerrado en el siglo XIX. Obra del genial Alonso Cano y fechada en 1636, nos presenta unos rostros difuminados por las llamas que recuerdan al impresionismo.

 

Retablos callejeros

Los retablos de culto callejeros son una de las expresiones más características de la religiosidad popular. Facilitan a los fieles la oración a las imágenes de su devoción si las iglesias están cerradas, ya que reproducen dichas imágenes, y además santifican y personalizan los espacios de la Ciudad.

Entre ellos podemos ver retablos cerámicos dedicados a la devoción a las Ánimas en las fachadas de diversas Parroquias e iglesias: como San Lorenzo, San Juan de la Palma, Omnium Sanctorum, San Pedro o la iglesia de Santiago.

Algunos cuentan con una leyenda o una costumbre de lo más popular y curiosa.  Es el caso del que representa a las Ánimas Benditas del Purgatorio y se encuentra en la fachada de la Parroquia de San Pedro y que fue colocado a iniciativa de la Hermandad Sacramental de la Parroquia en 1960. Pintado por el ceramista Juan Oliver Míguez, y elaborado en la Fábrica de Ramos Rejano, de Sevilla, reproduce el lienzo de Domingo Martínez situado en la Capilla Sacramental. 

La leyenda/tradición/curiosa costumbre, dice que quien desee casarse ha de encontrar el pajarito que hay en él. Es algo similar a los desafíos virales que se mandan por whatsapp para que encontremos un elemento, desde el gato a la persona con mascarilla, tan de actualidad.  

 

Retablo cerámico de Animas. Parroquia de San Pedro

Igualmente a este caso en otros ejemplos de retablos cerámicos se reproduce un oleo del interior de la iglesia, como en San Juan de la Palma (fechado en 1918, pintado por Pedro Borrego y fabricado en Ramos Rejano, reproduce el lienzo de Andrés Pérez). 

En la Plaza de San Lorenzo vemos un retablo de ánimas que sustituyó a uno primitivo pues no siempre se realizaron en azulejo usándose pintura, yeso etc. muchos sufrieron los lógicos problemas de conservación el encontrarse en el exterior como pasó en este caso. El actual (en azulejo) es de Antonio Kiernam, de la fábrica de Santa Ana y está datado a mediados de la década de 1960. Su modelo fue el retablo de Ánimas que se encuentra en el interior de la cercana iglesia de los Jesuitas. Fue promovida su colocación por el entonces mayordomo de la Sacramental, Ramón Pineda Carmona, hermano a la vez de la Soledad de San Lorenzo.

 

Retablo de la Plaza de San Lorenzo

Otros azulejos de ánimas son pequeñas piezas populares de una estilística casi “naif”, entrañable y deliciosa, pequeñas obras del siglo XVIII que se veían en calles y que hoy son piezas de coleccionista o de museo.

 

Museo de Artes y Costumbres Populares e iglesia de Santa María la Blanca

De los retablos pintados colocados en exteriores nos han llegado escasos ejemplos, hubo uno de comienzos del XIX en Santa María la Blanca del que no quedaba ya casi nada a mediados del siglo pasado.

Lo poco que subsiste de otro retablo callejero pintado (que además no está adosado a una iglesia) es una verdadera reliquia del pasado, de los tiempos anteriores al siglo XX, en los que Sevilla era ciudad de retablos, una ciudad en la que había poca iluminación pública y en la que era muy útil la luz de los faroles de estos retablos callejeros, una ciudad que siempre tenía presente sus devociones tradicionales, en este caso las Ánimas. Lo vemos en la calle Ángeles; para los que no paseen mucho por el centro de la Ciudad les decimos que es bocacalle de Mateos Gago.

 

La calle Ángeles en una antigua fotografía y en un lienzo
de Manuel García Rodríguez (1893-1925)

Por favor conozcan rincones como éste, como la capilla de San Onofre…. paseen por la Ciudad siempre que puedan, divaguen por sus calles y su historia… no les defraudará. Pero sobre todo conozcan y cuiden nuestras tradiciones sin tener que recurrir a lo ajeno, que además está absurdamente manipulado.

Reyes Pro Jiménez
Historiadora, Bibliotecaria y Archivera

 

 Dedicado a todos nuestros amigos, a los que añoramos en estos días pandémicos.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.