Carta pastoral del Cardenal Amigo sobre Medios de Comunicación Social
Carta pastoral del Cardenal Amigo sobre Medios de Comunicación Social
Que los medios de comunicación social influyan en la formación de opiniones y actitudes de las personas, son pocos quienes lo puedan negar. La duda proviene cuando se pone en tela de juicio la credibilidad de un medio de comunicación, colocada en entredicho a causa de las hipotecas y connivencias con determinados intereses, sobre todo políticos.
Si esto es así, lo racional y lógico es buscar la noticia, y sus trasfondos, en medios diversos, aprendiendo a seleccionar y discernir. Aunque no resulte fácil el moverse en esa montaña de informaciones, que llega continuamente desde las fuentes más variadas. También el consumismo llegado a los medios de comunicación. Se les usa sin discernimiento y parece como si la información se convirtiera en un amontonamiento de noticias e imágenes, sin llegar a poderlas asumir y valorar conscientemente y despojarlas de intereses partidistas.
De estas reflexiones no cabe sino percatarse de la importancia y valoración de los medios de comunicación y, como dice Benedicto XVI, en el mensaje de este año, considerarlos como una red que facilita la comunicación, la comunión y la cooperación. Gracias a la comunicación hemos tenido que cambiar muchos limitados y estrechos conceptos de espacio y de tiempo, adoptando criterios más universales, pues la noticia llega desde los puntos más distantes y con la inmediatez del mismo tiempo en el que se produce el acontecimiento.
Comunicar es enriquecer. Es decir, dar al otro de lo que uno sabe. La responsabilidad moral de los comunicadores es evidente. Les obliga a ser honestos con la verdad. La cual deben buscar, verificar y transmitir sin adulterarla con intereses ajenos a la información en sí misma. No se puede olvidar que la comunicación debe servir para formar el pensamiento y ayudar a que la conciencia se incline por lo verdadero, por lo justo y por lo bueno.
Igual que en otros muchos campos, también en el de los medios de comunicación hay pudientes y marginados, ricos y pobres. Y no sólo refiriéndonos a la posibilidad de tener al alcance de la mano medios para informarse, sino para poder comunicar las propias ideas y convicciones. La libertad de expresión, que es valor tan proclamado, queda en unas palabras vacías cuando no se dispone de medios para poder expresarse. También aquí hay un campo abierto a la solidaridad. Los medios de comunicación no pueden ser una exclusiva de las grandes economías y de fuertes poderes políticos.
Tenemos que bendecir a Dios, que tanta bondad nos ofrece a través de la inteligencia de los hombres. Pero no nos cansaremos de insistir en la necesidad, tanto de los responsables de la comunicación como de los usuarios, de tener sentido crítico bien formado a la hora de valorar la información que se recibe.
Usemos bien estos maravillosos instrumentos de comunicación, de comunión y de cooperación. También manifestemos nuestra gratitud a tantos profesionales que dan lo mejor de su trabajo para ayudarnos a conocer la noticia, a reflexionar sobre los acontecimientos, a formar una conciencia crítica, a sentirnos solidarios con las esperanzas y los proyectos de otros menos favorecidos.
Conviene recordar, las conocidas palabras de san Agustín, y que podemos aplicar muy bien a quienes hacen y a quienes usan los medios de comunicación: no olvidéis que vosotros sois únicamente la voz, y que solamente él, Cristo, es la Palabra.
+ Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla
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