Provincia. Nuevo retablo cerámico del Padre Arias, erigido por la Hdad. de la Asunción de Cantillana
Arte Sacro. La Antigua, Fervorosa y Real Hermandad de Nuestra Señora de la Asunción y Santísimo Rosario de la localidad de Cantillana, ha erigido un retablo cerámico en la calle Padre Arias con motivo de la beatificación del fervoroso asuncionista Francisco de Asís Arias Rivas, mártir de la Iglesia.
El mismo ha sido bendecido en la mañana de ayer día 3 de diciembre, por Manuel Martínez Valdivieso, párroco del templo de Ntra. Sra. de la Asunción, y director espiritual de la corporación.
Multitud de devotos asuncionistas y cantillaneros han acudido al acto, para el que no se ha escatimado ningún detalle, la calle ha sido engalanada con banderas y pancartas celestes y blancas, los colores corporativos de la hermandad, así como en los balcones se han colgado mantones y las banderolas conmemorativas hechas ex profeso para esta efeméride. A pie de calle, vistosas plantas remataban el conjunto. La fecha no deja de ser simbólica, pues ha querido la Divina Providencia que coincida con el día de la primera salida extraordinaria de Nuestra Señora de la Asunción, un 3 de diciembre, pero de 1950, con motivo de la proclamación del Dogma Asuncionista, efeméride que en dos años cumplirá su setenta y cinco aniversario y para la que la corporación cantillanera se encuentra trabajando intensamente.
A las 12:30 horas se inició el acto con la llegada de la comitiva formada por la Junta de Gobierno, representantes de la corporación municipal, juez de paz, párroco y alcaldesa. El coro de la hermandad abrió el acto y tras la monición de entrada, se descubrió el retablo cerámico, rompiendo el público asistente en un sonoro aplauso. Una vez bendecido intervinieron el hermano mayor y la alcaldesa, cerrándose el acto con el canto de "Hoy el mundo contempla a María".
La erección y bendición del retablo cerámico se ha sumado a la misa de acción de gracias que la hermandad asuncionista de Cantillana ha celebrado por la subida a los altares de uno de los más insignes asuncionistas cantillaneros del siglo XX. Hijo de Asunción Rivas Martín, mayordoma de la hermandad, cargo equivalente a hermano mayor en la actualidad, conoció en el seno de su familia un amor profundo y sincero a Dios y a la Beatísima Virgen en su Asunción Gloriosa a los cielos, resultando de ello su ordenación sacerdotal en 1901. Es de destacar, tal y como se señaló en la monición de entrada del acto, la acrecentada participación de su familia en la vida de la hermandad asuncionista a lo largo de todo el siglo XX, en tanto que el citado cargo de mayordoma lo ocupó su madre, pasando posteriormente a su hermana, doña Asunción Arias Rivas, y, tras su fallecimiento, a su hija y sobrina del beato, doña Concepción Olavarrieta Arias.
Desde su ordenación sacerdotal el Padre Arias, como era conocido popularmente, fue un activo miembro de la Iglesia, pasando por diferentes destinos y participando activamente en la vida de su hermandad asuncionista. A él, junto a la Junta de Señoras y a otros miembros de la Comisión de festejos, se debe la evolución de la corporación en las primeras décadas del siglo XX, con hechos tan significativos como la colocación del primitivo retablo cerámico de Nuestra Señora de la Asunción en la portada de la parroquia de la que es titular, el primero de este tipo en erigirse en la misma, bendecido por el propio Padre Arias, o la institución, en 1933, del Acto de la Subida a su trono de Ntra. Sra. de la Asunción, germen de la fiesta homónima. A ello se sumó su constante participación en todos los cultos asuncionistas, especialmente en la solemne Novena, en la que predicaba anualmente tal y como demuestran los testimonios orales y la documentación conservada.
Todo ello llevó a que, tras su asesinato el 1 de agosto de 1936, sus hermanos de la Hermandad lo tuvieran por mártir de la fe cuando su beatificación era una entelequia, guardando con celo su ejemplo y memoria tal y como ha recordado el hermano mayor, José Antonio Ortiz Muñoz. Muchos son los ejemplos de esto, como puede seguirse de la dedicatoria que el afamado periodista Manuel Naranjo Ríos le hace en su libro La Asunción de Cantillana, de 1953, del hecho de la conservación de varios objetos personales del beato en la propia corporación a la que llegan por donación de la familia o en la beca anual Padre Arias con la que la corporación colabora desde hace varios años con el Seminario Metropolitano de Sevilla.
Es por todo ello por lo que la Hermandad de la Virgen de la Asunción no podía dejar de festejar el reconocimiento del sacrificio del Padre Arias no solo por la Santa Iglesia, sino también, ahora, por todo el pueblo de Cantillana, que gozoso puede unirse al nuevo beato para aclamar a la Santa Madre de Dios repitiendo la estrofa inicial del himno asuncionista, " ¡Canten los ángeles todos, himnos de gloria y honor, que hoy al empíreo se eleva, la Santa Madre del Redentor!".
Fotos: Hdad.