Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • miércoles, 7 de mayo de 2025
  • faltan 326 días para el Domingo de Ramos

Opinión. Nuestro patrimonio. Diputado de Cruces


Cada vez que en una Semana Santa hay problemas con la lluvia, lo que en las últimas ha sido en todas, la palabra “patrimonio” toma especial relevancia, principalmente en boca de cofrades “conservacionistas” que, para defender posturas que quizás puedan parecer excesivamente prudentes, la sacan a relucir en el contexto del “patrimonio que hemos recibido de nuestros padres y debemos conservar para nuestros hijos”. Como creo que este año no ha habido ninguna duda acerca de la imposibilidad de salir el Viernes Santo, me parece que es un buen momento para hablar del “patrimonio”.

Lo malo de este asunto es que estemos pensando sólo en el aspecto material. Porque mientras que un manto, un palio o un paso e, incluso y perdónenme el atrevimiento, una imagen, son objetos recuperables (o cambiables), como demuestra la ya larga historia de las hermandades, la devoción y las vivencias personales de una estación de penitencia son momentos imposibles de volver a experimentar porque cada una de ellas es única, diferente e irrepetible. Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que haya que salir en cualquier circunstancia. Por supuesto que hay que proteger y engrandecer el patrimonio material de nuestras hermandades, eso sí, sin dejar que una excesiva prudencia (o el CECOP, que también anda por ahí) nos bloquee porque resulta muy duro quedarse en casa y que las hermandades que te preceden o que van por detrás tuya salgan y no caiga una gota en todas las horas que hubieras estado en la calle.

Pero es que, además, está el patrimonio humano de los nazarenos, a los que hay que cuidar y mucho, evitándoles la lluvia y las situaciones de peligro potencial que pueden producirse en esos momentos. Lo que resulta paradójico es que nos llenemos la boca diciendo que hay que cuidar nuestros pasos, mantos y demás y, en consecuencia, que a la menor amenaza de lluvia hay que quedarse en casa y lo justifiquemos, además, hablando de proteger a los nazarenos y, a la vez, despreciemos sin ningún pudor este patrimonio humano, manteniendo nuestras cofradías innecesariamente en la calle más tiempo del estrictamente preciso para cumplir con la estación de penitencia, es decir, ir a la Catedral y volver al templo sede por el camino más corto posible y entreteniéndose lo justo para hacer las cosas bien y con dignidad, olvidándonos del cansancio de los nazarenos a los que, en algunos casos, les hacemos parar una y otra vez y otra y otra, en busca de un lucimiento desmesurado. ¿Qué me dicen de esos tramos a los que se les hace recorrer los últimos cincuenta metros en más de una hora? ¿O de esas vueltecitas con la puerta de la iglesia a la vista?

Sin embargo, hay un patrimonio, en mi opinión más importante, que estamos descuidando mucho, por dejadez, por timidez y, quizás, por algo de miedo, que sí hemos recibido de nuestros mayores y que no sabemos en qué condiciones vamos a pasar a nuestros hijos. Me refiero a la propia Semana Santa, lo que es y ha sido y lo que significa, tanto social como cultural, histórica y, por descontado, religiosamente. Y es que vivimos unos tiempos en los que ciertos poderes fácticos (mediáticos, sociales y políticos), con mucha influencia hoy en día en nuestro país, están atacando sin ningún tipo de pudor a todo lo que tiene que ver con la religión católica (a otras religiones las dejan tranquilas, cuando no las defienden a ultranza). Y con la Semana Santa pasa algo muy curioso. Como hay muchos intereses, principalmente económicos, por los que no convendría a esos poderes que desapareciera, están intentando por todos los medios quitarle todo lo que tiene de fiesta religiosa, es decir, su esencia y su razón histórica, para dejarla sólo en una celebración civil y folklórica (que también, repito, también, lo es, pero no sólo eso). Sin embargo, ante esta situación, los cofrades permanecemos, sorprendentemente, callados, casi indolentes. Creo que algunos ejemplos ilustrarán mejor lo que estoy intentando expresar, pero quedan para una próxima ocasión…

diputadocruces@yahoo.es

 

Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; sin embargo, pueden dirigirse a ellos directamente usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.









Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.