Sevilla Información. Exposición Metropol Parasol: primeras imágenes arqueológicas
Sevilla Información. Como ya adelant´´o este portal, hasta el día 30 pueden visitar la exposición “Metropol Parasol: primeras imágenes arqueológocas”, que se está desarrollando en el Patio de los Naranjos de la parroquia del Salvador.
Aunque hay que verla para tener una visión más amplia, para aquellos que no puedan hacerlo vamos a mostrarle aquí parte de este legado arqueológico y, en el futuro (el año 2007 según las autoridades municipales) se podrá contemplar en la propia Encarnación.
En los terrenos del Mercado de la Encarnación se han realizado trabajos de conservación, sobre todo de mosaicos y pinturas murales; trabajos de consolidación y extracción de muros para su reposición y trabajos de investigación con un minucioso análisis de las piezas. Igualmente se ha recibido la visita de investigadores de todo el mundo, interesados por conocer los secretos de los 1400 m2 de superficie.
Los pavimentos de mosaicos descubiertos requieren un minucioso tratamiento de conservación que comporta su limpieza, extracción y colocación en una nueva cama de preparación para su posterior reintegración.
Cada uno de ellos es dividido en piezas para facilitar su manipulación, engrasándose la superficie con resinas sintéticas para evitar la pérdida de teselas a lo largo del proceso.
Mosaicos: 50 unidades fechadas entre los siglos I y V d. C.
Pinturas: siglo I d. C., diseño con caserones y elementos vegetales
Edificios: siglos IV al VI
Factoría de Salazones (siglo I d.C.)
La primera escultura
Muchos de los restos encontrados se corresponden al siglo I d. C., cuando Roma era gobernada por el Emperador Augusto. La urbe encontrada en la Encarnación estaba situada junto a la muralla norte, pero alejada de los espacios públicos de la ciudad.
La aparición de inscripciones y monumentos, hacen pensar que había una gran necrópolis extramuros, al tratarse de restos funerarios. El hallazgo de la escultura de un anciano con barba, sigue el modelo de Crisipo (s. III a. C.), representando a un hombre culto, tallado posteriormente al siglo II d. C.
Es de carácter realista, realizado en mármol y datable en la primera mitad del siglo III d. C. También es quizás uno de los primeros retratos de la Bética.
Epigrafía. De Roma a Spalis pasando por el Islam
Se han encontrado muestras de epigrafía latina, datadas hacia el siglo VI d. C. En una placa de mármol que debió estar empotrada en la pared, haciendo referencia a la restauración de un edificio de culto cristiano (Iglesia)
La epigrafía árabe se reproduce en productos cerámicos relacionados con el agua, como una tinaja almohade (s. XII-XIII) tapada por un cuenco con el término “al-ma” (El Agua) que podría tener reminiscencias de ritual de fecundidad, típicos de la sociedad bereber.
Hágase la luz
También se ha localizado un taller de lucernas (lamparilla de barro cocido), destacando el horno y unas 500 piezas, fraccionadas o completas. Se estima que fueron realizadas entre los años 40 – 70 d. C. Y llevan motivos decorativos, geométricos o florales, incluso con multitud de representaciones de la sociedad de aquel tiempo, así como dioses y héroes.
Mesas de Altares
Se han encontrado fragmentos de cuatro mesas de altares paleocristianos con decoración polilobulada o en forma de plato, modelos llegados desde el mediterráneo oriental entre los siglos IV y VI d.C.
Las cavidades de las mismas podrían haber estado destinadas para la colocación de ofrendas funerarias o par a los panes destinados a la comunión de los fieles. El mármol con las que fueron elaborados proceden de Paros (Grecia)
Ánforas
El conjunto de ánforas descubiertas, es sea uno de los más importantes de la Península Ibérica por su número, procedencia y cronología, situando el puerto de Hispalis como un entorno comercial privilegiado con relaciones con Grecia o Siria.
Pero dentro de estos descubrimientos hay un ánfora tardorromana que sobresale sobre los demás, no sólo ya por estar rota de forma específica, sino por su colocación horizontal, que hacia sospechar lo que al final se convirtió en realidad: era un enterramiento humano.
El enterramiento corresponde a un recién nacido, fallecido a finales del siglo V y siguiendo la costumbre mediterránea (ad enchytrismos) de enterrar a los niños que aún no habían desarrollado los dientes.
Fotos: Francisco Santiago