Provincia. Triunfal procesión de Nuestra Señora de las Angustias de Alcalá de Guadaíra tras el Encuentro Nacional de Cofradías y Hermandades Franciscanas
Manuel Pinto Montero. Intenso fin de semana el que ha vivido la Hermandad del Perdón de Alcalá de Guadaíra como anfitriona del II Encuentro Nacional de Cofradías y Hermandades Franciscanas y Seráficas que se ha celebrado en la localidad panadera con un amplio programa de actos y conferencias con espíritu franciscano.
El Convento de Santa Clara o la sede del Consejo de Hermandades han servido de escenario para distintos encuentros y Eucaristías. En este Templo, del centro de la localidad, ha permanecido, durante una semana, la dolorosa de la Hermandad, Nuestra Señora de las Angustias, que ha presidido el Altar Mayor del Convento después de trece años. A las puertas del Convento de Hermanas Clarisas estaba prevista la Misa de cierre del Encuentro presidida por la bendita imagen de Nuestra Señora de las Angustias pero las condiciones meteorológicas no permitieron la Eucaristía en el exterior y tuvo que llevarse a cabo en el cercano Templo Parroquial de Santiago el Mayor, que cobijó por unas horas a la Santísima Virgen de las Angustias.
También tuvo que modificarse la hora de la gloriosa procesión de Clausura, prevista al finalizar la Eucaristía de la mañana del domingo y que tuvo que celebrarse al caer la tarde del histórico domingo 30 de noviembre. Faltaban unos minutos para las seis de la tarde cuando las puertas de Santiago se abrieron y comenzaba un glorioso y extraordinario traslado que nos dejaría estampas para el recuerdo. A las seis en punto, cuando las campanas de Santiago repicaban, Nuestra Señora de las Angustias atravesaba el dintel del Templo y comenzaba su triunfal paseo de regreso a casa donde la esperaba el barrio que la acoge y le pide desde hace treinta y ocho años.
Las últimas luces del día esperaron a marcharse para contemplar esa estampa única en su transitar por la Plaza del Derribo mientras la acompañaban los sones de la Banda de Música de Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor que la acompaña cada Martes Santo. Caía la tarde y se adentraba por la calle Alcalá y Orti donde la esperaban sus hijas clarisas que se despedían de ella después de una semana de convivir junto a los antiguos muros del Convento que tanto saben de los inicios de esta Hermandad Franciscana. Con mimo sus costaleros la pasearon por el centro de la localidad cuando los fieles se arremolinaban alrededor del paso. Los primeros pétalos cayeron sobre la Santísima Virgen a la altura de la Plaza del Cabildo mientras los vivas y ovaciones se escuchaban de los balcones.
Nuestra Señora de las Angustias, obra de Augusto Morilla Delgado del año 1987, procesionó en su paso con distintos enseres que embellecieron este histórico regreso. Para esta magna ocasión la Virgen de las Angustias lució su saya granate bordada y manto azul bordado, cedido por la Hermandad de Jesús de la ciudad panadera. Sobre sus sienes la corona de plata sobredorada que sus hijos le regalaron hace unos años. En su pecho lució puñal y broche con su nombre, así como una hermosa cruz pectoral. En su mano derecha sostuvo un pañuelo, mientras que en la izquierda portó el rosario.
El paso se completó con los respiraderos, cedidos por la Hermandad sevillana de Las Aguas, así como por los candelabros de cola de la Hermandad de Jesús y los candelabros delanteros por la Hermandad de San Mateo, ambas de Alcalá de Guadaíra. Varias piezas de candelería iluminaban a la Santísima Virgen junto a varias velas rizadas que embellecían la estampa. El paso estuvo exornado con gran variedad de flores donde destacaban las rosas de tonalidad amarilla y los claveles rosas.
Ya había caído la noche cuando atravesó la calle La Plata buscando la Plaza del Paraíso donde abandonaba el centro de la localidad y buscaba las calles de su barrio subiendo Telmo Maqueda y Barrio Obrero que cada año la esperan en la tarde del Martes Santo. Sobre las ocho de la tarde llegaba a la Calle Cristóbal Colón que la esperaba engalanada y donde volvió a caer pétalos sobre su paso mientras los vítores y vivas volvían a escucharse. El frío se hacía presente al cruzar la calle Marchena y Lebrija cuando su barrio la esperaba para arroparla en esta noche. La calle Los Palacios se engalanó de nuevo para su Virgen que podía sentir el cariño de sus vecinos.
Los costaleros no querían que estos momentos terminaran y con maestría la llevaban por la calle Ramón J. Sender donde el campanario de la Inmaculada parecía elevarse para contemplar una estampa histórica que nos regalaba en esta noche de otoño. De nuevo su calle Gracia Sáenz de Tejada, la primera que pisa cuando sale del Templo, se reencontraba con la Santísima Virgen de las Angustias que regresaba a su casa al filo de las diez de la noche.
Fueron cuatro horas de gloria y júbilo que nos ha regalado este Encuentro donde la Hermandad ha vuelto a manifestar sus raíces franciscanas y su amor a Santa Clara que tan presente la tiene. Esperemos que sean grandes los frutos de este Encuentro donde Alcalá de Guadaíra, y en más en concreto su Hermandad del Perdón, ha mostrado su amor a María, que en la Inmaculada lleva el nombre de Angustias.
Fotos: Manuel Pinto Montero.
