La Supervivencia de la Semana Santa. Javier Ramos Sáez.
Puede ser un tema que suscite confusión, temor, rabia y opacidad, pero es un asunto que está siempre candente. Imaginarnos qué será de la fiesta religiosa por antonomasia del mundo: la Semana Santa sevillana, dentro de algunos años, nos da cierta sensación de inseguridad al pensar que la Semana Santa, un rito sagrado de cinco siglos, algún día tuviera fecha de caducidad.
Esta es una cuestión a cara o cruz tratándose siempre de hipótesis que no son fidedignas ya que no poseemos la facultad de adelantarnos a los hechos, pero sí que podemos intuirlos gracias al factor de la ley de causalidad y de la causa-efecto: si aprendemos a ver el presente podremos adivinar el futuro.
Sabemos que el mundo moderno occidental, y más exactamente el pensamiento hispano, tiende a dirigirse hacia el pensamiento de izquierdas de una forma progresiva y sin vuelta atrás (en este momento), es el caso de Venezuela, Bolivia, España o Cuba.
Estamos en una fase vital en el que sentimos recelo hacia lo conservador, como algo ya superado. Omitimos cualquier parecido a lo antiguo y buscamos siempre la renovación y la modernidad sin mirar hacia atrás. Se nos impone hoy en día, mediante los mecanismos de la propaganda liberal, que ser progresista es “estar en la moda” y que todo lo que tenga que ver sobre el dominio de uno mismo y sobre la aceptación de uno mismo está fuera del canon establecido.
Todos sabemos que ir hacia la izquierda es ir hacia el laicismo y en consecuencia significa deshacernos de todos los iconos religiosos y reciclarlos por otros que sean de índole pagano. A la historia me remito.
Marx dijo en una frase célebre que “la religión es el opio del pueblo”, es decir, que la religión adormece al pueblo. Esta es la síntesis de un pensador que fue icono del pensamiento de izquierdas. Claro está que sólo tiene una visión parcial y categorial de la realidad subyacente.
Ser un hombre actual y radical es no desdeñar lo pasado, es estar en sintonía con lo pretérito, con lo actual y con el futuro.
La supervivencia de los modos que pensar y sentir cristianos, y en definitiva hablamos de la supervivencia de la Semana Santa , pasa por actualizar dichos modos, no cambiándolos sino poniéndolos de moda tal como se insta en el lado progresista.
Puede ser que la religión esté en decadencia pero no en plena decadencia, como consecuencia la Semana Santa tiene menos aceptación y menos consolidación. Tiene menos cobertura de información y de extensión.
No digo que la Semana Santa vaya a desaparecer, porque ante todo antes que un rito religioso es un sentir propio de la ciudad que guarda entre sus entrañas la Semana Mayor misma, y Sevilla sin su Eterna Semana no sería Sevilla misma, y a la historia me remito.
Foto: J. A. de la Bandera