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Opinión. Mi postura parcial respecto a las Elecciones en la Divina Pastora y Santa Marina. Francisco Santiago


 No soy hombre de tirar piedras y esconder la mano, para eso ya están muchos otros cofrades (incluso de juntas de gobierno) que practican el arte de la puñalada por la espalda en nombre de Jesús y su bendita Madre, eso sí, incumpliendo uno de los principales mandamientos: No tomarás el nombre de Dios en vano.

Se me acusa de partidista (“parcial” según un conocido del Foro) a la hora de hablar de las elecciones en la Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina y claro que lo soy, pero por motivos que, para una persona educada en la fe cristiana y en el mundo de las corporaciones religiosas como es mi caso, son totalmente válidos.

A mí, personalmente, que se entreguen documentos en el plazo previsto o no, que se pertenezca a otra junta de gobierno o no..., son temas que podrían tener carácter meramente anecdótico, con las limitaciones que aportan las reglas de las hermandades. Pero hay una cosa que sí que la veo más que importante, incluso diría que de vital importancia...

Si un candidato a hermano mayor hace ya tres años que no acude a los cabildos, ni generales ni extraordinarios, ni va a los cultos internos de Reglas (Triduos, Funciones, etc) ni participa de ninguna forma en los cultos externos (Rosarios, salida procesional), ¿qué ejemplo es como Hermano Mayor para una Hermandad y la comunidad en ella integrada?

Si los hermanos de la Pastora seguimos su ejemplo y dejamos de ir a los cultos o actos sociales de la Corporación, ¿no estamos condenando a la Hermandad a su extinción inminente? Igualmente miembros de su candidatura están actuando con alevosía contra la actual junta, donde incluso le han llegado a realizar amenazas personales, cosa que ya roza el tercermundismo y el ridículo diario.

Yo siempre he creído en la labor de la Iglesia (con mayúscula) y en su mediación en los conflictos internos de las hermandades y sus iglesias (en minúscula). Pero este es un caso que sólo tiene un camino, el camino recto que intentamos seguir al menos una parte de los que estamos comprometidos con las hermandades y cofradías de Sevilla.

El Palacio Arzobispal ha permitido que una persona que no ha asistido a un solo acto de su Hermandad en tres años, se pueda presentar a Hermano Mayor, con lo cual me pregunto: ¿lo próximo que será? ¿Reclutar a escépticos para dar clases de catequesis? ¿Hacer un concurso de pintada de fachadas de templos? ¿Convocar a estudiantes de primaria para que den cursillos prematrimoniales a parejas?

A mí que me fallen personas dentro de una asociación de fieles no me afecta, e incluso diría que es algo habitual a lo que nos tienen acostumbrados, pero si la Iglesia (de nuevo con mayúsculas) permite lo anteriormente expuesto, se habrá caído uno de los grandes pilares que me mantenían por encima de las personas: la fe y el respeto en las Normas cívicas de la  Iglesia, nuestra Iglesia a la que pertenecen las Hermandades.

Y que conste que a mí concretamente, Ramón de la Campa me parece una magnífica persona que encierra en sí muchos valores personales, como demuestra y ha demostrado en otras hermandades. Pero como hermano mayor, al menos de la Pastora y Santa Marina, lo siento pero no lo quiero por respeto a mi Titular.









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