Arte Sacro
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Provincia. Señor de Marchena. Isidro González


 Al filo de las cuatro de la tarde del 29 de septiembre, aparecía ante la multitud de fieles y devotos por el dintel de la Parroquia de San Miguel la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Se iniciaba así la procesión extraordinaria programada para esta jornada, en la que el Señor lucía espléndido en su paso procesional -exornado con rosas rojas, lirios morados y blancos y cardos-. Vestía la riquísima túnica de color granate bordada en oro por Pascual Esparragosa (siglo XIX), y portaba su habitual cruz de carey y plata y las potencias y corona de espinas de oro, que tanta personalidad y simbolismo imprimen al venerado icono del Nazareno marchenero.

 Este traslado procesional vespertino se desarrolló sin acompañamiento musical ni cortejo de hermanos, excepto la Cruz de Guía con cuatro faroles, el Estandarte de la Hermandad acompañado por cuatro varas y la presidencia. Tras el paso, que iba portado por las tres cuadrillas de costaleros de la Hermandad, seguían a Jesús un gran número de devotos, mujeres en su mayoría, entonando cantos religiosos y penitenciales, y dando vivas a Jesús Nazareno.

Tras recorrer entre emociones y silencios, solo roto por las vivas, las calles de los barrios de San Miguel y Madre de Dios engalanados para la ocasión, el cortejo llegó al solar donde se construirá la futura parroquia –la cuarta con que contará la localidad-. Allí se había instalado un amplio estrado al que ascendió entre aplausos de la multitud el paso por una rampa. El altar presentaba un hermoso exorno, destacando el magnífico dosel antiguo bordado perteneciente a la Parroquia Matriz de San Juan Bautista, respiraderos y candelabros con guardabrisas y flores rojas y blancas. Figuraban asimismo los estandartes de las restantes Hermandades de la localidad y otras invitadas, como la de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Carmona.

 Una vez colocado el paso del Señor en el centro del altar, tuvo lugar un Pleno Municipal en el que, por parte de la Corporación Municipal que había acudido baja mazas, se concedió la Medalla de Oro de la Villa a la venerada y antigua imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, santo y seña de la devoción religiosa y de la Semana Santa marchenera. La Medalla no se le prendió a la efigie, sino que se depositaría en un relicario que ex profeso figuraba en la delantera de la canastilla.

Posteriormente tendría lugar el Solemne Pontifical, presidido por el Sr. Cardenal y concelebrado con el Vicario de Zona y los Párrocos de la localidad, al que asistían un gran número de fieles marcheneros. En el transcurso del mismo se colocaría la primera piedra del nuevo templo parroquial, y luego, bien entrada la noche, vendría la procesión triunfal de vuelta de Nuestro Padre Jesús a su parroquia de San Miguel, con el acompañamiento de la banda de cornetas y tambores de la Centuria Romana de la Hermandad, que estrenaba uniforme para una ocasión tan memorable como esta en la Villa de Marchena, cuya primera parte hemos intentado reseñar sucinta y apresuradamente.

Fotos: Isidro González










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