El Santo de hoy. San Juan Nepomuceno.
Etimológicamente significa “Dios es misericordia”. Viene de la lengua hebrea.
Vino al mundo este joven en Bohemia, República checa en la actualidad, en marzo de 1811 y murió en Filadelfia en el 186.
Al se de madre checa y de padre bávaro tuvo la inmensa suerte de aprender francés, inglés, italiano español, y gaélico.
Su única intención era tener una digna preparación para predicar el Evangelio de Dios a todos los inmigrantes que llegasen de Europa a Estados Unidos.
A pesar de las dificultades de su familia e incluso de su obispo, se marchó a Nueva York para entrar en los Redentoristas.
Pasado unos años, le nombraron obispo de Filadelfia. Desde esta sede no paraba de hacer viajes y visitas a otras ciudades americanas de relevancia para ver a los inmigrantes europeos y entenderse con ellos en su propia lengua.
Todo el tiempo que tenía libre – si es que lo tenía – lo dedicaba a animar a los demás.
Tuvo la osadía de enfrentarse con una concepción de la parroquia, ampliando su actividad a escuelas anejas. Se vieron pronto llenas por la educación y el nivel cultural que tenían los chicos y las chicas. Eran la admiración de las autoridades y de los padres que confiaban plenamente a sus hijos a estas escuelas.
Cuando hizo su visita al Papa (cada cinco años) en 1854 tuvo lugar la definición del dogma de la Inmaculada Concepción. El ya comentaba que los obispos americanos habían elegido como patrona de América a la Inmaculada.
Escribía artículos para la prensa y dos catecismos. No cesaba de trabajar en las cosas más variadas que uno se pueda imaginar. Por eso, agotado, murió en 1860.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!