Puerta de Palos. Don Otto Doble o nada. El Fiscal. Diario de Sevilla.

Una sobre el I.G.B.

Recibir una medalla en Sevilla es una oportunidad para controlar el I.G.B. (Índice de Gatos en la Barriga) del personal que conforma el entorno del distinguido. Que se lo cuenten esta semana a Joaquín Moeckel, que ha tenido una prueba palmaria del verdadero who is who en Sevilla. No el de los pies de foto, las negritas o las instantáneas del colorín, sino el de verdad, el de los que se alegraron de corazón o el de los que cogieron una indigestión de magdalenas al desayunarse con el espaldarazo del Papa Benedicto XVI a un cofrade que hasta ahora algunos tachaban de poco ortodoxo, por decirlo finamente. Cuando Burgos solicitó el 21 de diciembre la distinción eclesiástica para el abogado sevillano ya hubo quienes sintieron escozor. Téngase en cuenta que entre la pléyade de pelotas palaciegos y entre el colectivo de hermanos mayores con cara de catequistas apagados -de esos que sólo se leen las primeras líneas de las encíclicas para reproducirlas en el artículo trimestral del boletín- nunca se han visto con buenos ojos las numerosas acciones del letrado en favor de las causas de la Iglesia de Sevilla. Poco más o menos, resultaba que Moeckel era todo lo contrario a un hombre de Iglesia. Y resulta que Su Eminencia, poco dado a dejarse llevar por los prejuicios, le ha dicho al Papa que al intrépido del Arenal hay que blindarlo y elevarle la cláusula de rescisión. Si se topan con él estos días por sus dominios del Arenal, pregúntenle quién es el que aún no le ha felicitado todavía como consecuencia, según dicen, de una subida repentina del I.G.B. Ojú.

Para leer al completo la Puerta de Palos, pulsar aquí