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El Papa pide al mundo que encuentre a Dios.


Philip Pullella y Crispian Balmer/(Reuters). El Papa Benedicto XVI entronizado el domingo como líder de la Iglesia Católica en una fastuosa ceremonia pidió a la humanidad que volviera a Dios y transformara un mundo que calificó de desierto de dolor y pobreza.

Tres semanas después de la muerte de Juan Pablo II peregrinos y presidentes llenaron una vez más la superficie de adoquines de la plaza de San Pedro para el solemne servicio que convirtió a Joseph Ratzinger en el cabeza de los 1.100 millones de católicos.

Ataviado con relucientes vestimentas doradas Benedicto XVI dijo a una multitud estimada en 350.000 personas que era un "débil servidor de Dios" y pidió a los fieles que le ayuden en la "colosal tarea que verdaderamente supera la capacidad humana".

Los aplausos se escucharon en la plaza mientras los peregrinos hacían ondear las banderas interrumpiendo un sermón enérgico en más de 40 ocasiones y coreando "Benedicto Benedicto" al final del discurso.

"Mi programa auténtico de gobierno no es hacer mi propia voluntad seguir mis propias ideas sino escuchar junto con toda la Iglesia al mundo y la voluntad del Señor " dijo el Papa.

Al final de una misa que duró dos horas y media el Papa fue conducido en un vehículo todo terreno blanco y con el techo descubierto desde el que sonrió y saludó a la multitud de peregrinos que lo aclamaban.

Las campanas de San Pedro que señalaron el momento de la elección del Pontífice el pasado martes doblaron una vez más y la música de órgano reverberó en todo el Vaticano.

"Me gustó mucho su homilía. Recuperó las palabras del anterior Papa. Este debería ser un papado de continuidad" dijo Silvio Viccierhai italiano de 50 años.

UN PAPA ANCIANO

A los 78 años el Papa más anciano de los últimos tres siglos es considerado baluarte de las tendencias conservadoras de la Iglesia una reputación que se ha fraguado durante sus años como supervisor doctrinal del Vaticano.

En su primer sermón oficial como Papa número 265 de la Iglesia Benedicto XVI mencionó a su predecesor Juan Pablo II y prometió continuar con su voluntad de aunar a las religiones.

Sin embargo el principal punto de su sermón pronunciado enteramente en italiano fue sobre lo que calificó de mundo de alienación sufrimiento y muerte que dijo se había convertido en un terreno carente de espiritualidad.

Frente a tales enemigos dijo que su Iglesia estaba aún muy viva joven y con posibilidad de crecer.

"Hay muchos tipos de desierto. Está el de la pobreza el hambre y la sed el desierto del abandono de la soledad del amor destruido" dijo el Papa.

"Está el desierto de la oscuridad de Dios el vacío de las almas que ya no son conscientes de su dignidad o del objetivo de la vida humana. Los desiertos externos del mundo están creciendo porque los internos se han vuelto demasiado grandes" añadió.

"Por tanto los tesoros de la Tierra ya no sirven para construir el jardín de Dios en el que todos vivamos sino que sirven a los poderes de la explotación y destrucción" añadió.

LA AGENDA DE DIOS NO LA SUYA

"Mis queridos amigos en este momento sólo puedo decir: rezad por mi para que pueda aprender a amar al Señor más y más" dijo.

Antes de comenzar el servicio donde recibió los símbolos de la autoridad papal - el anillo del Pescador y el palio - el Papa alemán visitó la tumba de San Pedro el primer pontífice de la Iglesia que está sepultado en la cripta de la gran basílica.

La seguridad fue hoy otra de las protagonistas como lo fue para el funeral de Juan Pablo II. Roma cerró su espacio aéreo bloqueó carreteras y desplegó misiles y un avión de la OTAN.

En esta ocasión se congregaron menos líderes mundiales que para el funeral por el anterior pontífice. El canciller Gerhard Schroeder y el presidente Horst Koehler encabezaron la delegación alemana. Por Estados Unidos acudió el gobernador de Florida el católico Jeb Bush hermano del presidente estadounidense.

También asistieron el rey Juan Carlos y el arzobispo de Canterbury Rowan Williams director espiritual de los anglicanos.









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