Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo Ordinario
  • lunes, 17 de junio de 2024
  • faltan 300 días para el Domingo de Ramos

Morante, ora pro nobis. Álvaro Pastor Torres. (Crónica y fotos de la 13ª de abono)


 Al despenar Enrique Ponce el segundo de la tarde bajaron del monte Parnaso las musas y me soplaron al oído el título de un nuevo tratado de tauromaquia: Uso y abuso del pico… la regañá y el bollo blanco. Si lo primero se practica en demasía el resultado es que el público termina “enritándose” más de la cuenta, porque descubre el pastel, y no es plan de agriar el carácter estos días de feria. En cambio, el consumo abusivo del resto sólo tiene efectos sobre la báscula. 

Durante la lidia del tercero iba enhebrando los distintos capítulos del futuro libro: de las medidas de los engaños; de capotes como carpas del circo Price; de por qué un torero no entra en Sevilla en dos décadas; del toreo hacia dentro, etc., y de pronto empezó el run-run en la plaza. Morante estaba inventándose una faena frente a un astado a contra estilo. Fue la música callada del toreo, porque al hijo de Tejera no le dio la gana de tocar. Los únicos acordes de viento fueron los de los clarines para dar aviso que el tiempo se había cumplido. Como no lo mató dio una sentida y fuerte vuelta a un ruedo que se cuajó de flores, puros y sombreros.

 

 Con su segundo, una raspa que derrotaba dos cuartas antes de llegar a las tablas del burladero, el de la Puebla sólo se pudo estirar en un quite. La mayor ovación se la llevó una voz popular –bueno, no tanto porque salió de la sombra- que definió bien el espectáculo: “esto es una novillada grande”.

 

El trasteo de Morante no tapa el petardo –y van ya unos cuantos- de los toros “artistas” de Juan Pedro: animalitos descastados, parados, flojos, sin recorrido, vacíos de toda bravura y emoción, vamos, el compendio de los males modernos en versión original y sin subtítulos porque se entiende todo. Si esto es el sustento sanguíneo de gran parte de la cabaña brava, que paren el tren que nos bajamos ya.

 

 

 El toricantano Nazaré, de blanco y oro como manda la tradición, esbozó unas buenas verónicas al torito frustrado de la alternativa, que volvió a los corrales tras lastimarse una mano. Seguro que los mamporreros, agradaores y palmeros del encaste dirán que éste que se estropeó era el bueno; o los cuatro que echaron para atrás en el reconocimiento por “falta de remate”. El sobrero, un poco menos mal presentado que el titular, no dio opciones al chaval de Dos Hermanas. Tampoco el sexto, un mulo que salió del peto pidiendo la muerte. Por una vez, y sin que sirva de precedente, me meto a adivino: seguro que Nazaré no va a pedir para la feria del año que viene la de Juan Pedro.

Publicado en El Mundo de Andalucía, Edición Sevilla Miércoles, 29-IV-2009

Fotos: Álvaro Pastor Torres.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.