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De besamanos a tentempié. Diario de Sevilla.


Diario de Sevilla. Fray Ricardo no pudo tener mejor estreno como nuevo superior del convento de los Capuchinos de Sevilla, ciudad en la que pregonó muchos años a la Esperanza de Triana y a la Macarena. En su primer día como nuevo líder espiritual de esta comunidad, a este fraile cordobés le cupo el honor de asistir a la entrega de la medalla de la ciudad a la Divina Pastora por parte del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín.

El fraile comparó al alcalde con Fray Isidoro de Sevilla y el alcalde recordó estampas familiares, vecinales que le unen a esta parte de la ciudad, "un poco extramuros". El nuevo superior de los Capuchinos, en contra de la tradición, no luce la barba de los frailes que presiden las vidrieras o que adorna el rostro de Fray Balbino, que ha vuelto después de cincuenta años en la República Dominicana. Pero mantiene intacta la eficacia verbal. "Sevilla tiene una magia única para unir lo humano y lo divino".

Traduciendo al fraile capuchino, Sevilla tiene una magia única para unir el besamanos con el tentempié, como demostraron los anfitriones de la Divina Pastora. El hermano mayor, Raúl Rodríguez Tovar, inició su intervención con un arranque proustiano. La iglesia estaba a rebosar. Qué envidia sentiría más de un sacerdote de los que ocupaban los asientos.

Fray Ricardo le presentó al alcalde a Fray Balbino. Un cartel anunciaba que por tan solemne ocasión se suspendían las misas de ocho y de nueve. "Yo no me quedo sin oír misa el día de la Virgen", decía una señora a la que remitían a la iglesia de San Julián. No sabía que allí volvería a encontrarse más tarde al alcalde de Sevilla para renovar el voto que desde 1649, cuando la Virgen de la Hiniesta intercedió para mitigar los efectos de la peste negra, une al Ayuntamiento a perpetuidad con esta hermandad, de la que el alcalde es desde entonces hermano mayor honorario.

El edil recibió ayer un baño de marianismo en "la más leal y mariana de todas las ovejas del rebaño", como dijo de Sevilla el hermano mayor de la Divina Pastora, en un símil que a alguno le recordaría la imagen de El ángel exterminador de Buñuel. El alcalde, en su intervención de extramuros, destacó la capacidad de la ciudad de "guardar con cariño, con discreción, sin armar jaleo, este legado de generación en generación".

De Buñuel la cosa pasó a Pasolini cuando la comitiva cruzó la muralla, de extramuros a intramuros, de la Ronda que lleva el nombre de esa comunidad religiosa a la iglesia de San Julián, con los vecinos encantados y el barrio engalanado. En la puerta, con el estandarte, esperaba a los visitantes Milagros Ciudad, secretaria de la hermandad de la Hiniesta. Sería ella la que después abriría el libro de Reglas que en la renovación del voto fueron besando los miembros de la corporación que representaban a todos los grupos menos Izquierda Unida. También a ellos debió referirse el párroco de San Julián cuando dijo que "amigo es el alcalde y amigos son todos los concejales". En su segunda intervención sacra de la tarde, el alcalde de Sevilla, hermano mayor honorario, se dirigió en primera persona a la Virgen que vivió avatares paleomedievales y que terminó siendo descubierta por un caballero catalán. Circunstancia que la convirtió en imagen dilecta de Jordi Pujol. "Te rogamos que continúes abogando por tu pueblo", dijo el alcalde después de la lectura de San Mateo, "especialmente este año para que las lluvias retornen este otoño a Sevilla".

A su entrada, recibido por el hermano mayor Adolfo Arenas, sonaron el himno de Andalucía y el nacional, interpretados por la Banda Municipal que dirige Francisco Javier Gutiérrez. A continuación interpretó la versión espurea de Estrella Sublime –el propio Gutiérrez ha estudiado las deformaciones que ha sufrido el libreto original de Farfán, convertido en su subproducto más falso que las facturas del distrito Macarena– y la marcha Hiniesta Coronada, de José Albero Francés, su predecesor al frente de la Banda Municipal.

En la Divina Pastora, el alcalde terminó su intervención con la contraseña Paz y Bien. En San Julián optó por "Que así sea", versión secularizada del Amén de toda la vida. El alcalde, rescatando el aggiornamento de Cristianos para el Socialismo, recordó que está con los Capuchinos "del lado de los más pobres, de los más necesitados". Y últimamente ha encontrado una inusitada vocación de misionero de la Ceca a la Meca.

"El alcalde no se puede escapar de lo que Sevilla es", dijo Fray Ricardo. A fe que no se escapó. A su modo es un Pastor que iba para Pasteur. Así fue. Así sea.










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