El arzobispo hace un llamamiento a la responsabilidad de los Católicos ante la crisis
En ese documento, recuerda mons. Asenjo, se afirmaba que la razón última de la crisis era “el desvanecimiento de los valores morales, la falta de honradez, la codicia de muchos y la carencia de control de las estructuras financieras, fruto de la globalización de la economía. Las primeras víctimas –añade la declaración episcopal- son las familias, sobre todo las numerosas, los jóvenes, los pequeños y medianos empresarios, los agricultores y ganaderos, que viven en una angustiosa situación económica, y los emigrantes, que en los años pasados han contribuido a nuestro bienestar y a los que ahora no podemos abandonar”. El documento denuncia la escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas, “cuyas consecuencias sufrirán especialmente las futuras generaciones”, subraya el arzobispo.
Llamamiento al compromiso público de los creyentes
Tras hacer hincapié en que “no hay verdadero desarrollo sin Dios”, el prelado sevillano alude a la encíclica Caritas in Veritate para afirmar que “el desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y políticos que vivan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común”. En la misma línea, mons. Asenjo señala que “el sufrimiento de nuestros hermanos debe tocar nuestro corazón de creyentes e impulsarnos a dar una respuesta inmediata a tanto dolor, poniéndonos de su parte y en su lugar. Más concretamente, hace un llamamiento al compromiso público de los creyentes, y sostiene que “aquellos cristianos que tienen responsabilidades en la vida política o económica están obligados a impulsar un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos a favor de un trabajo digno, que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer”. En este apartado tiene un recuerdo especial para los emigrantes, “cuyos derechos no se pueden recortar, pues afectan decisivamente a su dignidad como personas”.
Destaca "la dimensión samaritana de la Iglesia"
Postula “una verdadera conversión del corazón” para acometer cambios sociales significativos, y propone el magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia como impulsor de “un verdadero desarrollo integral”. En esta línea destaca el trabajo que llevan a cabo instituciones como Cáritas, Manos Unidas, las parroquias, los religiosos y las Hermandades y Cofradías, “como expresión de la dimensión samaritana de la Iglesia”.
Puede acceder al texto íntegro de la carta en el siguiente enlace.
Foto: Francisco Santiago.