Arte Sacro
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Cristo servido por los ángeles, del pintor Jerónimo Ramírez


 Antonio Gómez Arribas. Cuando en los próximos días hagamos  más asiduas las visitas a la Catedral de Sevilla con motivo de la Semana Santa, no debemos perdernos la contemplación de un interesante cuadro que no nos dejará indiferentes. Se trata de lienzo “Cristo servido por los ángeles”, ubicado en la Capilla del Cristo de Maracaibo, en el muro derecho, encima del Sepulcro del Cardenal de la Lastra y Cuesta

En muy pocas ocasiones se da la circunstancia  de la  incorporación al panorama artístico de  un artista de los comienzos del siglo XVII, en las postrimerías del siglo XX.
Coincidiendo con el paso del quinientos al seiscientos, aparecen en Sevilla las primeras noticias del pintor Jerónimo Ramírez, vinculadas al taller de Vasco Pereira, su único maestro conocido.

Tras años siendo tan solo un pintor nombrado en diferentes  fuentes documentales, pero sin obra  significativa conocida,  al encontrar su firma tras capas de barniz y polvo  en la restauración del lienzo “Cristo servido por los ángeles” de la Iglesia de San Lorenzo de Sevilla, se dio pasó a la atribución a este artista, por semejanza de estilo, de una buena parte de los cuadros que se encontraban  asignados hasta ese momento al hacer del maestro Juan de Uceda.

Comienza a partir de este hallazgo,  una labor gratificante de conocimiento, asimilación y estudio de la obra de un pintor tan magnífico como desconocido.

Tres son las obras coincidentes con el asunto iconográfico “Cristo servido por los ángeles”. Nos referimos a la ya mencionada de la Iglesia de San Lorenzo de Sevilla; la que  se encuentra en la Catedral de la misma ciudad en la Capilla del Cristo de Maracaibo;  y una tercera de menores dimensiones que apareció hace algunos años en el mercado del arte.

Pudo ser este un asunto de éxito para nuestro  pintor por la cantidad de versiones conocidas y solicitadas reiteradamente por la clientela  religiosa para su ubicación en las cabeceras  de los refectorios  conventuales, posible destino inicial de estas obras.  Estos exigentes  y avezados clientes, conocedores  de primera mano de los recursos decorativos empleados por las Ordenes Religiosas en el país centro universal del arte,  encuentran apropiado  este pasaje de los Evangelios en el que Cristo, tras el ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, y habiendo sorteado con éxito las tentaciones del demonio, fue reconfortado en su hambre y en su sed por un séquito de ángeles, que le dieron de comer y beber.

Debemos considerar, por coincidencias  manifiestas,  el más que probable conocimiento que este artista debió tener,  indirectamente con toda probabilidad, de la obra del pintor boloñés Giovanni Andrea  Donducci, apodado  “Il Mastelletta”. Es de resaltar la influencia  compositiva que la obra “Fiesta a  la  orilla  del lago”, perteneciente a la Galería Nacional de Arte Antiguo de Roma, tiene sobre el asunto iconográfico “Cristo servido por los ángeles”, tratado por  Jerónimo Ramírez. 

Esta influencia la resuelve nuestro pintor de manera sobresaliente al dotar  de gran originalidad a su obra, con soltura de pincel y resuelta ejecución colorista; dominando con destreza el arte del bodegón que tanto gustaba a sus contemporáneos por sus connotaciones naturalistas, siendo junto a Juan de Roelas, uno de los más aventajados introductores de esta nueva corriente pictórica, por lo que  podemos considerarle un artista relevante e influyente entre los que trabajaron en Sevilla durante el siglo XVII.










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