Empapados de Redención
Francisco Santiago. Sobre las 18:20 horas, la Hermandad de la Redención pedía la venia en Campana, siendo la Agrupación Musical de Las Angustias Coronada la que iniciaba el tránsito por este emblemático comienzo de la Carrera Oficial, por cierto con bastantes sillas vacías.
Tras la cruz de Guía, los tramos de nazarenos pasaban de forma ordenada pero muy retirados unos de otros, cosa que nos resultó extraña en comparación a otros años. Por lo visto la causa fue la no salida de Santa Marta, lo que provocó un paso más lento por carrera oficial y, posiblemente el triste final.
Si los nazarenos hubieran pasado con la formación habitual, probablemente les hubiera dado tiempo a llegar a la Catedral, pero dicho paso lento y distanciado de los nazarenos, así como aglomeraciones de público antes de que llegara el misterio al Duque, provocó lo inesperado. Según nos comentaba un hermano de Redención, hasta cinco partes diferentes tenían consensuados entre la Hermandad de Santiago y la de San Gonzalo y ninguno era malo, lo que provocó que ambas corporaciones se pusieran en la calle.
Cuando el misterio llegaba al Duque, la leve llovizna que había comenzado se fue convirtiendo en chaparrón, para transformarse posteriormente en tromba. El misterio dejó a los nazarenos entre Sierpes y la Plaza de San Francisco, abanzando por un pasillo habilitado especialmente en Campana para volver a retomar Laraña y buscar refugio en La Anunciación.
Mientras esto ocurría, la Virgen seguía su ritmo, incluso parándose en Campana ante el palquillo presidido de nuevo por el obispo auxiliar Santiago Gómez y un representante de la Matriz de Almonte. Tras pasar el cortejo del palio, tras la Banda de Las Nieves iban los tramos del misterio, teniendo los mismos que ser alojados en la Facultad de Bellas Artes ante la avalancha de agua que caía del cielo.
Un corto himno nacional puso fin a la primera parte de la estación de penitencia, mientras en el interior se alineaban los pasos y se reunía la junta, aunque desmoralizada ante el no saber bien qué había ocurrido o el por qué de tanta agua no detectada por los partes meteorológicos. Tras dos horas de estancia en el templo, de nuevo los pasos retornaron a la Iglesia de Santiago en una jornada casi para olvidar de esta otra memoria cofrade...
Fotos: Francisco Santiago