Comunicado de Cáritas sobre la trágica muerte de Piotr Piskozub

Desde Cáritas Diocesana queremos expresar nuestro pesar por el fallecimiento ayer, en el Centro Municipal de Acogida de Sevilla, del joven Pietr Piskozub, víctima de una situación de desamparo verdaderamente trágica.

La muerte de este joven, de sólo 23 años, con la circunstancias personales y sociales que la rodean, nos pone frente a frente con el drama del sinhogarismo, que afecta en nuestro país a más de 30.000 personas. Denunciamos su invisibilidad, que se refleja incluso en la ausencia de estadísticas fiables; la normalización de nuestra convivencia por encima del sufrimiento latente de las personas que padecen situaciones extremas de exclusión; y la vergüenza que supone para todos que tengan que suceder hechos como éste para que recobren un poco de luz.

Alertamos especialmente de la escasez de recursos disponibles para el tratamiento de estas personas, que no sólo se refleja en el plano de la atención primaria y asistencial, sino mucho más en el de los que se orientan a su incorporación social, que exige tiempo, trabajo y recursos capaces de responder a la complejidad de las problemáticas y patologías que muchas de ellas padecen. 

Ante las circunstancias particulares de esta tragedia, reclamamos de nuevo, una vez más, la necesidad de una mayor coordinación entre las áreas social y de salud, especialmente en el acompañamiento de las personas más vulnerables y en situación de exclusión. La falta de coordinación ha sido denunciada por Cáritas en el trabajo diario que realiza con las personas que padecen las condiciones del sinhogarismo. Si los recursos estuvieran al servicio de las personas, no tendríamos que lamentar estos hechos.

Denunciamos igualmente el incremento, en la situación de deterioro social que vivimos, del número de personas que duermen en la calle; así como el endurecimiento de sus condiciones de pobreza y exclusión, que es consecuencia de la mengua de recursos y del recorte de derechos sociales. Y nos estremecemos al comprobar la verdad de ese hecho, tan largamente denunciado por Cáritas y por otras organizaciones sociales, de que el alta médica sea una mala noticia para muchas personas.

Junto a ello, queremos alentar a todas las personas que no tienen hogar, a favor de cuyos derechos nos posicionamos. Y reconocer el valor y el significado del trabajo de las organizaciones y personas, voluntarios y profesionales que, desde su conciencia y compromiso, mantienen abierta una puerta a la esperanza, no sólo de estas personas, sino también de una sociedad que jamás podrá prosperar mientras viva acostumbrada a esta realidad. 

Queremos recordar y reafirmar la contribución de la Iglesia, no sólo a través de Cáritas y sus proyectos, sino también de otras congregaciones e instituciones religiosas, que, sólo en Sevilla y en el plano de la labor asistencial, mantiene seis comedores sociales.

Finalmente, queremos expresar nuestra solidaridad con los trabajadores del Centro Municipal de Acogida, especialmente en estos momentos, sin duda, tan dolorosos y difíciles para ellos.