Arte Sacro
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  • miércoles, 8 de mayo de 2024
  • faltan 340 días para el Domingo de Ramos

X años de Arte Sacro. Gracias. Juan Miguel Vega Leal


De repente, una mañana nos dimos cuenta de que estábamos en medio del Universo; de que no había distancias ni tiempo y que a cualquier hora en cualquier parte, no importaba qué día del año, era posible descorrer la cortina que guardaba los ritos y acceder a un lugar que hasta entonces sólo podía franquear la memoria; que era posible, incluso en el rigor de la canícula o los últimos fríos otoñales de diciembre, adentrarse en una tibia y clara penumbra donde  siempre era cuaresma. Un lugar donde las emociones de las vísperas permanecían indelebles y se celebraba, en sesión continua de puertas abiertas, un cabildo de extraoficiales para informar sobre los sucesivos pormenores que iba generando la vida, intensa y apasionante, de nuestras cofradías.

Sí, era como una suerte de taberna virtual; un lugar de encuentros amenos; de abrazos sin acero, o sea, sinceros. No se trataba de vivir eternamente en Semana Santa, pero sí de vivir todo aquello que envuelve sus preparativos a lo largo de todo el año; porque la Semana Santa se prepara durante todo el año y durante todo el año hay actividad, mucha y muy benefactora para muchas personas, en las cofradías. Claro que debía conocerse todo aquello; claro que era necesario vivirlo y que lo pudiera vivir la mayor cantidad de personas posible. Por eso hay que darle las gracias a Paco Santiago y todos los que, con él, hicieron posible hace ya muchos años aquella aventura en Internet que se llamó La Pasión y que, desde hace diez años, lleva el nombre de artesacro.

Porque ha habido, y se ha notado, mucho cariño, mucha entrega abnegada, mucha generosidad, mucha comprensión y también, a qué negarlo, mucha paciencia en el trabajo excepcional que han venido realizando. Nada volvió a ser igual desde aquel primer día de hace ahora diez años, y antes unos cuantos más. Nada. De repente, una mañana nos dimos cuenta de que estábamos en medio del Universo, de que no había tiempo ni espacio, de que a cualquier hora era posible volver a ser aquel niño, volver a sentir el perfume encantador de las vísperas, volver a ver la luz del Domigo de Ramos. Tan sólo había que sentarse ante un ordenador y teclear: www.artesacro.org.

Foto: Francisco Santiago










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