Momentos. El reloj de San Julián. Francisco Santiago
Parece que fue ayer y han pasado nada más y nada menos que cuatrocientos cincuenta años. Como dijo Fray Carlos Amigo Vallejo, lo extraordinario está muchas veces en lo ordinario, en el día a día.
El reloj de San Julián lleva cuatro siglos y medio girando alrededor de sus devociones. Pero no es el tiempo transcurrido, ni los párrocos que por allí han pasado, ni siquiera los que ostentaron cargos que hoy se reflejan en los ancestrales libros de actas o de Reglas.
Son precisamente ellos. Los que dedican miradas que van más allá del propio instante, los que dedican plegarias interioristas, los que hablan con el corazón y gritan “Hiniesta” y “Buena Muerte” sin que salga un leve sonido de sus bocas.
A todos ellos, representados en esta ocasión por Eugenio Manuel Gómez Pina, va dedicado este lapsus temporal en este portal, un ínfimo instante de ese CDL Aniversario que se detiene por un momento en el tic-tac vital de todos los que hacen posible la palabra "HERMANDAD".
Foto: Francisco Santiago