Jesús del Gran Poder. Javier Ramos Sáez.

¡Qué tiene esa hechura que a Sevilla le vuelve loca! ¡Qué aspectos artísticos cautivan al contemplador para ser el Señor con más arraigo de Sevilla!

Jesús es fielmente representado por la imagen doliente mesina del Señor del Gran Poder. Juan de Mesa lo talló en 1620 cuyo mismo año fue un gran año de inspiración mesina ya que también de esa fecha es la imagen del Cristo de la Conversión y del Cristo de la Buena Muerte , este último, icono de la imaginería cristífera.

Discípulo del “Lisipo andaluz”, el dios de la madera, Juan de Mesa supo interpretar esos rasgos estéticos en el profundo barroco de imágenes menos idealizadas y serenas y más sufridas y dolientes rompiendo así con el manierismo de su época.

El Señor de Sevilla, como se le conoce en “su pueblo”, es la iconografía más representativa de la Semana Santa de Sevilla. Cualquier apelativo es ínfimo para describir lo que representa y emociona, para explicar lo que sentimos y le devocionamos...

Terminado su Solemne Quinario Sevilla se arrodilla a sus pies. El Señor del Gran Poder es reflejo de Sevilla, es quien atesora los diferentes aspectos de la Semana Santa bajo su nombre. El peso de su cruz es equiparable a la presión que cae bajo su nombre porque toda Sevilla es Jesús del Gran Poder...toda Sevilla le devociona...Sevilla le llora cada Viernes por la Madrugá.

Es un nazareno robusto, majestuoso, solemne y señor. Tiene la pena grabada en su faz, el amor en su espíritu y el sufrimiento en su cruz. Camino del Calvario su agonía se va acentuando, se va intensificando hasta tal punto que toda su robustez se va empequeñeciendo, poco a poco, gradualmente... sólo queda su sensible fragilidad, su presión revestida de desesperación, de cansancio físico.

Es un Señor  ennegrecido por las torturas, por la suciedad, por los maltratos y vejaciones. Su rostro expresa ese patetismo acentuado por la juventud de Juan de Mesa, más atrevido que su maestro.

Es un nazareno imponente, que refleja su Omnipotencia hacia su destino, es todo Poder, es decisión envuelto en Amor, para redimirnos en ese camino de espinas. Es una imagen que tiene la capacidad de emocionar hasta tal punto que Sevilla le adopta. Fiel reflejo del año 1992.

Transmite su absorta Gracia al pueblo sevillano cada vez que pasa por Sevilla en su altar dorado de 1692 obra majestuosa y grandiosa de la gubia barroca del insigne escultor Antonio Francisco Gijón. El Señor camina hacia nosotros porque Él es el más sevillano y nos quiere ya que va a nuestro encuentro con esa pena y ese exacerbado realismo.

El Gran Poder da la sensación de movilidad gracias a esa famosísima zancada haciendo todo él un armonioso conjunto unitario. Esa zancada es su omnipotencia, es su personalidad muchas veces imitadas. Cada Madrugá “camina”, es Jesús vivo y es unión con su pueblo, con Sevilla.

Es nuestro denominador común: Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.

Foto: Archivo Agustín Aguilar