Maruja Vilches abrió su corazón a las Glorias de Sevilla

Francisco Santiago. Personal; esta podría ser la palabra que, de forma general, defina al Pregón que Maruja Vilches Trujillo engalanó en forma de palabras con intensa tonalidad de prosa y connotaciones en versos el sábado 6 de mayo en la Catedral Hispalense.

Con respecto a otros pregones, este fue más intimista, profundo, abarcando facetas muy personales y particulares, haciendo de todos vivencias propias de toda una vida cercana a la Madre de Dios, a los niños, a los momentos difíciles de la vida.

Maruja no dudó en echar un pulso a la enfermedad, tan de cerca vivida en su familia, tampoco frenó los deseos de ver convertida en Hermandad la Agrupación Parroquial de Pino Montano, como tampoco ahorró palabras para metaforizar la Virgen de la Hiniesta , con la unidad de España, en clara alusión a los deseos separatistas de Cataluña.

Se confesó rociera, admiradora de advocaciones de recuerdos estudiantiles, de facetas compartidas en centros escolares, de íntimos momentos vividos que, como en las hojas de un diario, fue contándonos a los allí presentes.

Maruja dejó muy alto el pabellón de la mujer cofrade, pregonera y activa en el mundo de las cofradías, teniendo palabras también para advocaciones penitenciales y culminando en el Omnium Santorum junto a su Reina de Todos los Santos.

Gracias Maruja por darnos este “blog” de tu vida, que a la vez es la vida de tus hijos, de tu marido, de tus hermandades y, desde el sábado, de todos nosotros.

Acceso al pregón de las Glorias 2006 

Fotos: Francisco Santiago