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Datos sobre el cuaderno de trabajo I de la Asamblea diocesana de Laicos: Identidad y vocación del laico en la Iglesia y en el mundo ¿Qué es un laico?


Notas de la edición

En este primer Cuaderno de Trabajo de la Asamblea Diocesana de Laicos se incluye una breve presentación de los objetivos y contenidos de la misma. Así como, algunas ideas para comprender mejor los Cuadernos de Trabajo de la Asamblea teniendo en cuenta, la Carta Pastoral “Que sean uno para que el mundo crea” del Cardenal Arzobispo de Sevilla,  una explicación de la estructura y contenidos básicos de los Cuadernos de Trabajo y la metodología a emplear.  Se completa con un breve resumen de las conclusiones de la celebrada Asamblea Diocesana del Clero que nos servirán para iluminar y concretar nuestros trabajos.

El centro de este documento es en si el contenido del Cuaderno de Trabajo I, Identidad y vocación del laico en la Iglesia y en el mundo ¿Qué es un laico?.

Finalmente se acompaña la Guía Metodológica para manejar los tiempos y los trabajos de la Asamblea con eficacia e interés.

1. PRESENTACIÓN DE LA ASAMBLEA DIOCESANA DE LAICOS

1.1. Una Asamblea de toda la Iglesia de Sevilla

La Asamblea Diocesana de Laicos es una invitación a trabajar desde la creatividad, desde la ilusión y la esperanza. Es una llamada a cada uno y a la comunidad para reflexionar juntos, animar a otros a que se sientan llamados, abrir de par en par las puertas de nuestras casas, Parroquias, Colegios, Hermandades, Movimientos eclesiales, Asociaciones laicales, etc. Para anunciar de nuevo a Cristo a los que aun estando cerca no se sienten parte, a los que cercanos a nosotros no participan de la fe, aquellos que trabajan por el bien común y la mejora concreta del día a día de nuestra sociedad.

Siguiendo el esquema propuesto por el Plan Pastoral Diocesano 2004-2008, comprometiéndonos con las palabras de Jesús al Padre “que sean uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado”( Jn 17, 21) y optando decididamente por la formación del laico en nuestras parroquias, movimientos y asociaciones, fieles al objetivo prioritario del tercer año del Plan Pastoral Diocesano“promover la formación de los laicos, animando su corresponsabilidad y compromiso en la Iglesia y en el mundo” dedicaremos nuestra atención a celebrar durante el curso 2006-2007 la Asamblea Diocesana de Laicos.

Concientes de que cualquier nueva iniciativa cuesta tiempo y esfuerzo en ser asumida. No se pretende aumentar el trabajo, ni despistar a nadie de sus objetivos pastorales. La Asamblea es una llamada del Señor a todos los miembros de la Iglesia de Sevilla, cada uno según su circunstancia personal y social.

Por todo ello, ni los materiales, ni la metodología, siendo importantes son lo esencial, lo esencial es que primero los que tienen responsabilidades en la Iglesia se sientan de nuevo llamados por el Señor, para echar las redes. También que todos cuantos acudimos a celebrar la Eucaristía pongamos de nuestra parte para que Cristo mueva nuestro corazón endurecido por la vida. Nos hacen falta palabras, gestos, aptitudes de vida que muestren a todos que ser cristiano es ser feliz, alegre,  consecuente, abierto, comprensivo, amable con todos y para todos. ¿Es dura esta doctrina? doctrina de amor y de consuelo, de esperanza y de felicidad a la que todos estamos llamados.

1.2. Despertar una nueva curiosidad hacia la fe.

Si todo bautizado es acogido y se siente parte de la gran comunidad de los fieles, junto a ellos encarnará a toda la Iglesia, todo esto se comprende a la luz de la comunión de cada persona con Dios, que acompaña a todo ser humano en la vida y en la muerte, en su situación concreta, en su realidad temporal y social. En su vivir aquí y ahora, sin agobios, sin angustias, acercándose a Dios sin miedos, ni ataduras como habla un hijo con sus padres, con confianza y franqueza.

La comunicación de la fe se ha de producir cuando se enciende una chispa en la inteligencia y en el corazón de quien trata a un cristiano, al comprobar que en la Iglesia se vive una experiencia de amor y libertad. Es necesaria por tanto, la unidad del mensaje en la diversidad de opciones, no se ha de tener miedo a plantear todas las preguntas y a encontrar respuestas comprensibles.

Nuestra fe, hay que transmitirla con un enfoque positivo, a través de preguntas positivas.  Con un mensaje abierto que propone nuevos caminos para acercarse a la realidad de Dios y del hombre. Una Iglesia viva transmite amor, unidad y libertad. Y siempre con un estilo amable y suave, por ello el interlocutor se ha de saber respetado, aceptado y comprendido.

1.3. Una Iglesia abierta a la sociedad.

Si Cristo nos quiere unidos para que el mundo crea, nuestras aptitudes han de ser consecuentes con ello, no excluyendo a nadie, abiertos a todos, mostrando lo que tenemos y creemos. Será necesario recordar lo que el Concilio Vaticano II nos decía que la Iglesia, la comunidad de los que siguen a Cristo, camina por este mundo entre las dificultades que ponemos los hombres y las gracias que Dios nos da.

Nuestro Cardenal Arzobispo en su Carta Pastoral “Que sean uno para que el mundo crea” a modo de Directorio de la Asamblea Diocesana de Laicos nos dice que quiere invitarnos a los seglares de la Iglesia de Sevilla:

a trabajar en el campo del Reino de Dios, asumiendo vuestra propia responsabilidad de laicos en la Iglesia, siendo los primeros encargados de transformar las realidades temporales con el testimonio práctico de la fe que habéis recibido en el bautismo”.

Nos pide:

-                             Coherencia y unidad entre la confesión práctica y personal de la fe y el testimonio público.

-                             Abierta y positiva disponibilidad para la participación del ministerio apostólico y pastoral de la Iglesia.

-                             Comunión con el magisterio del Papa y del ministerio pastoral del Obispo desde la libertad y como respuesta al compromiso eclesial del bautismo.

-                             Sentido de Iglesia, con la ilusión de participar en la vida y en la misión de una comunidad universal, que vive en la historia de este mundo concreto y en la esperanza de la realización definitiva del Reino de Dios.

 

Con estas ideas de fondo nos ponemos en marcha de nuevo y recogiendo vivencias, reflexiones y conclusiones de la reciente Asamblea del Clero lo ponemos todo en las manos de María, Madre de la Iglesia para que nos ayude en nuestros trabajos y tareas.

2. NOTAS PARA LA INTRODUCCIÓN DE LOS CUADERNOS DE TRABAJO.

Cuando se habla de la identidad de los laicos, en realidad se está hablando de la identidad cristiana. Para conocer y profundizar en dicha identidad y en nuestra misión propia hay que tener en cuenta tres puntos de referencia:

IDENTIDAD             LA IDENTIDAD Y LA VOCACIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO ¿QUÉ ES UN LAICO?

La Iglesia misterio (Bautismo): Cristo, desde donde se es. 

 (CUADERNO DE TRABAJO I, CT I)                             

 

COMUNIÓN Hacia dentro:

 LA IGLESIA ESCUELA DE COMUNIÓN.

¿COMÓ PODEMOS CONSTRUIR NUEVAS RELACIONES ENTRE TODOS?

La Iglesia comunión (Eucaristía): La Iglesia, en la que se es.

(CUADERNO DE TRABAJO II, CT II)

 MISIÓN       Hacia fuera:

 LAICOS FORMADOS PARA EL COMPROMISO PÚBLICO Y EL DIALOGO SOCIAL.

¿CÓMO PODEMOS FORMARNOS MEJOR?¿CÓMO PODEMOS OFRECER DE NUEVO NUESTRA FE?

 La Iglesia misión (Confirmación): El mundo, para el que se es.

(CUADERNO DE TRABAJO III, CT III).

Este es el itinerario,  el proceso por el que nuestra Madre la Iglesia nos engendra en la fe vivida, compartida y testimoniada maduramente.

Vamos a pedir luz al Señor para rehacer este camino con nuestro entendimiento, queriendo ahondar en su sentido más profundo y siempre nuevo.

2.1. Carta Pastoral “Que sean uno para que el mundo crea”. 

Nuestro Pastor nos ha dirigido una Carta Pastoral “Que sean uno para que el mundo crea” con motivo de la celebración de la Asamblea Diocesana de Laicos que a modo de directorio nos ayudará a completar los Cuadernos de Trabajo.

En su Carta Pastoral nuestro Cardenal Arzobispo abre un amplio abanico de temas esenciales para la Asamblea que celebramos. En el capítulo II plantea la necesidad de subrayar nuestra vocación e identidad laical haciendo un profundo recorrido sobre la identidad apostólica del laico, entrando en su multiforme variedad, su vida y espiritualidad, el compromiso apostólico y la comunión con la Iglesia. El Cuaderno de Trabajo I conocerá de estos temas.

Los capítulos III y IV entran en la rica realidad del asociacionismo laical y la renovación de la acción eclesial en nuestra Iglesia Local. Hace una apuesta por un apostolado asociado vinculado en nuestras parroquias, movimientos, asociaciones y hermandades. Nos muestra que nuestra vocación laical se llena de plenitud en el mundo y con las personas, sus edades y distintas situaciones y ámbitos pastorales. El Cuaderno de Trabajo II tratará de abrir nuevos espacios de comunión, que serán objeto de reflexión y diálogo.

El Cuaderno de Trabajo III se verá iluminado con lo recogido en esta Carta Pastoral, en concreto en su capítulo V “Laicos formados como Iglesia y para la vida pública”. Si tenemos en cuenta que la formación es un elemento esencial en la vida de la Iglesia, convendremos que para que los laicos tengan una presencia viva en la sociedad será necesario acrecentar los medios y caminos de una formación permanente e integral. La participación, el compromiso público y el diálogo social están en la raíz de cualquier acción de futuro que emprendamos en medio del mundo.

Por todo ello, esta Carta Pastoral es un medio útil para completar los Cuadernos de Trabajo de la Asamblea Diocesana de Laicos.

2.2. Los Cuadernos de Trabajo.

Cada Cuaderno de Trabajo puede ayudarnos a cubrir diversas etapas, en el proceso de la Asamblea que celebramos a través de cuatro momentos, cuatro etapas para la reflexión y el diálogo.

PARA ORAR

En primer lugar, la Palabra de Dios y el encuentro personal con Él.

PARA CONOCER Y VIVIR.

Conocemos la dimensión doctrinal y pastoral 

PARA COMPARTIR

A la luz de testigos de la fe revisaremos nuestro compromiso cristiano.

PARA ABRIR PUERTAS.

Nos haremos preguntas, reflexionaremos en común y pondremos por escrito aquello que creamos que nos debe ayudar a abrir nuevos horizontes para Cristo en nosotros mismos, nuestros hermanos y la sociedad actual.

2.3. El trabajo personal y en grupo.

Cada uno de los Cuadernos de Trabajo deben manejarse en el nivel del conocimiento de cada uno. Están escritos y metodológicamente estructurados para que todos puedan acercarse de forma directa a unos contenidos básicos que pueden ser completados y mejoramos.

Las personas que necesiten ayuda en su comprensión y aplicación podrían dejarse acompañar de quienes puedan ayudarles.

En diversos momentos los textos van acompañados de preguntas directas que nos han de interpelar y preparar a abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Él es quién tiene que abrir nuestros corazones y llenarnos del fuego de su Vida, para que experimentándolo nosotros seamos capaces de ofrecer de nuevo a Cristo a todos aquellos que se quieran acercar a conocerlo.

Los Cuadernos de Trabajo pretenden no solo abrir un camino a la comprensión racional, sino algo más: subrayar lo vivencial y, a través de un sencillo proceso, concretar unas pocas cuestiones que nos sean útiles para nuestra vida, de la propia Iglesia y de nuestra sociedad.

3. LAS CONCLUSIONES DE LA ASAMBLEA DIOCESANA DEL CLERO

Cuando el día 10 de mayo de 2006 en la Catedral de Sevilla se clausuraba  la Asamblea Diocesana del Clero celebrada en el marco de la segunda línea de acción del Plan Pastoral Diocesano, podría parecer que todo había terminado. Durante casi nueve meses sacerdotes y laicos, religiosos y religiosas en diversos grupos de trabajo por toda la Diócesis comenzaron un trabajo de acercamiento y reflexión sobre la figura, la vida y la misión del sacerdote. La ponencia final elaborada tomando como base las conclusiones recibidas a lo largo de todo el proceso y la Carta Pastoral del Cardenal Arzobispo Sembradores de la Palabra y la Misericordia nos abre un abanico de realidades y sensibilidades, nos muestra una Iglesia preocupada y ocupada en buscar formulas para seguir caminando.

Entre los obstáculos encontrados por los que participaron esta la “falta de coherencia entre vida y fe”, “el excesivo protagonismo de un grupo o comunidad”, “supeditados a la línea pastoral del sacerdote que está”, “falta de recepción de los planes diocesanos pastorales, con poca aceptación de los mismos”, “las clases de religión absorben excesivas energías ministeriales”, “el Concilio Vaticano II esta olvidado y no asumido”, “existe entre los creyentes comprometidos un cierto desencanto y cansancio”, “se aprecia una separación entre la Iglesia pueblo de Dios y la Jerarquía”, “la desconfianza impide la descentralización de las tareas pastorales”.

Entre las dificultades a superar se subraya la “falta de preparación de los seglares”. Se indica también que se observa en estos, poca decisión para asumir compromisos pastorales “debido a sus quehaceres, inconstancias y otras prioridades, además de la poca implicación que buscan en la realidad de toda la parroquia”. Se insiste también en la necesidad de partir de la confianza e ir olvidando “los recelos y reservas, especialmente con los movimientos, grupos y sectores comprometidos ya existentes”.

Preocupa igualmente la “creciente ignorancia religiosa de grandes capas de nuestra sociedad, por la ausencia de una motivación fuerte y convencida de la prioridad de formarse”. Se insiste que la formación “deberá ser en un lenguaje comprensible para todos”, se subraya la necesidad de “buscar un cauce diocesano para la formación del laicado que sea signo de comunión eclesial”.

Finalmente en relación con la Asamblea Diocesana de Laicos que celebramos ya se dice “la experiencia acumulada será una fuente de sabiduría para su planteamiento próximo y la urgencia del tema es motivo suficiente para acogerla con un pronto interés y buena disposición”. Por todo ello, la Asamblea Diocesana de Laicos ha de saber aprovechar el camino andado, para no recorrerlo de nuevo y buscar verdaderos puntos de encuentro y de transformación de una realidad eclesial y social necesitadas de nuevas respuestas para las preguntas de siempre.

Animados por todo lo vivido, por los trabajos realizados y esperanzados de nuevo al ser convocados por el Espíritu Santo, tenemos que dar pasos hacia delante que nos ayuden a continuar con nuestra vocación y misión que no es otra que ser sal de la tierra para que no se vuelva sosa, para que el mundo crea. 

4. CUADERNO DE TRABAJO I. “LA IDENTIDAD Y LA VOCACIÓN DE LOS  LAICOS EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO. ¿QUÉ ES UN LAICO?”

4.1. PARA ORAR

1.- Invocación al Espíritu Santo.

2.- Lectura del Prologo del Evangelio de San Juan.

4.2. PARA CONOCER Y VIVIR

1.- La novedad cristiana.

                        A. Comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu.

                        B. Testimonio de los apóstoles y santos.               

                       C. Única llamada a la santidad. 

 

2.- La condición eclesial, la pertenencia a la Iglesia.

 

3.- La índole secular.

 

4.3. PARA COMPARTIR

1.- Testigos de la Fe.

                       

-. Miguel de Mañara

                        -. Guillermo Rovirosa          

2.- Desde la novedad cristiana.

3.- La condición eclesial, una realidad viva.

4.- Lo Secular, una presencia comprometida. 

4.4. PARA ABRIR PUERTAS

 

            Reflexionamos en grupo.

4.5. LIBROS QUE NOS ACOMPAÑAN

ASAMBLEA DIOCESANA DE LAICOS

CUADERNO DE TRABAJO I

La identidad y la vocación de los  laicos en la Iglesia  y en el mundo. ¿Qué es un laico?

4.1. PARA ORAR

(Necesitamos tener una relación directa con Dios, hay que buscar momentos y ratos de oración. La vida del cristiano tiene como base una vida de oración sencilla y cercana, un vivir la Eucaristía como centro de la vida de fe y el motor que nos ayuda a seguir adelante para construir  una comunidad más responsable)

1.- Invocación al  Espíritu Santo.

Todos juntos invocamos al  Espíritu Santo diciendo:

Invoquemos al Espíritu Santo con los nombres que de El nos han enseñado la Sagrada Escritura y las oraciones de los Santos Padres.

Ven,  Santo Espíritu de Dios Padre;

Santo Espíritu de Dios Hijo, 

Ven, divino Amor.

Ven, Misterio oculto, Maravilla sin nombre,

a quien nadie puede ni contemplar ni comprender, ni agotar.

Ven, Todopoderoso que, sólo con tu viento, todo lo creas, transformas y renuevas;

Ven, auténtica Luz

que ilumina nuestras tinieblas para que conozcamos el regalo que Dios nos hace;

ven, Sol sin ocaso, Día sin tarde, Deseado de los pobres y miserables.

Ven, eterna Vida, Alegría perdurable,

Gozo sin fin, Gloria nuestra y Bálsamo perenne.

Ven, Tú que reinas sobre todo trono y que, sin embargo, te abajas a visitarnos.

Ven, Solitario, a nosotros que vivimos en soledad en este mundo.

Ven, Ilusión nuestra que a fuerza de querernos 

has logrado que nos nazca la nostalgia de Ti.

Ven, Respiración y Vida nuestra,

Abogado y Consolador, enviado del Padre cuando Jesús subió al cielo.

Ven, mi gloria, mi gloria sin fin.

Te damos gracias, Espíritu Santo, por el regalo que nos haces.

Te damos gracias, divino manjar que te nos das constantemente.

De ahora en adelante, planta, Santo Espíritu, tu tienda entre nosotros,

vive en nosotros y no nos abandones ni en la hora de la muerte.

No te apartes de tus siervos para que, en vida y en muerte,

en Ti nos encontremos.

A Ti, junto con el Padre y el Hijo,

se te de perfecta adoración en eternidad de eternidades. Amén.

Texto de Symeón, el nuevo teólogo.

Symeón nació en Galate (hoy Turquía) en el año 947. Fue monje oriental, sacerdote en el 980 y abad  en el 981. Sufrió   exilio por incomprensión eclesiástica. Murió en su monasterio en el año 1022. Hoy muy alabado.

Momento de silencio

2. Palabra de Dios

 Lector: Del  Prólogo del Evangelio de San Juan (Jn 1, 1-18)

  “Al principio ya existía la Palabra,

y la Palabra estaba junto a  Dios,

y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio ya estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo;

y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra estaba la vida,

y esa vida era la luz de la humanidad.

La luz brilla en la tiniebla,

 y la tiniebla no la recibió.

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan; él venía como testigo de la luz, para que por él todos llegasen a la fe. No era él la luz, era sólo testigo de la luz. La Palabra sí que era la luz verdadera, que alumbra a toda la humanidad, al venir al mundo.

En el mundo estaba; pues todo el mundo se hizo por ella,

pero el mundo no la conoció.

Vino a su casa,

pero  los suyos no la aceptaron.

Pero a los que la acogieron,

Les dio el poder ser hijos de Dios, si creen en su nombre. (…)

Y la Palabra se hizo carne,

y acampó entre nosotros,

y hemos visto  su gloria:

la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de  Él y grita diciendo:

-          Este es de quién dije: “El que viene  detrás de mí,  pasa delante de mi, porque existía antes que yo”

 

Pues  de su plenitud todos nosotros recibimos,

ante todo un amor que responde  a su amor.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás:

El Hijo único, que es Dios y está al lado del Padre,

es quien lo ha dado a conocer”

 

Momento de Silencio.

( A continuación, como es la primera reunión del grupo, se puede recitar los nombres de los que están reunidos). 

Al terminar, considerándonos todos  hermanos digamos despacio y conscientemente la oración que Jesús nos enseñó: Padrenuestro…

4.2. PARA CONOCER Y VIVIR

«¿Pero lo laico no es lo que no tiene nada que ver con la Iglesia? Entonces, ¿tú por qué eres un laico?».

Muchas personas se preguntan, dentro y fuera de la Iglesia, qué es exactamente un laico (o “seglar”), qué identidad tiene, qué características propias, qué misión, qué espiritualidad.

El cristiano, en razón de su bautismo, no es un simple número más en la lista de quienes componen la Iglesia Católica, sino que estar bautizado implica un comportamiento leal y consecuente con la fe que se ha recibido y del Evangelio como forma de vida”. Así comienza el capítulo II sobre la Identidad Apostólica de la Carta Pastoral “Se sean uno para que el mundo crea” que nuestro Cardenal Arzobispo ha escrito a modo de Directorio para nuestra Asamblea Diocesana de Laicos. La Iglesia más que a los números, mira a las personas. Por ello cuando nos disponemos a iniciar los trabajos de nuestra Asamblea debemos de tener presente que si por un solo justo, Dios perdonaría a todo el pueblo, cuanto más a nosotros que queremos poseerle y a cuantos nos rodean que con sincero corazón lo buscan, estas son la cuentas de Dios.

La condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida

por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular

(Juan Pablo II) [1]

1. La novedad cristiana

El Concilio Vaticano II (1962-1965) respondió a estas preguntas partiendo de una afirmación novedosa hasta entonces: los laicos también somos Iglesia[2]

  Los laicos        también formamos parte de la Iglesia (bautizados)

también estamos llamados a ser santos

                                   también tenemos vocación apostólica

también somos hermanos de Cristo

 

Este también manifiesta lo que se ha llamado la «novedad cristiana». En efecto, la «novedad cristiana» consiste precisamente  en reconocer que todos los bautizados somos iguales en dignidad y, por tanto, copartícipes de la misión de la Iglesia [3] :

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno es vuestro maestro, Cristo; y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie Padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre: el del cielo. El mayor entre vosotros que sea vuestro servidor(Mt 23, 8-9.11).

 

Desde la «novedad cristiana» podremos entender una realidad muy importante, que subrayó el Vaticano II: la eclesiología de comunión todos vosotros sois hermanos»). Ésta pide la comunión-corresponsabilidad de todos los miembros de la Iglesia, especialmente de los laicos. Entonces ¿En qué se fundamenta la eclesiología de comunión?

A) La comunión trinitaria: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres personas iguales en dignidad, sin subordinarse una a la otra, pero con cometidos y propiedades distintas. Siendo la Iglesia, en su esencia más profunda, “imagen” del Dios uno y trino [4] , todas las vocaciones deben entenderse y relacionarse desde la misma comunión trinitaria. En la Iglesia no debe existir, por tanto, la clave mundana de subordinación, sino la clave evangélica de la comunión y coparticipación.

B) El testimonio de los apóstoles (Hch 20, 18) y los santos (Hb 13, 7):

La comunión eclesial, independientemente de la vocación de cada uno, es lo que hace de la Iglesia una verdadera comunidad de hermanos:

Existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común de todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo. Pues la distinción que el Señor estableció entre los sagrados ministros y el resto del Pueblo de Dios lleva consigo la solidaridad, ya que los Pastores y los demás fieles están vinculados entre sí por una  necesidad reciproca (LG 32).

Todos los laicos, mujeres y hombres estamos llamados a esta vocación, sin embargo debemos destacar el trabajo desapercibido y constante de muchos, y especialmente de la mujer en la Iglesia, son “protagonistas en primera linea”(CLIM 34, ChL 51). Benedicto XVI nos dice que ”las mujeres con su empuje y su fuerza, con su superioridad, con su potencial espiritual sabrán hacerse espacio”(Radio y televisión alemanas 13.9.2006).

C) Una única llamada a la santidad:

El Señor Jesús predicó la santidad de vida a todos sus discípulos, independientemente de su condición (Mt 5, 48). Para ello, a todos envió el Espíritu Santo y nos hizo participar de la naturaleza divina al hacernos hijos de Dios mediante el Bautismo y darnos el don de la fe. Todos, por tanto, estamos igualmente llamados a la santidad de vida, llevando a la plenitud en el amor nuestra condición de cristianos (LG 32) en medio de nuestra vida ordinaria y cotidiana.

2. La condición eclesial, la pertenencia eclesial.

Pero, ¿cómo podemos tener una conciencia «cada vez más clara» de nuestra forma propia de pertenecer a la Iglesia de nuestra condición eclesial?

Juan Pablo II nos responde: viviendo nuestros compromisos bautismales según la vocación que hemos recibido [5] .

Por tanto, tenemos que profundizar en el sentido de nuestro Bautismo. Así es, los laicos somos gracias al Bautismo:

Los cristianos que…

·                           estamos incorporados a Cristo

·                           formamos el Pueblo de Dios

·                           participamos de las funciones de Cristo:

§          Sacerdote: Ofrecemos al Señor nuestra vida. Dios no necesita que le ofrezcamos cosas, sino que desea que nos ofrezcamos nosotros mismos (Rom 12, 1).

§          Profeta: Llamados a vivir las bienaventuranzas, que es un estilo de vida contracultural.

§          Rey: Unidos a Cristo, somos coherederos del Reino de Dios (Ef 1, 11).

·                           Realizamos responsablemente, según nuestra vocación laical, la misión de toda la Iglesia

Jesucristo anunció que para entrar en el Reino de Dios «hay que nacer de nuevo», «nacer del agua y del Espíritu» (Jn 3, 5-7). Esto es tan importante que, cuando el Resucitado envía a los apóstoles por todo el mundo les encomienda esta misión: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19).

Pero ¿Qué produce el Bautismo en quienes lo reciben? ¿Por qué es tan importante para nuestra vida? ¿Por qué es fuente de espiritualidad para nosotros los laicos?

Porque a través del Bautismo, somos regenerados, quizás no hemos pensado nunca en esto ahora es el momento de hacerlo y sobre todo de vivirlo.

Así es, en el Bautismo, entre otras muchas cosas nosotros:

 

·      Hemos nacido de nuevo: Gracias al Bautismo, las consecuencias del pecado ya no son impedimento para entrar en el Reino de Dios.

 

·      Somos miembros auténticos de Cristo: Cuando se nos sumerge en las aguas del Bautismo se simboliza que morimos con Cristo para renacer, para resucitar con Él a una vida nueva. De este modo, los bautizados ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino al que murió y resucitó por nosotros (2 Cor 5, 15). Esta pertenencia a Cristo la marca el Espíritu Santo en nuestras vidas con un sello espiritual imborrable.

 

·      Somos regenerados como hijos de Dios: El Bautismo nos hace criaturas nuevas (2 Cor 5, 17), hermanos de Cristo e hijos adoptivos de Dios (Gál 4, 5-7).

 

·      Somos incorporados a la Iglesia y a su misión: El Señor, aun conociendo nuestra debilidad, por pura gracia nos hace piedras vivas de este edificio espiritual que es la Iglesia de Dios. Por este motivo, todos estamos llamados a:

§          Dar testimonio en medio del mundo de la fe que hemos recibido de Dios por medio de su Iglesia [6] ;

§          Participar en la actividad apostólica y misionera del pueblo de Dios [7] .

 

                Nosotros somos Iglesia con nuestras dificultades y realidades, con nuestras limitaciones y aptitudes, con nuestra vida sencilla y desapercibida, desde nuestras ocupaciones y trabajos, desde nuestras responsabilidades y compromisos, nosotros también somos Iglesia.

 

3. La índole secular

Por tanto, lo que hemos de descubrir –¡es nuestro gran reto como laicos!– es qué enfoque debemos darle a nuestro ser cristianos. Evidentemente, hay muchos modos de vivir como cristianos laicos, porque el Señor suscita movimientos, espiritualidades, vocaciones particulares para responder a necesidades pastorales concretas… pero todos los laicos compartimos una faceta común: el «carácter peculiar» de nuestra vocación es nuestra índole secular [8] .

La índole secular significa que hemos sido consagrados en medio del mundo (del “siglo”, de ahí “secular”) no para salir de él y despreocuparnos de sus problemas, sino para contribuir a santificarlo construyendo el Reino de Dios desde dentro, como la levadura en la masa. Juan Pablo II lo expresaba de este modo:

En realidad el Concilio describe la condición secular de los fieles laicos indicándola, primero, como el lugar en que les es dirigida la llamada de Dios: “Allí son llamados por Dios”. Se trata de un “lugar” que viene presentado en términos dinámicos: los fieles laicos “viven en el mundo, esto es, implicados en todas y cada una de las ocupaciones y trabajos del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, de la que su existencia se encuentra como entretejida”. Ellos son personas que viven la vida normal en el mundo, estudian, trabajan, entablan relaciones de amistad, sociales, profesionales, culturales, etc.

El Concilio considera la condición del laico no como un dato exterior y ambiental, sino como una realidad destinada a ganar el mundo para Cristo. De este modo, el “mundo” se convierte en el ámbito y el medio de la vocación cristiana de los fieles laicos.

El Concilio puede indicar entonces cuál es el sentido propio y peculiar de la vocación divina dirigida a los fieles laicos. No han sido llamados a abandonar el lugar que ocupan en el mundo. El Bautismo no los quita del mundo, tal como lo señala el apóstol Pablo: “Hermanos, permanezca cada cual ante Dios en la condición en que se encontraba cuando fue llamado” (1 Co. 7, 24); sino que les confía una vocación que afecta precisamente a su situación de vivir en el mundo.

En efecto, los fieles laicos,

son llamados por Dios para contribuir, desde dentro a modo de fermento, a la santificación del mundo mediante el ejercicio de sus propias tareas, guiados por el espíritu evangélico, y así manifiestan a Cristo ante los demás, principalmente con el testimonio de su vida y con el fulgor de su fe, esperanza y caridad”.

Así, este modo, el ser y el actuar en el mundo son para los fieles laicos no sólo una realidad humana y social, sino también, y específicamente, una realidad teológica y eclesial. En efecto, Dios nos manifiesta su voluntad en esta situación de vivir en el mundo, y nos comunica la particular vocación de “buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios[9] .

Para finalizar apuntar algunas ideas de la Carta Pastoral del Cardenal Arzobispo que a modo de directorio nos ayuda a avanzar en nuestra Asamblea Diocesana de Laicos.

La mayor parte de la comunidad cristiana está formada por laicos, por personas seglares. A todos, sin excepción, incumbe la obligación de anunciar a Jesucristo, de evangelizar, de ser apóstoles. Y de hacerlo en la sociedad concreta en la que se vive, muchas veces ajena a cualquier referencia de Dios, a lo trascendente, a lo moral, a lo cristiano. Hay amplios sectores sumidos en el letargo de la indiferencia. Pero, se debe reconocer que subsisten unos valores que acompañan a las personas y desde los que se puede tender un puente hacia lo religioso”(pág.27).

4.3. PARA COMPARTIR

 

  • Testigos de la fe.
  •  

    Se presentan a continuación dos testimonios de la vida de personas que han estado entre nosotros en momentos históricos distintos pero teniendo en el centro de sus vidas una vocación, la de sentirse hijos de Dios para el servicio a los demás. 

    Miguel de Mañara

    Miguel de Mañara y Vicentelo de Leca, nació en Sevilla el 3 de mayo de 1627, perteneció a una importante familia de la ciudad. Con 34 años al enviudar, cambio radicalmente el rumbo de su vida, dedicando su tiempo y fortuna a servir a los más pobres, un año después en 1662 ingresa en la Hermandad de la Santa Caridad, dedicada a socorrer a los enfermos desvalidos y dar sepultura a los cadáveres que nadie reclamaba ( para hacernos una idea, lo que hace actualmente la orden religiosa fundada por la Madre Teresa de Calcuta), de la cual fue nombrado Hermano Mayor, con 35 años, hasta su muerte acaecida el 9 de mayo de 1667. S.S. el Papa Juan Pablo II en 1985 declaro Venerable al Siervo de Dios.

    En una época en que no existía ningún tipo de asistencia social, Mañara se comprometió con los más pobres entre los pobres desde su condición de laico.

    Miguel de Mañara hoy sigue vivo por las obras que el impulso, gracias a su genio creativo, pero quizás lo más atrayente de su personalidad es que hoy día es un modelo para todos al vivir su bautismo plenamente, resaltando su condición laical en un contexto social en el que alguien que se dedicaba por entero a los demás lo hacia  asumiendo otra vocación en la vida religiosa o en el sacerdocio.

    Se adelanta casi tres siglos al Concilio Vaticano II comprometiendo a muchos de sus contemporáneos, dando nueva proyección a sus proyectos, haciéndolo todo con la vitalidad propia de un cristiano que vive en la confianza de su Padre Dios.

    Mañara anuncia el Evangelio entre los más pobres y se hace uno con ellos.  Su Discurso de la Verdad nos acerca a las entrañas de su vocación y misión. Ayuda a crear una comunidad de vida que hace presente en medio de la realidad de su tiempo las palabras de Jesús. Se hace Testigo de Jesucristo, y pone por obras sus palabras.

    Un ejemplo para todos hoy, que nos tiene que hacer vivir nuestra vocación cristiana en medio de un mundo complejo, lleno de dificultades, que tiene que ser ganado para Cristo. Miguel de Mañara es un precursor del lugar del cristiano laico en la vida de la Iglesia y en la sociedad. Porque realizando su tarea supo llenar una vocación plena sus frutos y memoria hoy son motivo de reconocimiento y gratitud. Y ello nos tiene que hacer renacer en todos un espíritu de fe, de humildad y amor, para anunciar de nuevo a Cristo. 

    Guillermo Rovirosa

    Guillermo Rovirosa Albert (1897-1964) nació en Vilanova y La Geltrú (Barcelona). A los 18 años rompe con las creencias cristianas de su enorno familiar para pasar por una etapa de escepticismo e incredulidad, es la que sin embargo no cesa de buscar la verdad en el terreno de la filosofía y de la ciencia. En 1930 se traslada ya casado a París, busca la verdad pero fuera de Cristo. Sin embargo, avanzados los años 30 se entrega a la fundación de la Hermandad Obrera de Acción Católica, donde potenció en los años 40 y  50 del pasado siglo una rica tarea apostólica en el mundo del trabajo, del desarrollo integral de la persona. Murió el 27 de febrero de 1964.

    En París a través de las palabras del Cardenal Verdier se da cuenta de que de Jesús en realidad no sabía nada, ni desde la teoría, ni desde la práctica. Una conversión más profunda le hace vivir la sed de justicia, la necesidad de acercar a Cristo al mundo del trabajo de una forma real y concreta.

    Ya en España en los años treinta, su compromiso social y su pertenencia como presidente del Comité de Empresa de la fábrica en la que trabajaba, le llevó a la cárcel. Sus experiencias nos dejaron bellas reflexiones: “La pobreza como virtud evangélica, no es la mera situación de menesterosidad en que muchos nacen. Ni es la virtud humana de la austeridad o sobriedad. Es la imitación de Cristo en cuanto al uso de los bienes materiales, uno de cuyos aspectos esenciales es la fácil comunión o comunicación de ellos”.    

    Rovirosa nos muestra como es posible en un mundo marcado por la indiferencia una auténtica conversión evangélica y un vivo apostolado eclesial en el mundo del trabajo.

    Quizás hoy nos falte a muchos ansias de una auténtica conversión que nos comprometa con Cristo y su mensaje. Muchas veces dormidos en nuestra realidad cotidiana dejamos pasar al Señor. El nos recuerda que “el verdadero cristiano, por su propia naturaleza, es siempre un insatisfecho”, un buscador de fórmulas nuevas para los entornos desde los que Jesús hoy nos sigue llamando, nos llama siempre. En la escuela, en el autobús, en la fábrica, en la oficina, en la universidad, en las tareas más sencillas y comunes es donde podemos dar testimonio de su vida.

    Es interesante esta perspectiva cristiana, hechos uno con la realidad que nos envuelve tenemos que ser signos de luz, abrazar las dificultades con alegría mostrando a todos, en muchos casos, desde una vida desapercibida la grandeza de ser cristiano.

    El valor de lo cotidiano, las palabras amables, la mirada limpia, la aptitud abierta, un consumo responsable son valores que un cristiano debe de tener como esenciales.  Somos la Iglesia de Cristo que camina en este mundo entre las dificultades que ponemos los hombres y los consuelos que Dios nos da. Estas enseñanzas y vivencias son las de un auténtico testigo de la fe.  

    2. Desde la novedad cristiana.

    Hemos contemplado la vida de dos personas en momentos diversos, dos situaciones personales distintas pero que se han visto comprometidos con Cristo y con el hombre de su tiempo. Su vocación por el bautismo les abre el camino de la vida que a otros quieren comunicar. Veamos ahora a la luz de estos testimonios de vida los tres momentos en los que nos hemos detenido a comprender.

    Todo esto nos puede parecer hoy evidente pero, aunque sobra buena voluntad, es muy difícil asimilarla por parte de todos. Por ejemplo:

     

    ·                           Algunos sacerdotes siguen diciendo que tienen que “delegar” en los laicos pero, si todos somos Iglesia y compartimos una misma vocación a la santidad y al apostolado.

    ¿No es mejor hablar de “corresponsabilidad”o”responsabilidad” en vez de “delegación”?

    ¿Acaso el colaborar de distintas maneras en la misión de la Iglesia implica que haya unos bautizados por encima de otros?

     

    ·                           Por otra parte, muchos seglares plantean «la Iglesia está muy clericalizada», «necesitamos espacio para tomar nuestras propias decisiones», «nosotros no somos el brazo largo de los sacerdotes y religiosos/as» pero, a la vez, preferimos:

    no tener responsabilidades,

    no tomar iniciativas,

    no comprometernos demasiado,

    no señalarnos públicamente,

    no formarnos más concienzudamente,

    quejarnos y demandar más atenciones a nuestros sacerdotes y religiosos/as en vez de responder creativamente a las necesidades parroquiales y sociales que contemplamos.

     ¿Crees que está asimilada esta afirmación (los laicos también somos Iglesia) de un modo maduro por parte de todos?

    Pío XII ya decía hace sesenta años que los laicos «deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de fieles sobre la tierra bajo la guía del jefe común, el papa, y de los obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia»[10].

    3. La condición eclesial, una realidad viva.  

     

    Es posible estar de acuerdo en que disponemos de los elementos necesarios para conocer y vivir nuestra identidad, misión y espiritualidad. 

    Pero alguno se preguntará si lo que hemos dicho hasta ahora acaso no vale para todos los cristianos, laicos o no. Esto es, ¿qué diferencia hay entre laico y cristiano?

    En realidad, todos los laicos son cristianos, pero no todos los cristianos (sacerdotes, religiosos/as) son laicos. Hay una coincidencia en el contenido (la identidad cristiana y la laical son idénticas), pero son distintas en el enfoque y forma de vida (un cristiano laico vive su espiritualidad de un modo distinto que un/a religioso/a o un sacerdote).

    Muchas veces surgen en nuestras comunidades diferencias de carismas, de formas de actuar o de trabajar, nos cuesta pensar en el otro y ceder. Tendemos a confrontarnos y no caminamos hacia una tarea común. Muchos sufren en silencio la incomprensión, la soledad, la fatiga del día a día. Surgen algunas vocaciones que debemos de acompañar y animar, pero el desaliento va haciendo mella.

    Es verdad que hay parroquias, movimientos, asociaciones, que están llenas de vida y florecen vocaciones y carismas abundantes, pero también es verdad, que muchos de nuestros pueblos, nuestros barrios de nuestras realidades pastorales languidecen.

    También la Asamblea debe de servir no solo para poner en común nuestras preocupaciones e intereses, sino para buscar al otro, preguntar al otro en que podemos ayudarlo como podemos contribuir a que pastoralmente una parroquia, un pueblo, un barrio mejoren en su actividad apostólica, abiertos a todos y esperando a muchos.

    4. Lo  Secular, una presencia abre horizontes. 

    Juan Pablo II en Novo Millenio Ineunte nos dice : Hoy no basta con hablar de Cristo, hay que hacerlo ver a los demás mediante una vida cristiana vivida con coherencia”.(16). Por tanto, ser cristianos no consiste en tener unas creencias íntimas, huyendo de señalarnos socialmente. En palabras de Don Bosco, debemos ser «buenos cristianos y honrados ciudadanos», sabiendo que librar la creación de las ataduras del pecado exige de nosotros una decidida defensa de la justicia [11] .

    Kiko Argüello el iniciador del Camino Neocatecumenal nos dice al respecto que “solo una fe adulta de los cristianos que llevan en su cuerpo el morir de Jesús salvará al mundo, para que los cristianos se conviertan tienen necesidad de los carismas, tienen necesidad de una fe adulta, de la iniciación cristiana”[12]. Nos da algunas claves para entender el futuro, por tanto, sin cristianos formados y comprometidos no será posible ganar el mundo para Cristo.

    También, Julián Carrón, responsable de Comunión y Liberación planteaba recientemente que “nos consume la urgencia de la tarea a la que estamos llamados, como en el primer Pentecostés también nosotros hemos sido elegidos, llamados a convertirnos en testigos de la belleza de Cristo, lo único que podrá suscitar en aquellos que encontremos el deseo de venir con nosotros es que vean realizada en nosotros la promesa de Cristo de que quien le siga recibirá el ciento por uno aquí y ahora”. [13] Sin agobiarnos pero tenemos que ser conscientes que nuestra generación es corresponsable nuestra situación actual y por tanto estamos llamados con urgencia a transformarla para que el mundo crea.

    4.4. PARA ABRIR PUERTAS

    Después de haber orado, haber vivido de la Palabra de Dios, comprendiendo e intentando hacer vida lo que nos compromete con Cristo nos disponemos a abrir de par en par nuestras aptitudes para que el Espíritu del Señor nos siga comprometiendo con la realidad en la estamos inmersos.

    Traemos a continuación un testimonio de interés que nos puede ayudar a caer en la cuenta de cual es nuestra vocación y como podemos abrir nuevas avenidas para que el testimonio de nuestras vidas sea una llamada para que el mundo crea. Chiara Lubich, fundadora de los Focolares [14] , Obra de María, nos dice que “hoy podemos decir que el amor recíproco y la unidad entre todos ha crecido, superando todas nuestras previsiones”. Es verdad, aunque todavía persistan dificultades y desencuentros entre los que trabajamos en la viña del Señor, el día a día de nuestro trabajo pastoral nos está ayudando a ver en el otro un compañero de viaje, un corredor de fondo como nosotros. Sin duda si todos “trabajáramos para la realización de los mismos fines que perseguía Jesús, el primero de todos, la unidad”, nuestros contemporáneos al ver como nos relacionábamos y nos ayudábamos entre nosotros, verían que la gloria del mundo pasa, que solo el amor y la verdad permanecen, que solo Dios es. 

    Reflexionamos en grupo

    Podríamos preguntarnos muchas cuestiones, algunas de ellas ya planteadas en la pasada Asamblea Diocesana del Clero pero solo nos haremos seis sencillas preguntas que quieren servir para abrir un diálogo entre las personas que componen el Grupo de Trabajo y para posteriormente recoger algunas ideas que nos ayuden a seguir caminando.

    Dejamos abierta la posibilidad de hacernos una séptima pregunta que cada cual o cada grupo podrá formular, en este proceso abierto de participación que quiere ser la Asamblea Diocesana de Laicos, con la forma y fondo que considere.  

     

  • ¿Los laicos somos conscientes de la vocación que tenemos por ser Iglesia, por estar bautizados?
  •  

  • ¿Cómo podremos concretar en nuestra propia vida lo que somos por el bautismo?
  •  

  • ¿Reconocemos nuestra pertenencia a la Iglesia como una oportunidad para el crecimiento personal y social de nuestra vida?
  •  

  • ¿Somos conscientes de la necesidad de trasladar a nuestra vida ordinaria los conocimientos y vivencias que tenemos por ser la Iglesia?
  •  

  • Cuándo  la sociedad me pide respuestas cristianas ¿Es mi vida un claro espejo de mi realidad como cristiano?¿Cómo contribuyo a abrir ámbitos de paz, de encuentro, de cercanía?
  •  

  • ¿Tengo claro que al cumplir con mis obligaciones laborales, familiares y sociales vivo mi fe y me comprometo en construir una sociedad mejor?
  • 4.5. LIBROS QUE NOS ACOMPAÑAN

    NOTA: Este cuaderno de trabajo se ha elaborado tomando como base los documentos conciliares –Lumen gentium, Gaudium et spes, Apostolicam actuasitatem, así como la Exhortación apostólica de Pablo VI, Evangelio Nuntiandi. La exhortación postsinodal Christifideles laici, y el documento de la Conferencia Episcopal Española. Los cristianos laicos, Iglesia en el Mundo, CLIM,(1991), así como, las actas del Congreso Nacional de Apostolado Seglar celebrado en Madrid en 2004, han servido para articular y estructurar sus contenidos.

    BERZOSA, Raúl. Teología y espiritualidad laical.Ed. CCS 1995.

    BLAZQUEZ, Ricardo. La Iglesia del Concilio Vaticano II.  Ed.Sigueme, Salamanca 1988.


    CALERO, Antonio María, El laico en la Iglesia, vocación y misión.Ed. CCS. 1997.

    CALERO, Antonio María, Somos Iglesia. Ed. CCS. 2006.

    CEAS, Conferencia Episcopal Española. El Apostolado seglar en España, Madrid 1974.

    CEAS, Conferencia Episcopal Española. Formación de los laicos. Proyecto marco. Madrid 1994.

    CEAS, Conferencia Episcopal Española. Algo nuevo esta naciendo ¿no lo notáis? Madrid 1995.

    CONGAR, Yves, M-J, Jalones para una teología del laicado. Barcelona, 1961.

    EDICE.  El seglar en la Iglesia y en el mundo. Madrid 1987.

    ESTRADA DIAZ, Juan Antonio.La identidad de los laicos. Ediciones Paulinas. 1990.

    ESTRADA DIAZ, Juan Antonio.La espiritualidad de los laicos. Ediciones Paulinas. 1992.

    FORTE, Bruno. Laicado y Laicidad. Salamanca 1987.

    GARCIA DE ANDOIN, Carlos. Laicos Cristianos, Iglesia en el Mundo.Ediciones HOAC. 2004.

    GONZÁLEZ-CARVAJAL SANTABÁRBARA, Luis, Iglesia en el Corazón del Mundo. Ediciones HOAC. 2005.

    GONZALEZ DE CARDEDAL, Olegario y otros, Cambios históricos e identidad cristiana, Salamanca 1978.

    RATZINGER, J.El nuevo Pueblo de Dios. Ed.Herder, Barcelona 1972.

    RATZINGER, J. Informe sobre la Fe. BAC, Madrid 1985.

    ROVIRA BELLOSO, J.M. La comunidad, matriz eclesial del laico. En Sal Terrae 75, 1987.

    SINODO DIOCESANO DE SEVILLA. Los laicos y su participación corresponsable en la Iglesia Diocesana. Sevilla 1973.  

    SUENENS, L. La corresponsabilidad en la Iglesia. DDB, Bilbao 1968.

    5. GUÍA METODOLÓGICA

    DOCE PREGUNTAS SOBRE LA ASAMBLEA DIOCESANA DE LAICOS

     1. ¿Qué es la Asamblea?

     

      2. ¿Cuál es la finalidad de la Asamblea?

     

      3. ¿Quiénes pueden participar en la Asamblea?

     

      4. ¿Quiénes serán los responsables de la Asamblea?

     

      5. ¿Cómo nos vamos a organizar?

     

      6. ¿Cómo se forman y funcionan los Grupos de Trabajo?

     

      7. ¿Cómo se coordinan los Grupos de Trabajo de la Asamblea?

     

      8. ¿Cuales son los materiales y documentos de trabajo de la Asamblea?

     

      9. ¿Cuál es el contenido de los Cuadernos de Trabajo de la Asamblea?

     

    10. ¿Cuál es el programación de los trabajos de la Asamblea?

     

    11. ¿Cómo se elaborarán las conclusiones de la Asamblea?

     

    12. ¿A quienes tiene que llegar la Asamblea?

     

    1. ¿Qué es la Asamblea?

    La Asamblea es una acción diocesana que contribuirá a la construcción de una comunidad más responsable. Hemos de hacer de la realidad que nos envuelve un medio eficaz para que “el conocimiento de Dios llene la tierra” (Is 11,9), promoviendo en todos y para todos un mandamiento de amor, que nos lleve a “ser casa y escuela de comunión”.

    Ello nos debe ayudar a fortalecer nuestros compromisos, potenciar nuestras vivencias y abrir grandes avenidas por donde la Palabra de Dios se haga presente en el mundo de hoy, y comprometa a la sociedad futura.

    2. ¿Cuál es la finalidad de la Asamblea?

    La finalidad de la misma es hacer una reflexión sobre la identidad, el papel y la misión del laicado de la Iglesia de Sevilla, de tal forma, que al profundizar “acerca del laico que necesita nuestra Iglesia” respondamos de forma adecuada al momento actual, al inicio del nuevo siglo, y al hacerlo, seamos capaces de promover un proceso de formación, gradual e integral para todo el Pueblo de Dios, teniendo en cuenta nuestra realidad histórica, cultural, económica y social.

    3. ¿Quiénes pueden participar en la Asamblea?

    La Asamblea necesita del protagonismo de todos los bautizados como Cuerpo de Cristo, especialmente de;

    ·         Laicos y laicas de Movimientos y Asociaciones Laicales,

    ·         Miembros de Hermandades y Cofradías,

    ·         Responsables, profesores y padres de Colegios de ideario católico,

    ·         Todos los hombres y mujeres de buena voluntad que buscan a Dios con sincero corazón,

    ·         Todos aquellos que quieran trabajar por el bien común de nuestra sociedad.

    Además contar con la ayuda y el apoyo de Sacerdotes y Diáconos permanentes, Religiosos y Religiosas que serán los grandes facilitadores de esta tarea diocesana.

    Todos están llamados, los niños, los jóvenes, los adultos y los mayores, enfermos, personas con discapacidad, cada uno según su edad y circunstancia personal.

    La participación, aportaciones y sugerencias de todos serán de gran valor en el desarrollo de la misma, ya que, a todos nos interesa y necesitamos saber que piensan de nuestras comunidades y como podemos establecer tareas comunes que a todos beneficie.

    4. ¿Quiénes serán los responsables de la Asamblea?

    Como no se trata de complicar la Agenda Pastoral Diocesana. Ni de hacer más cosas, al contrario debemos simplificar nuestras tareas, persiguiendo todos los mismos objetivos y metas, cada uno desde su quehacer. Por ello, todos somos los responsables de la Asamblea.

    Especial importancia tienen en su ámbito de responsabilidad pastoral los párrocos, los titulares o directores de colegios de ideario católico, los hermanos mayores de las hermandades, los presidentes, directores y responsables de movimientos eclesiales, asociaciones laicales, nuevas comunidades y asociaciones diversas de identidad católica. Todos ellos ayudados por sus consejos pastorales, juntas de gobierno y diversos órganos de responsabilidad colegial.

    A nivel de nuestra Iglesia de Sevilla todos los servicios y delegaciones pastorales son también responsables de la Asamblea en cada uno de sus ámbitos. Prestando un servicio especial está la Comisión Permanente de la Asamblea, compuesta por laicos y laicas y por diversos responsables diocesanos, todos están al servicio del buen desarrollo de la Asamblea. 

    5. ¿Cómo nos vamos a organizar?

    Nos organizaremos a través de las Parroquias, que es el lugar natural para el funcionamiento básico de la Asamblea. Y en comunión con la Parroquia las otras realidades o comunidades: Colegios, Instituciones religiosas, Hermandades, Movimientos eclesiales y Asociaciones laicales.

    En cada Parroquia el Grupo de Trabajo Base es el Consejo Parroquial de Pastoral, donde no exista lo será el grupo de personas que colabora ordinariamente con la realidad pastoral de la Parroquia. A  partir de él se pueden crear tantos grupos como se vean convenientes. El resto de organizaciones también pondrán en marcha sus respectivos Grupos de Trabajo.

    La constitución de los Grupos de Trabajo se registrará, rellenando los datos que aparecen en el  Anexo 1. Este se remitirá vía correo electrónico  a la Comisión Permanente de la Asamblea ( apostoladoseglar@archisevilla.org ).

    En el caso que no se disponga de correo electrónico enviar por fax y carta ( tfno. 954505505 fax 954505506, Asamblea Diocesana de Laicos, Palacio Arzobispal  Plaza de la Virgen de los Reyes s/n 41004 Sevilla ).

    El 8 de noviembre deben de estar constituidos y formados todos los Grupos de Trabajo.

    6. ¿Cómo se forman y funcionan los Grupos de Trabajo?

    Además de las Parroquias, los Movimientos, las Asociaciones Laicales y las Nuevas Comunidades, las Hermandades, los Colegios, los Centros Asistenciales podrán constituir cuantos Grupos de Trabajo consideren. Igualmente deberán, al constituir los Grupos de Trabajo registrarlos, con los medios y formas indicados (envío de Anexo 1 al correo electrónico apostoladoseglar@archisevilla.org o por carta o fax al Arzobispado). Debiendo también estar constituidos como el resto de los Grupos de Trabajo antes del 8 de noviembre de 2006.

    Cada Grupo de Trabajo una vez constituido se reunirá al menos tres veces durante la Asamblea. No obstante cada uno es libre para organizarse y establecer su programa de trabajo. Todos recibirán en el lugar que determinen los documentos de reflexión, uno en cada trimestre.

    Se recomienda que los Grupos de Trabajo no estén formados por más de quince personas para que sean operativos, en cada grupo sería conveniente que participara, al menos, un presbítero, un religioso/religiosa, un laico/a responsable de Movimientos, Colegio, Hermandades, etc.

    Se designará en cada Grupo de Trabajo un secretario y un coordinador. El secretario será el responsable de la elaboración de las conclusiones. El coordinador será el responsable de la animación, coordinación, metodología y materiales.

    El funcionamiento básico de los Grupos de Trabajo será el siguiente:

    • recepción del material del trimestre,
    • reparto del material,
    • reflexión personal,
    • trabajo en grupo,
    • elaboración de conclusiones y propuesta,
    • remisión de las conclusiones a la Comisión Permanente de la Asamblea.     

    7. ¿Cómo se coordinan los Grupos de Trabajo de la Asamblea?

    La coordinación de todos los trabajos le corresponde a la Comisión Permanente de la Asamblea moderados por el Vicario General y presididos por el Cardenal Arzobispo. Los Vicarios de Zona, con sus Arciprestes y respectivos Consejos Pastorales serán los responsables de la animación pastoral de los trabajos de los grupos constituidos.

    Para una mayor cercanía en el cumplimiento de los objetivos propuestos los miembros de la Comisión Permanente se harán presentes en todos los Consejos Pastorales de Arciprestazgo a lo largo del curso 2006-2007.

    8. ¿Cuales son los materiales y documentos de trabajo de la Asamblea?

    La Asamblea cuenta con una Base Documental que se irá completando en cada uno de los momentos de la misma.

    • Carta Pastoral del Cardenal Arzobispo (septiembre 2006).
    • Libro Blanco sobre el Laicado de la Archidiócesis (noviembre 2006).
    • Tres Cuadernos de Trabajo, articulados a través de reflexiones teológico-pastorales acompañadas de unas fichas temáticas que ayuden para comprensión y discernimiento.
    • Compendio del Magisterio, disponible en www.archisevilla.org
    • Bibliografía incorporada a los Cuadernos de Trabajo. 

    9. ¿Cuál es el contenido de los Cuadernos de Trabajo de la Asamblea?

    Partiendo de las conclusiones de la Asamblea Diocesana del Clero recientemente celebrada, y tomando como base la Carta Pastoral de nuestro Cardenal Arzobispo y el Magisterio de Iglesia, así como, las experiencias de otros ámbitos pastorales se han elaborados los Cuadernos de Trabajo, cuyo vértice teológico-pastoral se ha tomado de las palabras de Jesús al Padre “que sean uno, para que el mundo crea” del Evangelio de San Juan. Se ha consultado a distintas Delegaciones Pastorales, al Consejo Diocesano de Apostolado Seglar, expertos y técnicos en la materia.  

    La base doctrinal de los tres Cuadernos de Trabajo tienen como referencia las citas de Juan Pablo II en su Exhortación Postsinodal sobre los Fieles Laicos (Christifidelis laici, ChL) “la condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular” (15) y de Pablo VI “evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (EN).

    La Carta Pastoral del Cardenal Arzobispo de Sevilla a modo de Directorio de la Asamblea nos propone como Pastor trazar un itinerario, “un proceso de oración y reflexión, de sensibilización con la vocación cristiana laical, de elaboración de propuestas para un futuro programa de acciones pastorales. Todo ello impulsados y dóciles al Espíritu”.

    Los Cuadernos de Trabajo tienen los siguientes enunciados y esquema:

    CUADERNO DE TRABAJO I

    LA IDENTIDAD Y LA VOCACIÓN DEL LAICO EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO. ¿QUÉ ES UN LAICO?

    En el Cuaderno de Trabajo I (CT I) nos introduce en la identidad de los laicos, nos plantea desde la novedad cristiana, nuestro lugar en la comunidad y la necesaria comunión eclesial, nos muestra la realidad de nuestro ser Iglesia, nuestra vocación que nos prepara para la misión.

    CUADERNO DE TRABAJO II

    LA IGLESIA ESCUELA DE COMUNIÓN ¿COMÓ PODEMOS CONSTRUIR NUEVAS RELACIONES?

    El  Cuaderno de Trabajo II (CT II) plantea la misión y la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia, se subraya la oportunidad del asociacionismo laical, así como, apunta nuevas formas para la participación de los seglares en el ministerio apostólico y pastoral. Se realiza una reflexión desde la comunión sobre los diversos carismas y tareas eclesiales y se abren líneas de futuro y esperanza.

    CUADERNOS DE TRABAJO III

    LAICOS FORMADOS PARA EL COMPROMISO PÚBLICO Y EL DIÁLOGO SOCIAL.¿COMÓ PODEMOS FORMARNOS MEJOR? ¿COMÓ PODEMOS OFRECER DE NUEVO NUESTRA FE?

    El Cuaderno de Trabajo III (CT III) nos acerca a la evangelización y la renovación de la acción eclesial en medio del mundo, para ello se reflexiona sobre la necesaria apuesta por la formación como elemento esencial en la vida de la Iglesia para ofrecer al mundo una presencia viva que apueste por la participación social desde una laicidad inteligente y coherente.

    Como la base doctrinal, magisterial y bibliográfica esta suficientemente cubierta con los medios que se ponen al alcance de todos los Cuadernos de Trabajo pretenden más que desarrollar doctrinalmente los temas apuntar determinadas cuestiones para la reflexión y el debate, siempre precedido de momentos de oración personal y comunitaria.

    La metodología descriptiva y la arquitectura didáctica de la preguntas, así como los testigos de la fe que se proponen, serán sin duda un itinerario que se podrá completar y enriquecer pero que ya sirve como adecuada base para nuestros trabajos a lo largo de las tareas que desarrollen los Grupos de Trabajo durante la Asamblea Diocesana de Laicos.

    10. ¿Cuál es la programación de los trabajos de la Asamblea?

    Con el fin de animar el trabajo trimestral de los Grupos de Trabajo se remitirán los tres Cuadernos de Trabajo (CT) de la Base Documental:

    • CT I, segunda quincena de octubre de 2006.
    • CT II, primera semana de enero de 2007.
    • CT III, segunda quincena de febrero de 2007.

    Los tres Cuadernos de Trabajo estarán disponibles en www.archisevilla.org

    Trimestralmente todos los Grupos de Trabajo remitirán a la Comisión Permanente de la Asamblea sus reflexiones, recomendaciones y conclusiones, según el formato del Anexo 2. En concreto se deberán remitir con la siguiente secuencia:

    • Cuaderno de Trabajo I (octubre-diciembre 2006) antes del 15 de enero,
    • Cuaderno de Trabajo II (enero-febrero 2007) antes del 15 de marzo,
    • Cuaderno de Trabajo III (marzo-abril) antes del 15 de mayo. 

    11. ¿Cómo se elaborarán las conclusiones de la Asamblea?

    En el seno de la Comisión Permanente se constituirá una Subcomisión de Conclusiones que empezará sus trabajos en noviembre de 2006 y finalizará el mismo en octubre de 2007.

    Esta Subcomisión será la responsable de recoger, organizar y articular las conclusiones que serán presentadas como uno de los frutos finales de la Asamblea. La Subcomisión de Conclusiones de la Asamblea estará constituida por representantes de diversas Delegaciones Diocesanas.  

    La Subcomisión de Conclusiones elaborará trimestralmente las conclusiones generales que serán remitidas a todos los Grupos de Trabajo, además se remitirán a cada Arciprestazgo y Vicaría las conclusiones generales trimestrales adaptadas al resultado obtenido en cada territorio concreto.

    Se elaborarán unas conclusiones adaptadas relacionadas con los Movimientos y Asociaciones, Hermandades y Colegios, remitiéndose a sus respectivos órganos de ámbito diocesano (Consejo de la Delegación  Diocesana de Apostolado Seglar, Consejo de la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, FERE y Educación y Gestión) para su conocimiento y evaluación.

    La Subcomisión de Conclusiones elaborará un Documento de Conclusiones Finales que será remitido a todos los Arciprestazgos para su conocimiento y valoración. Los Arciprestazgos y demás instituciones y organizaciones indicados en el párrafo anterior articularán las formulas necesarias para que el borrador de conclusiones finales se ha valorado y conocido por todos los Grupos de Trabajo de su ámbito territorial o institucional. Remitiendo antes del 30 de junio de 2007 las propuestas o modificaciones de las conclusiones definitivas. En octubre de 2007 se presentarán las conclusiones definitivas y se evaluarán estas en el marco de un Seminario de Estudios abierto a todos los Grupos de Trabajo.    

    12. ¿A quienes tiene que llegar la Asamblea?

    Con el fin de que la Asamblea llegue a todos se proponen que se articulen en cada trimestre unas sencillas acciones en cada Parroquia, Colegio, Hermandad, Movimientos o Asociación laical se propone:

    -          Aprovechar cualquier ciclo formativo ordinario de la institución para presentar por parte del responsable de algún Grupo de Trabajo o miembro de la Comisión Permanente de la Asamblea los objetivos, finalidad y marcha de los trabajos.

    -          Dedicar una homilía dominical a los contenidos y objetivos de la Asamblea.

    -          Cada trimestre se elaborará una petición para la oración de los fieles, a modo recordatorio del momento que vive la Archidiócesis.

    -          Aprovechar la publicación ordinaria de la institución para dar a conocer la Asamblea.

    Somos conscientes que la gran mayoría del Pueblo de Dios y de cuantos nos acompañan, no formarán parte de ningún Grupo de Trabajo, no seguirán la marcha ordinaria de la Asamblea, pero han de tener facilidad para acceder al material y contenidos de la misma. Por ello, a parte del material informativo de la Asamblea que se remita a cada lugar, se utilizarán las nuevas tecnologías de la información, especialmente internet. Así, a través de la página web de la Archidiócesis de Sevilla www.archisevilla.org estarán disponibles todos los materiales de la Asamblea, a esta forma de participar se ha denominado Asamblea Virtual.

    Todos los miembros de los Grupos de Trabajo, así como toda persona interesada que proporcione su e-mail podrán recibir a través de la “Red del Pescador” como medio avanzado de comunicación pastoral a través de internet, vía correo electrónico, información y reflexiones relativas a los contenidos de la Asamblea, a través del e-mail apostoladoseglar@archisevilla.org

    La Hoja Diocesana “Iglesia de Sevilla”, semanalmente y a partir de principios del mes de octubre reproducirá algunos párrafos de la Carta Pastoral del Cardenal relacionados con los contenidos a trabajar en cada trimestre. Además reproducirá los textos básicos de cada Cuaderno de Trabajo, uno al trimestre.

    También desde octubre de 2006 a junio 2007 semanalmente se publicará una entrevista de un responsable de movimiento eclesial, Consejo de Hermandades, Colegios, Arciprestazgo y Vicaría, en relación a los contenidos y trabajos de la Asamblea. Se utilizarán también otros medios de comunicación de titularidad eclesial para hacer llegar los trabajos y objetivos de la Asamblea a toda la sociedad.

    Más información

    Para todos los que deseen más información pueden consultar la página web de la Archidiócesis, www.archisevilla.org  y  la pueden recibir demandándola al correo electrónico apostoladoseglar@archisevilla.org, o preguntar en su Parroquia, Colegio, Movimiento o Hermandad. También pueden recibir más información en el teléfono del Arzobispado de Sevilla, 954 505 505.


    [1] Juan Pablo II, Los fieles laicos, n. 15.

    [2] Cfr. Lumen gentium, nn. 30-38.

    [3] Cfr. Juan Pablo II, Los fieles laicos, n. 15.

    [4] Cfr. Unitatis redintegratio, n. 2.

    [5] Cfr. Juan Pablo II, Los fieles laicos, n. 10.

    [6] Cfr. Lumen gentium, cap. II.

    [7] Cfr. Lumen gentium, n. 17; Ad gentes divinitus, nn. 7. 23.

    [8] Cfr. Lumen gentium, n. 31; Juan Pablo II, Los fieles laicos, n. 9.

    [9] Juan Pablo II, Los fieles laicos, n. 16.

    [10] Pío XII, Discurso a los nuevos cardenales (20 de febrero de 1946): AAS 38 (1946) 149.

    [11] Cfr. Benedicto XVI, Dios es amor, nn. 26-29.

    [12] Intervención en la Vigilia de Pentecostés, 3.6.2006. Roma.

    [13] Intervención en la Vigilia de Pentecostés, 3.6.2006. Roma.

    [14] Intervención en la Vigilia de Pentecostés, 3.6.2006.Roma.










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