Arte Sacro
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El Almanaque de Sevilla. Santa Catalina. M. Jesús Roldán Salgueiro.


 Andar entre el santoral sevillano supone encontrar un santo para las parturientas, una santa para los ciegos, un franciscano que busca novios, un patrono de cualquier profesión o una abogada hasta para las causas más imposibles. Pocos conocen que hay incluso una Virgen cuyo manto protege a los soldados, nada más y nada menos, de las balas que dispara el enemigo. Que venga el guerero del antifaz... Una vieja foto enmarcada así nos lo recordaba en el acceso a la iglesia de Santa Catalina. No era ése, obviamente, su principal interés.

La iglesia de Santa Catalina entra en el amplio grupo de iglesias mudéjares de la ciudad; obras como Omnium Sanctorum, Santa Marina, San Marcos, o San Gil que conjugan en su arquitectura las formas del arte gótico del siglo XIV con elementos decorativos musulmanes, dudando algunos autores sobre su posible origen en una mezquita islámica. Como tantas otras, ha conocido múltiples añadidos que nos hablan de una complicada historia: capillas laterales, una barroca capilla sacramental que es una iglesia dentro de otra, e incluso una portada que no es suya. El público que busca el Rinconcillo o el que la contempla desde el autobús suele desconocer que su portada actual es la antigua de la parroquia de Santa Lucía, trasladada piedra a piedra en 1930 desde otra iglesia mudéjar olvidada.

Ha sido en su historia un monumento con suerte. En 1868 estuvo a punto de ser derribada por los presuntos liberales para ensanchar la zona. Tuvo la suerte de no ser incendiada en 1936 como les ocurrió a otras. Y ha tenido la suerte de ser una iglesia olvidada. Demasiado. Un olvido que llegó a maltrato. Entrar en Santa Catalina era entrar en el olvido y por ese olvido conocer la historia. Era disfrutar con las historias de la titular narradas en un retablo de 1624 de Diego López Bueno, era sobrecogerse en la capilla Sacramental de Figueroa y quedar envuelto en las esculturas de Hita del Castillo, era conocer la grandeza de cofradías populares como la de los Caballos. En su capilla, una antigua estructura como las qubba musulmanas, unos ángeles de la Roldana nos explicaban cómo el arte con mayúsculas puede estar en rincones muy al alcance de todos.

Entrabas en Santa Catalina y volvías al pasado: conocías la divina providencia de San Cayetano, las devociones al Carmelo o al Rosario en sus Vírgenes o la ayuda de Santa Lucía para los problemas visuales.

Piensas y hablas en pasado. Una ceguera que no cura Santa Lucía te impide ver la iglesia desde hace ya años. La ceguera de los inútiles dueños de la iglesia, de los inútiles que te gobiernan y la de los inútiles como tú y tus setecientos mil vecinos que habéis permitido que una joya llegue a la ruina. Quizás no sea el sitio ideal para colocarse medallas, para figurar o para salir en las portadas de los periódicos. Pero merece un hueco en tu almanaque de cosas por hacer. Sobre todo, un día de noviembre como hoy. Es el día de Santa Catalina, la de la rueda, la del retablo olvidado. También es el Día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer. A Catalina la están maltratando. Sin géneros...

http://elalmanaquedesevilla.blogspot.com/2008/11/25-de-noviembre-santa-catalina.html

Foto: Francisco Santiago.










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