Opinión. Dichos y hechos de la pre-Cuaresma (I). El Diputado de Cruces.
Por fin se empieza a pensar en una carrera oficial sin la innecesaria Campana (el setenta por ciento de las cofradías deben dar un rodeo más o menos grande para pasar por esta plaza camino de la Catedral), sin la ratonera de Sierpes (mejor como desahogo en los recorridos de regreso) y sin la guardería.-feria de las vanidades de la Plaza de San Francisco.
Hasta ahí bien. Lo malo es que, en vez de considerar una carrera oficial que sea el mínimo recorrido común necesario para organizar la llegada de las hermandades a la Catedral, se piensa más en no perder sillas, es decir, dinero de las subvenciones, con la falta de independencia que éstas conllevan. Y no me creo que sin este dinero las cofradías no sean capaces de autofinanciar su estación de penitencia (a lo mejor, renunciando a alguna banda, a tantas flores exóticas y a estrenos cada año), porque mal hablaría esto de sus hermanos. Y si es imposible, la historia nos enseña que no todos los años han salido todas las hermandades.
- ¡Qué difícil nos ponen a veces los miembros de la curia permanecer en nuestro sitio a los cristianos en general y a los cofrades en particular! En los últimos meses hemos tenido, para aumentar la confusión, la homilía en Navidad del Arzobispo de Granada, la del Cardenal Primado en el Día de la Familia y las declaraciones del Obispo de San Sebastián al hilo del terremoto de Haití. Y para los cofrades sevillanos, también, la petición de un director espiritual, a través del boletín de su hermandad, de suspender la estación de penitencia como protesta por la ley de interrupción del embarazo. Es verdad que hemos mantenido y mantenemos, una actitud más que tibia ante este asunto. Y todo eso a pesar del “autobombo” de algunas hermandades, porque, ya me dirán, poner en la protestación pública de fe (que se hace en el interior de los templos, no se olvide) que nosotros, cristianos, estamos por la defensa de la vida es, además de redundante, innecesario, ya se supone que lo hacemos, ¿verdad? Pero suspender nuestro culto público es hacer el juego a los que nos atacan y entrar en la contienda política. Ahora es cuando más hay que estar en la calle, eso sí, de verdad, no para el “chim-pún-chim-pún”, las coreografías y las madrugadas eternas, claro.
- A un grupo de hermanos de una hermandad de la provincia que recogen las firmas que marcan sus reglas a fin de convocar un cabildo extraordinario, se les deniega esta convocatoria por parte de Palacio y ni siquiera se les recibe para darles una explicación (creo que enseñar al que no sabe, si este fuera el caso, que no voy a entrar en el fondo de la cuestión, es una de las obras de misericordia y la Iglesia debe ser madre y maestra ante todo, ¿no?). A una hermandad de la capital se le anula, también por parte de Palacio, un cabildo de elecciones que se desarrolló, supongo, presidido por la autoridad eclesiástica competente en la que delegara ese mismo Palacio. Y tampoco se recibe al candidato ganador de esas elecciones para darle la más mínima explicación o, si es que hubo alguna irregularidad manifiesta por su parte, amonestarle y/o sancionarle adecuadamente, amén de usar triquiñuelas legales para retrasar el recurso. En cambio, se castiga a toda la hermandad imponiéndole un “comisionado”, que lo primero que manifiesta es que de la hermandad sólo sabe el día que sale y que se rodea, ante el beneplácito palaciego, de un grupo de auxiliares que, en su inmensa mayoría, pertenecían a la candidatura perdedora (que mal suena esto, ¿verdad?). Parece que a alguien por la Plaza de la Virgen de los Reyes se le ha olvidado lo que significa el mínimo respeto entre hermanos.
- Por cierto, ¡qué estómago y qué ganas hay que tener para aceptar el puesto de “comisionado”! ¡Cuánto “espíritu de servicio”! ¿No sería más razonable que Palacio, cuando quiera intervenir en una hermandad (a lo mejor puede que con razones más que bien fundamentadas, e insisto, no estoy diciendo que este sea o no el caso que nos ocupa en estos momentos), ponga al frente de la misma a un sacerdote? ¡Ay, si Bandarán levantara la cabeza!
En fin, continuará.
Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse a ellos directamente usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.
Telegram