La Divina Pastora recorrió los riscos sevillanos

Francisco Santiago. Con algo de retraso sobre la hora estimada, se ponía en marcha el cortejo procesional, con el acompañamiento de numerosas representaciones de hermandades pastoreñas y vinculadas, visitándose en esta ocasión el templo de San Juan de la Palma a primera hora, en vez de hacerlo al final de la procesión como es habitual.

La acompañaron con estandarte las hermandades de Candelaria Madre de Dios, Guadalupe de la Misericordia, Araceli y la de la Virgen de la Cabeza, así como en la presidencia los hermanos mayores de las anteriormente referidas más Pastora de San Antonio, Cantillana y Capuchinos, así como representante de la Anunciación XXIII. La Delegada del Consejo que les acompañó fue Esther Ortego.

La Amargura recibió en besamanos a la Pastora, pues en la jornada las Hermanas de la Cruz habían besado las manos de la Dolorosa del Domingo de Ramos, ante el traslado de la talla de Madre María.

Posteriormente, mientras el cortejo enfilaba la calle Espíritu Santo, la Pastora visitaba el cercano asilo de ancianos para reconfortar su estancia en el centro. De nuevo los sones de la Municipal de Arahal sorprendieron por su magnitud musical, convirtiendo a esta formación en una gran candidata para multitud de hermandades, de las que algunos miembros de junta se dejaron caer por la salida para escucharla.

De nuevo la calle Divina Pastora fue centro neurálgico de la devoción, donde los canticos, los sones de campanilleros y los pétalos, además de los cohetes y el exorno, marcaron el punto de conexión entre lo humano y lo divino.

Fotos: Francisco Santiago