Opinión. Dichos y Hechos (y III). El Diputado de Cruces
Tercera y última entrega de estos comentarios personales:
El enfado. Nos hemos enterado que cierto alto cargo de la Iglesia sevillana se enfadó bastante con la hermandad de la Vera-Cruz por… ¡no haber sido consultado por la misma sobre la forma de su salida el pasado Lunes Santo! Pero, ¿no quedamos que los cabildos tienen la suficiente autonomía para tomar decisiones? ¿O no es así?
Las normas absurdas. De toda la vida de Dios, las cofradías han salido (o no) dependiendo sólo de las decisiones de sus juntas de gobierno. Si les ha llovido, se han refugiado (o no) dependiendo sólo de las decisiones de sus juntas de gobierno. Si se han refugiado, han vuelto a sus iglesias o han continuado sus estaciones de penitencia (o no) dependiendo sólo de las decisiones de sus juntas de gobierno. Y si se han quedado refugiadas varios días, han sido sus juntas de gobierno las que han decidido el momento y la forma del regreso, dependiendo de las posibilidades y circunstancias (recuerdo, hace ya bastantes años, un regreso en andas de la Sagrada Mortaja que se había quedado en la Catedral refugiada por la lluvia). Ahora tenemos normas para casi todo. Si me llueve y me tengo que refugiar, ya no puedo continuar hacia la Catedral, aunque no haya nadie detrás (es claro que ninguna junta de gobierno se empeñaría en continuar si con ello perjudicara a alguna otra hermandad). Si me refugio y no puedo volver, me dicen cuando y de qué manera lo hago, eso sí, conservando mi idiosincrasia (¿?) y teniendo en cuenta que hago un traslado y no una procesión extraordinaria. Ya pronto saldrá el manual de la perfecta cofradía, donde se especifique con qué porcentaje y de qué tipo de lluvia se sale y con cual no se sale (ya saben, con 33% de lluvia aislada se sale y con 34% de chubascos dispersos, no). Y todo, por supuesto, validado por el CECOP (Centro de Coordinación Operativa), organismo que se creó para el servicio de los ciudadanos, en este caso de las hermandades, tarea con la que hay que decir, en rigor de justicia, que cumple perfectamente (y, si no, recuerden la mañana del Viernes Santo, con los cambios de itinerario), pero que, en demasiadas ocasiones, se está convirtiendo en quien dirige y decide, más que quien coordina, los movimientos de las cofradías. Toda esta normativa, dictada por el Sr. Vicario, aunque a mí me cuesta trabajo creer que este asunto preocupe tanto en Palacio, se justifica en el crecimiento (para algunos desmesurado y, por tanto, necesitado de ser ordenado) de la Semana Santa y en la necesidad de salvaguardad la seguridad, algo muy importante. Y parece que viene motivada por algunos presuntos desmanes que se han podido cometer en un pasado reciente. Sí así fuera, lo justo sería castigar a los responsables de dichos desmanes (nunca a las hermandades, pues los hermanos de a pie no tiene culpa de lo que puedan hacer sus juntas de gobierno), no tratarnos a todos como pecadores irredentos, asumiendo que todos somos unos irresponsables incapaces de tomar las decisiones correctas. Pero, al fin y a la postre, con tanto ordenamiento, lo que se está consiguiendo es despojar a la Semana Santa de su tradicional frescura y espontaneidad, restándole improvisación, para convertirla en un mecano formado por piezas todas idénticas que funcionan de manera automática.
Los partes. ¿Se han dado cuenta que los partes de previsión meteorológica que la Agencia Estatal de Meteorología emitía a través del CECOP eran casi siempre peores que los pronósticos que la propia agencia tenía colgados en su página web? He preguntado y me han dicho que ello se debe a la inmediatez de dichos partes y a que la citada página web no se actualiza tan rápido (pues vaya birria de página web, pienso yo, en especial para una agencia estatal). En cualquier caso, estas discrepancias causaron cierta confusión en algunas juntas de gobierno, aunque, por norma general, los partes reflejaron con bastante exactitud lo que iba a ocurrir, por lo que fueron ganando en credibilidad a lo largo de la semana.
Nazarenos de capa. Entre los muchos nazarenos de las hermandades de capa de la Madrugá con los que he podido hablar hay unanimidad en preferir los recorridos más racionales de este año para así acortar el tiempo de estancia en la calle y disminuir el sufrimiento innecesario que parones y retrasos con el templo casi a la vista producen en unos cuerpos que llevan ya muchas horas vestidos con la túnica, la capa y el capirote, que han pasado la noche en vela, aguantando el frío y la humedad primaverales y que han visto amanecer en la calle. Sin embargo, las hermandades no se están dando por aludidas e, incluso y así se ha manifestado el hermano mayor de una de ellas, afirman que no van a quitar el día de fiesta al barrio. Se olvidan los dirigentes que la hermandad está en el barrio 364 (este año 365) días y que uno se convierte en cofradía para que sus hermanos hagan la estación de penitencia acompañando a los titulares. De todas formas, si el barrio se convierte en lo más importante, por encima del patrimonio humano de los hermanos, hay una solución muy fácil que consistiría en adoptar para estas hermandades lo que se trata de imponer a las hermandades de vísperas: evangelizar en el barrio. Así, todos contentos. Se estarían menos horas en la calle, pero todas en el barrio. Sería muy curioso, ¿no? En fin….
Los dominicos de San Jacinto. ¡Ay, los dominicos de San Jacinto y sus amigos de la prensa cofrade! Pero este tema merece una reflexión en mayor profundidad en los próximos días.
Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse a ellos directamente usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.
Telegram