Arte Sacro
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  • domingo, 5 de mayo de 2024
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A través del Antifaz. Valle soñado. Alberto De Faria Serrano


 Una tórtola acurrucada de la Encarnación nos lo susurró anónima y aun emocionada al oído. Asomada al ventanal del presbiterio, descubrió una lágrima precipitándose por su tersa y delicada mejilla. La adivinó en la soledad de la noche, arrodillada al pie de su altar ya vacío y solitario. Del que baja para llenar la Anunciación por entero y anunciarnos a todos su Pregón callado y certero. Su manto bordado la abrigaba desconsoladamente. Ella es como una paloma redentora y celestial que vuela entre una humareda vaporosa de incienso. Su rostro es una poderosa llama de dolor contenido y a la vez, atravesado; por la comisura de sus labios se entrelaza todo un teorema de la Pasión; por su mirada perdida y petrificada por el llanto. se descifra y se certifica la solemnidad de todos los Jueves Santos. Por su leve entrecejo fruncido se atesora el legado de abnegación y entrega incondicional de todas las madres sevillanas al destino de sus hijos; tanto los que son coronados por las espinas que clava la vida, como los que han de cargar con la cruz de los pecados propios y ajenos. Una cálida mano extendida sobre su hombro le despertaba de su pesar y le avisó que volvería a sentir precisamente, el cariño de todos ellos.

Ya sabemos por qué comparece como sencilla y austera Reina hebrea de la Dulzura. Con su semblante celestial. Con su mirada perdida en el horizonte de la Calle de la Amargura. Con su puñal dorado clavado como se nos clava el dolor de un ser amado. Con el mimo y la exquisitez de un servidor que le sostenga su pañuelo. Sosteniendo la rosa del amor de los que se acercan, aguardando ordenada y pacientemente su turno. Como embelesándose con Ella. Con su altar milimetrado al detalle y al ornato. Con su ambiente propicio. Con su equilibrio exacto. Con su justa estética troncocónica. En la dimensión soñada. ¿Para qué quieres que se consume la espera si ya está llegando? Este es el Valle donde se secan todas las lágrimas posibles. Donde no ha lugar posible para la tibieza ni el desencanto.

Repleto de un cadalso de promesas encendidas, como las notas cadenciosas de Gómez Zarzuela, el sacramento se manifiesta en una liturgia mariana que vale por todas las homilías que este fin de semana se pronuncien en el orbe. Del beso prendido de sus benditas manos, brota la rosa que simboliza todo el remanso de paz que se siente al bajar de su pedestal. Nadie se quiere ir. Ni tú, ni aquél. Ni el que pasa junto a su palio ya casi armado. Ni el que siempre está. Ni el servidor. Porque sabemos que dejar hoy de mirarla, es empezar a verla marcharse por la Calle Cuna: por eso quisiéramos detener el tiempo cuando es la Doncella quien lo retiene. Por eso despide así Marzo. El Valle de su ternura es el centro remoto de nuestro tempo cuaresmal. La espera enfila la calle Rioja soñando con la saya de los soles y encierra la Cerrajería de la puerta donde se terminan de pintar los cirios que la alumbren. Ajustad las manecillas de vuestros relojes. Afinad la sinfonía de los pinceles. Que de tanto mirarla brota el mas hermoso y musical lienzo que anuncia el tiempo soñado.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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