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Impresionante traslado de la Hermandad de la Expiración de Cordoba a la Mezquita Catedral por el Centenario de su refundación


Luis M. Fernández. La hermandad de la Expiración de Córdoba data del siglo XVII, extinguiéndose en el siglo XIX y quedando la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración en la Iglesia de San Francisco. En los primeros años del siglo XX el sacerdote claretiano D. Antonio Pueyo propone su traslado hasta el que fuera Real Convento de dominicos de San Pablo, regido por los religiosos Hijos del Corazón de María, orden misionera fundada por San Antonio María Claret, traslado que se realiza en 1904, reorganizándose la antigua hermandad y cofradía penitencial en 1918.

Se celebran, pues, cien años de aquella reorganización. Además, también en 2018 la hermandad conmemora el XXV Aniversario de la Coronación de una de sus titulares marianas, Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos. Por estos motivos se le ha concedido a la corporación la celebración de un Año Jubilar que fue inaugurado el pasado sábado por el Obispo de Córdoba, Monseñor D. Demetrio Fernández, en el marco del quinario que cada año la hermandad consagra al Santo Cristo.

Precisamente y por razón de estas efemérides, la función principal del citado culto, el primer domingo de febrero, tuvo lugar en la Mezquita Catedral cordobesa, presidida por Monseñor Fernández, a donde, por la mañana, fue trasladado el Señor de la Expiración en su paso procesional en que le acompaña la otra titular mariana de la hermandad, María Santísima del Silencio.

El Cristo de la Expiración representa el último instante de vida del Señor, con la cabeza vuelta hacia su izquierda, los ojos elevados al cielo y exclamando un grito. La imagen es una obra anónima del siglo XVII, de grandes proporciones, atribuida a la escuela granadina, restaurado en varias ocasiones, la última de ellas por Rivero–Carreras en 1985, que le realizó la policromía que luce en la actualidad. La Virgen del Silencio es una dolorosa del siglo XVIII, también de autor anónimo y atribuida a la misma escuela granadina, que representa a María abatida por el dolor inclinando su cabeza y recogiéndose en sí misma. Restaurada por Rafael Díaz Peno en 1965 y Luis Álvarez Duarte en 1976, fue Rivero–Carreras quien le dotó de su fisonomía actual en 1985. Por último, la Virgen del Rosario es la primera obra de Álvarez Duarte para Córdoba y data del año 1973. 

A pesar de la predicción de precipitaciones, la mañana del domingo amaneció fría y gris, pero sin lluvia, por lo que la hermandad decidió realizar el traslado. Ejemplar el largo cortejo de hermanos con cirio que precedió al Santo Cristo y que invitaba al recogimiento. Del mismo modo, los costaleros, comandados por Ángel Carrero, que mantuvieron en todo momento un andar cadencioso y calmado y el incienso que siempre rodeó al paso, contribuyeron en gran medida a la belleza de los momentos vividos. El acompañamiento musical corrió a cargo del Grupo de Voces Graves "De Profundis", dirigido por Sergio Asián, autor de la pieza “Domine Iesu Christe”, estrenada en la salida, y por la Capilla Musical "Calvarium", ambas de procedencia sevillana.

Por último anunciar que en octubre será la Virgen del Rosario la que acuda a la Mezquita Catedral en su paso de palio para celebrar en aniversario de su coronación.

Les ofrecemos ahora alguna imágenes de tan sublime traslado.

Fotos: Luis M. Fernández.










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