Ayarra grabará la obra íntegra para órgano de Castillo en la Catedral. Inmaculada Sánchez. Diario de Sevilla.
El padre José Enrique Ayarra acometerá la grabación de la obra íntegra para órgano del maestro Manuel Castillo. Y lo hará en el instrumento del que él es responsable directo, el órgano de la Catedral de Sevilla, el mismo en el que el compositor recientemente fallecido encontró la vocación musical por estos registros de mano de su profesor y antecesor en el teclado de la seo hispalense, Norberto Almandoz.
El proyecto es un encargo de la Junta de Andalucía a través del Centro de Documentación Musical de Andalucía que dirige Reynaldo Fernández. La obra completa escrita para órgano por Castillo, un total de 15 piezas, se recogerá en un doble CD y tendrá una duración algo superior a dos horas.
"Empezaremos a grabar la primera parte en mayo durante cuatro noches", indica Ayarra, quien ya trabaja en el proyecto. La segunda fase la afrontará en septiembre. La intención de la Administración autonómica es que el disco esté listo para el 1 de noviembre, fecha en la que se cumple el primer aniversario de la muerte de Castillo, aunque lo apretado del programa de producción hace aventurar que el lanzamiento discográfico no se producirá hasta principios de 2007.
La interpretación correrá íntegramente a cargo del maestro y organista titular de la Catedral José Enrique Ayarra, según propuesta de la Junta y deseo expreso del compositor. "Él siempre insistía en que fuera yo el que interpretara sus composiciones y que lo hiciera en la Catedral", presume orgulloso quien se refiere a Castillo con la familiaridad de Manolo.
El destino de ambos músicos se unió de mano del Cardenal Bueno Monreal y el entonces titular del órgano del templo metropolitano Norberto Almandoz, "cuando Manolo era todavía un seminarista". Sería éste el principio de una duradera amistad: Ayarra asistió a la primera misa que ofició Castillo al año siguiente de conocerse, más adelante compartieron arciprestado y durante el resto de sus vidas devoción musical.
Manuel Castillo no era organista pero "llegó a convertirse en el mejor compositor de música de órgano de la segunda mitad del siglo XX". El también compositor y autor de su monografía Tomás Marco decía que el desarrollo de la afición incontenible por el órgano del sevillano está íntimamente relacionada con la amistad e impulso de Ayarra. "Lo suyo era la composición, lo mío la interpretación. Yo le animaba a que escribiera obras para órgano e incluso que transcribiera para mí aquéllas que componía para cámara, como por ejemplo Los cuatro cuadros de Murillo", recuerda. También fue Ayarra quien le encomendó encargos como Los retablos de los Venerables, para el instrumento de la Fundación Focus, o Modo antiquo, obra concebida para demostrar que éste no es un instrumento anclado en el pasado y que ayer cerró el concierto que el intérprete ofreció en San Isidoro con motivo del Festival de Música Antigua. "Estrené todas sus obras excepto una y cada vez que me escuchaba al teclado decía: ¡cómo tiene que sonar esto en la Catedral de Sevilla!".