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Rocío de Esperanza. Antonio Sánchez Carrasco


Ayer buscaba algo que contar y en ese calor de mayo que adormece las neuronas, comencé a ver fotos de otros años en el ordenador.

Me vino al explorador de windows la carpeta de todas las fotos de donde saqué la selección para el libro que en 2018 publiqué sobre el Rocío con la editorial Almuzara.

El año pasado el tendón de mi cuádriceps se rompió y justo cuando el Simpecado de Triana debía de andar saliendo de San Jacinto estaba asentándome en mi casa a pie cojito, con la rodilla abierta y con el alma encogida porque empezaba la semana de las carretas.

Hubo, quien como mi amigo Fernando Alzate se ofreció a buscar una parihuela para llevarme entre los amigos para que no me perdiera mi Simpecao volviendo a San Jacinto para reencontrarse con la historia. Él había pasado en el hospital un Rocío y sabía lo que se me venía encima. Así pasé la semana de Rocío. Recibiendo videos y fotos de todos los caminos posibles, incluyendo los que me mandaba mi amiga Mayka que tuvo a bien llevarse mi medalla.

Por eso lo de este año se que va a ser duro. Yo ya tengo experiencia. Y algunos dirán. Con más de 20000 muertos y este pensando en el Rocío. Y no es que piense en el Rocío, pienso en la normalidad, la de antes, la de poder abrazar a tus padres sin pensar si tu abrazo va a ser letal, la de no ver en las noticias todos los días cuantos autobuses llenamos para la morgue, la de un tiempo pasado en el que vivíamos, y el pensar en el Rocío es una aspiración para un tiempo futuro, que deje este que estamos pasando  en un mal sueño.

Por eso seguiré viendo fotos del Rocío, porque son un canto a la Esperanza. Guardé una de las fotos de aquella carpeta para estas letras. Aquella mañana Triana se iba al Rocío y desde el balcón de la casa de Hermandad del Cachorro. Fernando Alzate, Zamora, Rechi y yo despedimos con fotos a mi carreta, aquel sueño de plata que brilla en mi alma desde que era pequeño. Para el que no es rociero el día que a finales de mayo un cohete los despierte temprano y vean caballistas tempraneros, será señal de que todo habrá vuelto a su ser, para que vean este canto de carretas también les atañe. Y para la Virgen lo que te prometí el año pasado antes del quirófano lo cumpliré el año que viene si no hay pandemia que me lo impida. Gracias Rocío, cuida de los que me quieren, y de los que no.

Fotos: Antonio Sánchez Carrasco.










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