Se me caen las manos. Antonio Sánchez Carrasco
Que si llueve, que si no. Que si llueve será poco o un tormentón gordo. Atentos a los radares el que lo tenga, yo atento a la radio y al cielo. Se estrenan ternos, al que estrena zapatos se le nota en torno a las 7 de la tarde porque ya anda como Fraga. Carritos tobilleros. Puestos de gofres y chucherías. Un nazareno cruza presto hacia su cita con la Fe. Grupos grandes con poca movilidad, donde uno quiere ver la Borriquita, otros la Cena y otros el bar.
En el bar Candelaria te acogen como pueden que demasiado es. Los insufribles streamers y sus palitos levantados como si sólo estuvieran ellos. Brazos cruzados, traje y mirando hacia adelante, el cangrejero ha mutado por medio del postureo y ahora anda de frente, mirando a la gente con cara de fiscal de los de Morena Clara, no del Diario de Sevilla. ¡Hermano por favor!, el del pinganillo habitual que empuja más que el último pico de la ensaladilla. Y yo pensando que se me caen las manos, pues no estrenó nada material, aunque si estrenó ilusión, la ilusión es esa sonrisa de niño al ver el primer nazareno y eso no me lo quita nadie.
#DomingodeRamos
Foto: Antonio Sánchez Carrasco.