La Virgen de la Luz volvió a iluminar las calles de San Esteban
Fco Javier Montiel. En la tarde de ayer sábado, la collación de San Esteban volvió a vivir uno de sus momentos más esperados con la salida procesional de la Virgen de la Luz, titular de la antigua hermandad radicada en el templo parroquial.
La jornada comenzó con la celebración de la misa preparatoria, tras la cual, en torno a las 21:00 horas, se abrieron las puertas de San Esteban para dar paso al cortejo. La procesión estuvo ordenada con la Cruz Parroquial acompañada de dos faroles, seguida de un tramo de hermanos con cirio. Tras ellos marchó el Simpecado de la Virgen de la Luz, también escoltado por dos faroles, y otro tramo de cirios.
La procesión contó con la presencia de varias representaciones de hermandades de gloria de la feligresía y collaciones cercanas: San Esteban, Nuestra Señora de los Reyes (Patrona de los Sastres) y Nuestra Señora de la Alegría (San Bartolomé). El cortejo avanzó con el estandarte corporativo de la Hermandad de la Luz, acompañado de cuatro varas, seguido de la presidencia y del cuerpo de acólitos.
El punto culminante lo puso el paso de la Virgen, que volvió a recorrer las calles del barrio sobre la tradicional peana, exornada con flores de tonalidad blanca que realzaban la delicadeza de la imagen rococó. El andar estuvo dirigido por el capataz Ignacio Luis Carmona Fernández, al frente de la cuadrilla de costaleros.
El acompañamiento musical corrió a cargo de la Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria (Las Cigarreras), que interpretó un variado repertorio de marchas clásicas y contemporáneas, aportando solemnidad y brillantez a cada rincón del itinerario.
El recorrido siguió el itinerario tradicional de la Virgen de la Luz: San Esteban, Plaza de Pilatos, Águilas, Cabeza del Rey Don Pedro, Boteros, Plaza de San Ildefonso, Zamudio, Plaza de San Leandro, Imperial, Calería, Juan de la Encina, Muro de los Navarros, Puerta de Carmona y regreso a San Esteban, con la entrada prevista en torno a las 00:30 horas.
La procesión, que reunió a numerosos fieles y devotos a su paso, volvió a confirmar la vigencia de una devoción con siglos de historia, cuyo eco sigue iluminando las calles de Sevilla en torno a su sede parroquial.
Fotos: Fco Javier Montiel