Que poquito queda. La lanza expiada. Alberto De Faria Serrano
Hay un rincón del casco antiguo que rezuma su historia por cada balcón. Un recóndito espacio por el que es sencillo pasear sin apenas percibir una pizca de la contaminación ni el estridente bullicio comercial y motorizado. Muy al contrario, se siente la brizna espeluznante de la brisa aromática y de la vida. Jaulas que rebosan animación, macetones que se abren de par en par al mundo y adoran al sol de media tarde todo el año. Un lago de paz solariega en el desierto de la Sevilla del euro. Cuando en ella renace la vida aquí parece que nunca se ha ido. El triángulo mágico que lleva de San Juan de la Palma a San Andrés y de estas dos a San Martín contienen como un frasco de perfume, la esencia de la ciudad engalanada.
Pedro Niño, Viriato, Cervantes, Saavedra es un intricado de callejuelas sacramentales que anticipan la impregnación cisterciense del templo y la sencillez de sus naves como la vida de hermandad. Por cualquiera de ellas, te hallaras bajo el recién caído dosel de estrellas, la efigie serena de la entrega definitiva. El Amor de un hombre que certifica arbóreamente su camino terrenal para señalarnos el nuestro. La indeleble transfiguración del sacrificio labrada por Illanes, se rubrica sonoramente en las campanas. Por Él doblan. Por nosotros se contempla su vestigio y su enseñanza. En cada estación se expía el lamento: se purifica y dora la punta de la abrasiva lanzada que inútilmente atraviesa su costado. Todo estaba ya consumado.
No se te puede quedar una espina clavada. La tienes custodiada y venerada en el campo azur de la memoria ancestral. Esta noche habrás llenado las alforjas para el tiempo que nos aguarda. Habrás aquilatado en tu ostensorio de emociones el presagio de un nuevo y luminoso Miércoles Santo por Alberto Lista. Has visto fugazmente el dolor de la Magdalena de Astorga en el de una hermana al bajar por la Europa. No hay vuelta atrás; la Divina soga de oro se ha ido encarnando en estos meses y no te has dado apenas cuenta. ¿Dónde has escondido los guantes? Es casi la hora de usarlos. ¡Qué poquito queda!
A los hermanos Dani , Juan Alberto y también a Charo.
Foto: Juan Alberto García Acevedo