Arte Sacro
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Ya queda menos. Los pilares de los Terceros. Alberto de Faria Serrano


 Si hubiera que agradecer sinceramente por cuánto tenemos habría que encaminarse ineludiblemente calle Sol abajo. Si hubiera que motivarse por los días de sol y también por los nublados tristes, o por las tardes transparentes o  por las noches oscuras, habría que exponerle eternamente en Besapie. Si hubiera que  recompensar por la salud de uno mismo y por la enfermedad  curada ajena, por las penas y las alegrías que suponen, habría que depositarle un vergel de flores que nunca apenas necesita. Si hubiera que compadecerse por las inquietudes y por las lágrimas que se derraman día a día, habríamos de llenarnos  casi colmarnos, de su Paciencia.

La misma paciente virtud que al mismo tiempo da  techo a la templaza, abrigo al desprendimiento  y sustento a la generosidad. Las tres están custodiadas en un sencillo y austero altar de los Terceros. Anidan en el verbo de un hombre masacrado por los latigazos de la incomprensión y abatido por la pesadumbre del sacrificio postrero.

Nos atrae su frágil estampa pero rebosante de estirpe de grandeza. Nos clavamos las miradas en sus lágrimas secas y  finalmente nos compadecemos de su dulce entrega sentado a los pies del Monte Calvario. Hay que pedirle fe para poder sostenerla como los pilares de sus maltrechas rodillas. Hay que orar ante su soledad para que la Esperanza no desfallezca entre los que nunca le abandonaron. Brindarle la caridad bien entendida a los que le amamos desde el pulpito de nuestra alma. Solo El que sabe ejercer humildemente la misericordia se percata cuales son sus signos.

Tener el corazón alerta. El oído atento. Las manos abiertas y tendidas. La mente activa. La disposición a las bienaventuranzas.

El que derrama la Paz al mundo entero, nos enseña su humilde camino sobre el que labrar el nuestro. Y nos concede cómo afrontarlo, con la paciencia del que llegará a la tierra prometida del pan y de la vid sobre una mesa labrada en caoba e iluminada con el cirio sacramental de nuestro destino. Hágase su luz. Hágase su Humildad y Paciencia. Ya queda menos.

Foto: Alberto García Acevedo










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