Provincia. Nuestra Señora del Castillo fue Coronada con aires pontificios por su pueblo de Lebrija
Manuel Pinto Montero. El pueblo de Lebrija manifestó su amor y devoción hacia su Patrona el pasado viernes 12 de octubre cuando a las siete y cuatro minutos de la tarde Nuestra Señora del Castillo recibía sobre sus sienes la corona de oro que la proclama como Reina y Señora de Lebrija.
Durante todo el día los nervios se apoderaban de los devotos de la Virgen del Castillo, eran momentos de preparativos para que todo fuese perfecto. A primera hora de la tarde, bajo un intenso sol, la Virgen del Castillo abandonaba su Ermita, donde en un tiempo pasado se levantaba una gran fortaleza y desde donde se puede dominar todo el municipio de Lebrija. Bajo palio la Virgen del Castillo procesionó hasta la Plaza de España, donde tendría lugar a partir de las seis de la tarde el Solemne Pontifical de Coronación, con rango Pontificio.
Antes de su llegada a la Plaza la Virgen visitó a las Hermanas de la Cruz y a las hermanas concepcionistas franciscanas, que apadrinaron la Coronación, junto a la familia Ferreira y la Hermandad sevillana de la Esperanza de Triana.
Bajo un arco, con la leyenda Reina y Madre, que simulaba uno de los que se encuentra en el interior de la Ermita fue depositada la Virgen, dando comienzo el Pontifical presidido por el Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Peregrina y concelebrado por numerosos sacerdotes de la Diócesis de Sevilla. La Coral de la Catedral de Jerez de la Frontera puso las notas musicales durante la celebración.
El momento más esperado por los lebrijanos llegó a las siete y cuatro minutos cuando el Arzobispo de Sevilla imponía la Corona a Nuestra Señora del Castillo. Aplausos, lágrimas y emoción del pueblo de Lebrija con su Patrona, ya que después de tanto trabajo el sueño se había hecho realidad.
Tras el Pontifical se iniciaba la Procesión gloriosa con Nuestra Señora del Castillo Coronada. Largo cortejo procesional compuesto por más de docientas mantillas, y por las Hermandades de Lebrija, la Hermandad de la Virgen del Castillo de la localidad de Cabezamesada en Toledo y la Hermandad de la Esperanza de Triana. El cortejo lo abrían varias bandas de Lebrija, Las Cabezas de San Juan y de Dos Hermanas. Tras el palio la Banda Virgen del Castillo de Lebrija.
Para esta magna ocasión Nuestra Señora del Castillo procesionó en su paso de palio portando en sus manos al Santísimo Niño, una estampa difícil de ver ya que en su procesión de Gloria del 12 de septiembre la Virgen procesiona sin el palio. Estrenó para la ocasión saya de tisú de oro bordada, nuevas enaguas, al igual que el niño que estrenó traje de pantalón en tisú dorado y chaqueta bordada celeste con pañuelo en el cuello. A sus pies la Virgen lució media luna dorada. La Hermandad de la Esperanza de Triana cedió uno de los mantos de su dolorosa para que, en este día tan especial, la Virgen del Castillo pudiese lucirlo, grandes lazos se han establecido entre ambas corporaciones, ya que las dos ostentan el rango de Coronación Pontificia. Rosas, nardos y orquídeas exornaron el paso de la Patrona de los lebrijanos.
Largo recorrido el que realizó la Hermandad con la Virgen ya coronada, por calles donde habitualmente no procesiona. Las calles estaban exornadas con los colores del Vaticano, blanco y amarillo, y llenas de fieles y devotos que no querían perderse estos bellos momentos. No faltaron las sevillanas y plegarias llenas de sentimientos para la Virgen del Castillo Coronada en una noche soñada por todo el pueblo de Lebrija. Una noche que continuó bien entrada la mañana, ya que la Virgen regresaría a su Ermita a las once y media de la mañana del sábado 13 de octubre.
Lebrija cumplió su sueño y ya puede nombrar a su Patrona como Nuestra Señora del Castillo Coronada.
Fotos: Manuel Pinto Montero.