Opinión. Dicho y hechos de la Semana Santa III. El Diputado de Cruces
Terminamos hoy con algunos comentarios más el resumen de la pasada Semana Santa:
- ¿Por qué algunos se empeñan en convertir la tradicional alegría de un barrio mientras espera o presencia la salida o entrada de su cofradía en.... otra cosa? ¿Es premeditado, con alguna intención oculta, o simplemente es otra señal más del proceso degenerativo que sufrimos?
- La cada vez más progresiva disminución del tiempo entre el Jueves Santo y la Madrugá es algo que debiera empezar a preocuparnos. No creo que lleguemos a la pescadilla que se muerde la cola, pero también hay que pensar en el público que contempla las cofradías. No todo el mundo dispone de una casa en el centro donde poder cambiarse y descansar un poco, lo que está provocando una ruptura, con menor presencia de gente al final del Jueves Santo y, sobre todo, en las primeras horas de la Madrugá. Y, si además, hay algún problema que cause retraso en la primera de las dos jornadas, como así ha sido este año (empezando por el tiempo que tuvo que esperar la cofradía de Los Negritos a que terminaran los Oficios), el problema se agudiza. Sinceramente, no creo que la solución sea atrasar la Madrugá, porque, entonces, alguna hermandad pasará de ser de Viernes Santo Madrugada a Viernes Santo Mañana o, incluso, Tarde. En mi opinión, lo ideal sería que los Oficios se adelantaran o volvieran a la mañana del Jueves Santo y que las hermandades de este día ganaran por delante todo lo que necesitan. ¿Estarán en Plaza Virgen de los Reyes por la labor? ¿Y las hermandades?
- Sé que voy contracorriente, pero, a mí, la túnica bordada del Señor de Pasión no me ha terminado de llenar. La foto de la divina imagen con su túnica bordada sobre su paso de plata y con el altar mayor del Salvador como retablo me ha parecido sencillamente maravillosa, pero, eso, es una foto estática. En la calle, un paso es un altar en movimiento y el movimiento ha faltado. Para mi gusto (oigan, es mi gusto personal) se le ha restado humanidad al Dios hecho hombre que talló Montañés en su paseo por las calles de Sevilla. Eso sí, me ha encantado el monte agreste, tan alejado de lo que tanto se repite. Pero lo que de verdad me ha producido una gratísima impresión ha sido la música tras el paso de la Virgen de la Merced. Creo que este paso es uno de los grandes desconocidos de nuestra Semana Santa, un conjunto casi inigualable de imaginarería, orfebrería y bordados, todo muy bien encajado. Pero la inevitable presencia de la perfección que es el paso del Señor de Pasión por delante y que mucha gente (entre otras cosas por lo que comenté antes de los ajustados tiempos con la Madrugá) pasa, en un ejercicio anti-cofrade, del hecho que tras Jesús va Su Madre, hace que quede inadvertido. Además, es uno de los pasos que ha andado mejor últimamente (cuando ha podido salir). Ahora, a todo eso se le ha unido la música, perfectamente conjuntada y elegida con mimo. Para mí, un momento sublime, de lo mejor de mi Semana Santa. Gracias a la hermandad de Pasión por este hermosísimo regalo.
- La Madrugá es una jornada con problemas muy importantes. Cofradías que deben comprimirse lo indecible para que otras pasen, retrasos, parece que inevitables, producidos por las dos Esperanzas con las consiguientes consecuencias en Los Gitanos, parones, cruces problemáticos. A mí la solución no me parece clara. Quizás haya que pensar que ha llegado el momento de cambiar lo que se ha considerado inmutable por años, e incluso, por siglos. Pero, para ello, hacen falta generosidad y amplitud de miras.
- ¿Fue sensata la salida de las tres hermandades de capa e, incluso, del Calvario, con los pronósticos del tiempo que se manejaban y que coincidían en lluvia a las siete de la mañana, como así pasó? Es verdad que, este año, los partes no han estado tan finos en el detalle, aunque sí en lo general, como el pasado, especialmente creo que porque la situación era más difícil de manejar (aunque, una vez más, hay que felicitar a los meteorólogos de la AEMET que nos han ayudado, por su dedicación, esfuerzo y paciencia; no hay que olvidar que la meteorología es una de las ciencias más impredecibles), pero todos coincidían en lo mismo, llovía sobre las siete, cuando todas estarían aún lejos de casa. No era este el caso del Gran Poder, en cambio. Es curioso, pero si esta cofradía hubiera podido ir a su ritmo, sin tener que depender del cruce Zaragoza-Gravina (por favor y para los susceptibles, no estoy echando la culpa a ninguna otra hermandad, sino al diseño actual de la Madrugá), hubiera entrado en su templo sin mojarse. Por otra parte, impresionante la vuelta de la Macarena. ¿Ven como cuando se quiere andar se puede andar?
- No me gusta el movimiento secesionista que se empieza a detectar en Triana. Parece que es más propio de asociaciones vecinos descontentas con el Ayuntamiento que de Semana Santa. Pensé que lo que había leído y oído eran voces aisladas, pero eso de "¡somos diferentes!", escuchado a un capataz en La Campana, me ha dejado preocupado. La Semana Santa de Sevilla, como he escrito muchas veces, tiene una componente vertebradora de la ciudad, que nos hace unirnos, respetando las peculiaridades de cada uno. Yo, de verdad, no podría entender una Semana Santa con las cofradías de Triana quedándose en su arrabal. Todos perderíamos mucho. Ahora, tampoco podemos exigir que a todos nos guste todo lo que se haga. Podemos discrepar, siempre con respeto y si alguna crítica se sale de tono, pues oídos sordos, ¿no? Por favor, impongamos entre todos la cordura, que hay mucha falta de formación y demasiado disfrute en el ambiente. No nos vayamos tener que arrepentir después.
- Me aburren los comentarios repetitivos de la ortodoxia sobre la estética de la hermandad del Sol. A mí me encanta ver pasar la cofradía de punta a punta y me supone un soplo de aire fresco. En fin, será que soy muy raro o que no entiendo nada.
- Este año y por recomendación de un buen amigo, también colaborador de Artesacro, terminé el Sábado Santo viendo entrar al Santo Entierro de Dos Hermanas. Fue algo muy bello. Seriedad, rigor, orden, silencio, los detalles de la cofradía, el ambiente de recogimiento, el olor a azahar, la música de Tejera.... Otro momento sublime. ¡Lástima que la Semana Santa sea la misma semana en todos sitios!
- Por desgracia, ese fue el final de mi Semana Santa. Ya saben que, a pesar de que su cabildo, soberano, nos haya dejado a sus defensores un poco a descubierto, la hermandad del Resucitado es una de mis debilidades. ¡Otro año será!
- Y para terminar, algo que no tiene que ver con la Semana Santa (¿o sí?). Ya saben que este año, el Año de la Fe, se suspendió el Vía Crucis de las hermandades por la celebración, el día anterior, del Vía Crucis del susodicho Año de la Fe (anda que no había días para que ambos cultos se pudieran celebrar sin pisarse). También por el Año de la Fe, se hace coincidir el Rosario de la Aurora extraordinario a celebrar con la Virgen de los Reyes con el Pregón de las Glorias (es evidente que la Patrona debía estar presentes en los actos de este año, pero ¿el mismo día que el Pregón de las Glorias?) y se suspende el traslado de una imagen de gloria o un simpecado rociero para presidir el mismo. Ahora, por motivos de agenda de Monseñor, se cambia de día el Rosario de la Patrona, pero no el pregón y escuchamos a un canónigo decir: "Bueno, pues ese día llevamos a la Virgen de los Reyes al altar y cuando termine el pregón la devolvemos a la Capilla Real". Curioso. Los dos actos en la calle que organizan conjuntamente las hermandades, de penitencia y de gloria, respectivamente y que terminan en la Catedral, suspendidos el Año de la Fe. Y las elecciones de pregoneros por parte del Consejo General, intervenidas desde Palacio. ¿No da esto nada que pensar?
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