El día que Carmen Lomana leyó "Arte Sacro". Antonio Sánchez Carrasco.
En ese leve sueño que se instala en los huesos los minutos después de comer, sonó el teléfono móvil. Era Carmen Lomana. Tengo amigos muy bromistas, pero aquella voz no era fingida. Estaba algo molesta por las letras que le dediqué el Martes Santo. Traté de recordar de memoria que había escrito exactamente, porque aunque la libertad de expresión exista tampoco es necesario ofender a nadie.
A pesar de que mi prosa era correcta la utilización de palabras como "circo" trasladaban la idea de que dicha Señora quizás trataba a nuestra Semana Santa a la ligera; nada más lejos de la realidad. Ella me transmitió en su llamada que aunque pretendía que la saetera que le acompañaba cantara a las Sagradas Imágenes, era desde el respeto y la devoción que como Católica, Cristo y María se merecen.
Aún con el shock de haber recibido una llamada de alguien que suelo cruzarme en mi salón, pero por la "tele"; reflexioné. Una señora, como Carmen Lomana, que vive en las altas esferas de nuestra sociedad, se molestó en buscar en teléfono de este humilde fotógrafo con intenciones de aclarar que todo lo que hizo, lo hizo desde el más absoluto respeto; lo que me llevo a creerla y a mandarle estas líneas de desagravio, mis disculpas si algo le ha molestado y directamente está usted sacada del saco de los televisivos que no le guardan respeto a nuestras creencias y donde quizás la metí yo con ligereza.
Foto: Antonio Sánchez Carrasco