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450 años de Columna y Azotes convertidos en Victoria


 Francisco Santiago. No sé con certeza si la gestión al frente de la Hermandad del comprensivo, mediador y siempre cordial Claudio Espejo ha tenido que ver en el éxito de todo lo acontecido en la Corporación del Jueves Santo, lo concreto y escueto es que ahí ha estado y que, como dice la frase de Julio César: “Veni, vidi, vici”, en este caso con la traducción libre “volví, organicé y salió todo bien”

Columna y Azotes ha cumplido 450 años de existencia y aunque los orígenes fueron en torno a una imagen cristífera, la cual con el paso de los años fue cambiada varias veces, ha sido la Titular mariana el centro de atención de la celebración, al estar entronada desde principios del siglo XVII.

Ha sido un “Año de la Fe” huérfano de cofradías en nuestra ciudad y no sólo ya por el hecho de la intervención de la climatología para que no saliera adelante un “Vía Crucis Magno” que nos dejó sin ese lunes particular con una imagen presidiéndolo, no un domingo. Hasta las glorias se han visto privadas de su particular traslado a la Catedral de una imagen para presidir el Pregón… Podríamos decir que la Diócesis escribió “recto con renglones torcidos”.

Y ustedes dirán que a qué viene todo lo expuesto, pues fácil: simplemente que “Cigarreras” ha sido el punto y aparte de todo esto y que, por fin, hemos tenido una doble procesión de muy distinta connotación.

Por la mañana el traslado a la Catedral en un Rosario de la Aurora ejemplar, un cortejo “ideal” y el público arropando a la Corporación hasta llegar a la Catedral. A pesar del calor y de lo tempranero del acto, la Catedral acogió una Misa Estacional rememorada y recordada por todos, tanto en tiempos, en formas y en las maneras, que se puede resumir en un “chapó”.

Luego queda la parte triunfal, con una procesión extraordinaria que convirtió el sábado en “Domingo de Ramos”, por el gentío, por la ilusión, por las bullas, por el colorido y la imagen de la Virgen de la Victoria espectacular, evocando formas que no se veían en la ciudad desde principios del siglo XX.

Y es que el recuperado paso de palio, con todo el esplendor de sus formas, bordados y orfebrería, sumado a la labor de vestimenta, al clasicismo hecho realeza desde tiempos de Alfonso XIII, desbordó las previsiones del más entusiasta de los hermanos.

Desde las Bandas hermanos de la Corporación con su particular buen hacer, las muchas representaciones que se sumaron al acto además de las Instituciones hasta el Ayuntamiento Hispalense y un regreso al barrio de Los Remedios entre un gentío de magnas proporciones, hicieron que para “Cigarreras”, el sábado 5 de octubre fuera toda una “Victoria” en todos los sentidos.

¡¡¡Felicidades!!!

Previos

Rosario de la Aurora

 

 El Pontifical

Salida de la Catedral

Fotos: Francisco Santiago










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