X años de Arte Sacro. Que Diez Años No son Nada…José Carlos Cutiño Riaño

Cuando ArteSacro y su antecesora, La Pasión Digital, echaron a andar, yo aún tenía que entrar en la web a hurtadillas, a sabiendas de que no estaba bien visto en mi trabajo de entonces usar el Internet para los vicios personales –aunque los vicios de unos eran menos lúbricos que los de otros- ni perder el tiempo en sevillanadas de rancio.

Desde entonces, fue mi portal de referencia para todo lo que acontecía en el misterioso orbe cofradiero, tan opaco hasta ese momento para los que no siempre andábamos en las tripas del invento, y tan cercano desde que la noticia empezó a llegar con la inmediatez y precisión de que hicieron gala tan ubicuos reporteros, que no había acto que se preciara que pudiera considerarse válidamente constituido en tiempo y forma si ellos no hacían acto de presencia.

Pero es que los Señores (con mayúsculas) de ArteSacro no solo se obcecaron en ser los mejores y más inmediatos notarios de la realidad cofrade de la Ciudad, sino que encima se empeñaron en ser buena gente. Unos genuinos caballeros en su elegancia a la hora de contar lo que pasaba y cómo pasaba, siempre desde el cariño y el respeto a las instituciones y las personas... y a veces hasta se pagaban unas cañas.

Dicen ellos que su secreto está en informar sin opinar, pero tampoco han negado nunca a nadie su derecho a apoyarse en su web para mostrar su opinión. Y, seguramente, porque se sienten libres para hacerlo, gracias a que su ética de trabajo les ha legitimado sobradamente para prestar su objetividad e independencia a quienes en algún momento hemos tenido algo que decir, sin que en ello se atisbase sombra de sospecha o amiguismo.

Amigo Paco, D. Francisco Santiago Barba. Según mis cálculos, en estos diez años he podido acceder no menos de 20.000 veces a tu bendito invento (si contamos los años de La Pasión Digital, seguramente doblaríamos el número), y siempre, siempre, siempre… he encontrado información veraz y actual, amor por las hermandades y por su gente, por la fiesta, el culto y la cultura. Pero también ese aroma de respeto por todo lo que para un cofrade supone algo más trascendente que la información misma, que es la Fe y la devoción por sus titulares y lo que ellos representan. Ese es vuestro mayor tesoro y el carisma que pocos os reconocerán en esta era de colmillo fino y cuchillos afilados, en la que vende más la bilis que el incienso.

Seguid así, no cambiéis nunca y sed tan fieles a vosotros mismos como lo habéis sido con nuestras tradiciones. Que diez años no son nada…, os queremos, os necesitamos muchos más.

Foto: Alberto García Acevedo