Provincia. XXV años de devoción rociera en Santiponce

Manuel Pinto Montero. El pasado sábado, 5 de abril, la localidad de Santiponce conmemoró las bodas de plata de su Hermandad rociera en una primaveral tarde de Cuaresma. La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Santiponce fue fundada el 29 de enero de 1989, siendo amadrinada en su primer camino por la antigua Hermandad de Villamanrique de la Condesa.

Por este motivo, desde primera hora de la tarde, los cohetes en el cielo, mujeres de flamenca y los hombres de corto, junto a los sones tradicionales de la flauta y el tamboril, anunciaban un día especial para los rocieros poncinos que acompañaron al Bendito Simpecado hasta la Plaza de la Constitución, donde tuvo lugar la celebración Eucarística con el Simpecado entronizado en su Carreta de plata.

Antes de llegar a la Plaza de la Constitución, el Simpecado rociero rendía pleitesía a la Patrona y Alcaldesa de Santiponce, Nuestra Señora del Rosario Coronada, que esperaba a sus hijos rocieros a los pies del altar mayor preparada para su anual besamanos.

Durante la celebración Eucarística fue entregada a la Hermandad e impuesta la Simpecado la Medalla de Oro de Santiponce con motivo de estos XXV años de Hermandad. También en esta Eucaristía le Hermandad ahijada de Valencina de la Concepción entregó su medalla.

Una vez finalizada la Eucaristía el Bendito Simpecado rociero recorrió las calles de Santiponce entre el fervor de sus vecinos. El Simpecado rociero fue bendecido el 28 de febrero de 1989, siendo bordado por Carrasquilla, teniendo en el centro la imagen de la Virgen del Rocío en plata, con cabeza y manos de marfil, realizado por Fernando Marmolejo. Recientemente ha sido restaurado por Grande de León.

La carreta de plata fue realizada por los Hermanos Delgado, teniendo elementos del arte romano, como las columnas rematadas con hojas de laurel, en recuerdo de la rica historia del municipio santiponceño.

Santiponce se impregnó de vivencias rocieras en plena cuaresma donde el Espíritu Santo bajó para derramar su gracia sobre su pueblo santiponceño.

Fotos: Manuel Pinto Montero.