Arte Sacro
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Sacra Híspalis. Restaurar, conservar, proteger. El arte en las manos.


Arte Sacro. En la tarde del viernes 2 de mayo, se realizó un nuevo itinerario de Sacra Híspalis, en esta ocasión bajo el título "Restaurar, conservar, proteger. El arte en las manos".

Aunque el punto de encuentro fue ante la puerta de la Iglesia de San Martín, en la Plaza de San Martín, no era esta iglesia nuestra primera parada. Iniciamos el itinerario en la Capilla de San Pedro de Alcántara de la Orden Tercera Franciscana, donde nos esperaba Joaquín Egea López, presidente de A.D.E.P.A. (Asociación para la defensa del patrimonio de Andalucía).

La Capilla de la Venerable Orden Tercera de la Penitencia de San Francisco, fue construida entre 1694-1696, según Gestoso. La Orden Tercera adquiere un solar aledaño al Convento de San Pedro de Alcántara, ampliado con una pequeña casa adquirida en 1749. Dicha Institución Franciscana ha permanecido durante más de tres siglos en el citado edificio.

El edificio consta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón ligeramente rebajada, arcos fajones geminados y lunetas, en cuyo centro se abre una pequeña linterna que ilumina el interior del templo. La capilla ha sufrido varias obras de consolidación y reforma en los años 1921, 1947 y 1967, siendo cerrada durante la invasión francesa, reanudándose el culto hacia 1813. La Orden Tercera, al ser de seglares, sobrevivió a la desamortización.

Tras la presentación de Irene tomó la palabra Antonio López, que nos habló de las pinturas. Posteriormente tomo la palabra Joaquín Egea que nos habló del estado lamentable en el que se encontraron la capilla y de lo mucho que les ha costado restaurarla ya que los organismos oficiales colaboran poco o nada. Para recaudar fondos han organizado una serie de conciertos, de los que aún queda uno pendiente. Joaquín Egea nos habló entre otros del cuadro Vanitas, que tiene una calavera sobre la que se encuentra el mensaje “Siempre”, que es donde terminamos, nos guste o no nos guste, en medio hay una vela encendida  en la que pone “breve”, que es el tiempo que pasamos durante nuestra vida,  y al lado un reloj de arena acompañado del texto “incierto” que nos indica que aunque sabemos que vamos a morir no sabemos cuándo.

Juan Romero, licenciado en humanidades y colaborador de la Orden Tercera, nos habló de la historia de la Orden Tercera y de la orden de los Alcantarinos, también nos habló de las diferentes reformas que se han realizado en la capilla.

 

Posteriormente nos dirigimos a la Iglesia del Convento Franciscano de San Pedro de Alcántara. El edificio de la iglesia es de una sola nave con bóveda de cañón sobre lunetos, amplio crucero con cúpula semiesférica sobre pechina y corto presbiterio con bóveda de medio cañón con los mismos lunetos que la nave. Tiene coro alto con el triunfo de la Virgen y frase alusiva a su Inmaculada Concepción.

Irene nos explica que a finales del siglo XV se funda el convento Franciscano de San Diego. En el siglo XVII dicho convento, levantaría en los terrenos de una casa nobiliaria entre las actuales calles Amor de Dios y Cervantes, un pequeño convento que servirá de hospital para los frailes enfermos y ancianos. Dicho cenobio, llevaría el nombre del reformador, San Pedro de Alcántara, confesor de Santa Teresa. La iglesia y el convento perduraron pese a las desamortizaciones y exclaustración del XIX, merced a la acción del padre Manuel José Faguntez, que mantuvo la iglesia abierta al culto, mientras que el edificio del convento era convertido en el primer instituto de enseñanza media de Sevilla, bajo el nombre de San Isidoro. En el siglo XX, las Esclavas Concepcionistas se hacen cargo de la iglesia del convento hasta nuestros días, con autorización del Beato Marcelo Espínola.

 

Nos dirigimos a la capilla de San Andrés. La capilla, en el siglo XVIII, fue sometida a una profunda reforma barroca, bajo la dirección de Ambrosio de Figueroa. Destaca la sencilla portada de traza clasicista y rasgos manieristas, atribuida a Diego López Bueno, en torno al primer tercio del siglo XVII.

Irene nos habló de la historia de la capilla, antigua ermita de San Andrés Apóstol que se levantó junto al hospital del mismo nombre fundado en la primera mitad del siglo XVI, por el gremio de los alarifes de Sevilla. En la revolución de 1868, su capilla fue incautada por el Estado, y así siguió durante ocho años más, hasta que fue devuelta a sus dueños.

Irene nos habló de las distintas restauraciones que se han realizado sobre los titulares de la Hermandad Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento, Nuestra Señora de Regla y San Andrés Apóstol también conocida como “Los Panaderos”. Las Reglas de la Hdad. datan  de 1601. Consta que en 1610 radicaba en la Iglesia parroquial de San Pedro, hasta que a mediados del XVII se estableció en la de Santa Lucía, gozando de capilla propia. Tuvo sede canónica en las Iglesias de San Marcos, Los Terceros, Santa Marina y San Román. En 1896 la Hdad. del Prendimiento se fusiona con la de los maestros alarifes de San Andrés, cuyo origen se remontaba al primer tercio del siglo XVI, contando desde entonces con Capilla propia en la antigua calle de Quebrantahuesos, actual Orfila.

Acabamos el itinerario en el taller de Manuel Antonio Ruíz-Berdejo Cansino, Conservador y Restaurador de Obras de Arte. Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de conservación y restauración de obras de arte. Entre sus trabajos se encuentra la restauración de las imágenes de San Joaquín y Santa Ana del convento del Santo Ángel,  Niño Jesús de los carmelitas descalzos de Sanlúcar la Mayor, una talla de San José de Ruiz Gijón y la Virgen de los Dolores de Palos de la Frontera, entre otros. En la restauración pictórica, ha realizado trabajos tales como la restauración de un cuadro de la Virgen del Carmen del Santo Ángel y de San Antonio, en la capilla del Museo. En mural, Sacristía, en la sede de la hermandad del Museo; capilla Sacramental, en la iglesia del Santo Ángel y la cúpula de la Soledad de San Lorenzo. En cerámica, ha participado en la restauración de la Plaza de España y ha restaurado  el azulejo del Gran Poder, situado  en el columbario de la basílica del Gran Poder.

Gracias a Joaquín Egea López, presidente de ADEPA, Juan Romero, licenciado en humanidades y colaborador de la Orden Tercera, Manuel Ruiz-Berdejo Cansino, licenciado en Bellas Artes, con la especialidad de restauración y conservación, y a Irene Gallardo por organizar un itinerario tan ameno como interesante.

Fotos: Fco Javier Montiel










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