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El cardenal Amigo presidió el 125 Aniversario de la Virgen de Montserrat como patrona de las diócesis catalanas


Arte Sacro. El cardenal arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, presidió en la mañana de ayer el acto conmemorativo del 125 aniversario de la proclamación de la imagen de Nuestra Señora de Montserrat como patrona de las diócesis catalanas. El acto se ha celebrado en el monasterio benedictino barcelonés que lleva el nombre de esta devoción mariana con tanto arraigo entre los fieles catalanes.
 
Texto íntegro de la homilía
 

"Les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración" (Is 56, 1).

En esta fiesta del aniversario de la consagración de la basílica de Montserrat, hemos querido realizar, una vez más, esa peregrinación que va entre las cosas de este mundo - piedras al fin del templo efímero de nuestros días - y el encuentro con el Señor en su monte santo. Ha sido la mano de Dios, el Espíritu de sabiduría y de bondad, la que nos ha traído a este lugar. Porque como Montserrat es monasterio edificado sobre la piedra firme del espíritu benedictino, se hace escuela del servicio divino en la que es lección permanente la de "no anteponer nada al amor de Cristo" (Regla, 4), y escuchar las lecturas santas y poner esperanza en la misericordia de Dios. Hermoso taller de "arte espiritual". Montserrat es casa para la cultura de un pueblo y archivo para la investigación. Santuario de arraigada y sincera devoción a la Madre de Dios. Espacio, por demás reconocido, de una liturgia ejemplar. Montserrat es la Domus Dei, en la que el fervor de la caridad lleva a la alegría del espíritu y, en definitiva, a la paz.

Su resplandor era como el de una piedra preciosa, así habla el libro del Apocalipsis al contemplar el nuevo templo, la nueva ciudad. Y bello es este templo en el que nos encontramos, pero mucho mas hermoso es el bendito rostro de Dios manifestado en Jesucristo.

El templo, como la imagen, es camino hacia lo divino a través del original representado. Pues arte y arquitectura están al servicio de la economía de Dios. Realizan esa maravillosa tarea de ayudar en la relación del hombre con lo transcendente... "Lo que es la palabra para el oído, lo es el icono para la vista". Manifestación de la hipóstasis, de lo más esencial de la persona divina, que va dejando en la penumbra los detalles de los sentidos.

Espléndida y singular liturgia es la que hoy hacemos en el aniversario de la consagración de este templo. Pero el verdadero templo es Jesucristo: en Él habita Dios en su plenitud. Maravillosa anástasis, en la que Cristo resucitado está presente y vivo. Pues el Verbo, en su forma arquitectónica, es el templo. El lado visible de lo invisible. El anunciador de gloria y de luz de la resurrección. Por eso, esta es casa de oración, lugar para el culto, para el honor de Dios, espacio para oír, pero teniendo en cuenta que nosotros, todo lo nuestro, no es más que la voz, pues solamente El, el Verbo, es la Palabra.  Mesa es, en fin, este templo donde se celebran los sacramentos que nos salvan.

No os habéis acercado a una realidad sensible, advierte San Pablo a los Hebreos, sino al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, a la asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos... (Hbr. 12, 18-23).

El hombre que contempla el icono, al decir de los maestros espirituales, debe transformarse en icono de Cristo. Icono de Dios es el hombre. Templo de Dios, pues habéis sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles. Sois piedras vivas de este cuerpo, sublime y espiritual arquitectura, en la que Cristo es la piedra angular (cf. Ef 2, 20). Así que "cual piedras vivas entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo" (1Pe 2, 5).

En alguna tradición benedictina, las piedras fundamentales del monasterio han de ser la verdad, la caridad, la fortaleza y la sabiduría. Sobre esas piedras  se levanta un nueva forma de vida regulada por el servicio litúrgico, el trabajo, la escucha de la palabra de Dios... Cristo, la piedra angular, es al mismo tiempo, Maestro en esta Schola caritatis, templo verdadero y perfecto, pues en Él reside toda la plenitud debe la divinidad.

Es, pues, esta Basílica, tienda del encuentro para la oración y la escucha de la Palabra divina. Mesa santa para el sacrificio pascual. Horno para amasar el pan de la caridad. Punto de partida para salir al mundo y evangelizar.

En la plegaria eucarística, nos dirigiremos al Padre por Jesucristo e invocamos al Espíritu (epíclesis) para realizar el memorial de Cristo (anámnesis). Se pide la intervención de Dios sobre el pan y el vino, para que los transforme en el cuerpo y sangre de Cristo, y se pide también que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos van a participar de la Eucaristía.

Es el Espíritu el que ratifica y hace eficaces las palabras, los gestos de Cristo. No es la simple repetición mecánica de las palabras, sino que acepta la oración de la comunidad que desea la presencia de su Señor. Por obra y gracia del Espíritu Santo el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Cristo. Por la acción del Espíritu, la comunidad se llena de caridad pascual y la hace presente en el mundo.

Por obra del Espíritu Santo el Verbo de Dios se hizo hombre. Y por obra y gracia del Espíritu Santo, aquella bendita Mujer, se hizo Madre de Dios. Y fue templo del Verbo y tabernáculo santísimo de la presencia de Dios entre los hombres.

Se cumplen ahora 125 años de la proclamación, por el Papa León XIII, de la Virgen de Montserrat como Patrona Principal de las Diócesis Catalanas. Aunque ya lo es todos los días, esta santa Basílica de Nuestra Señora de Montserrat se convertirá en ese espacio santo donde, de una manera especial, se vivirá el bendito encuentro de una devoción auténtica y la veneración a la Madre de Montserrat. Serán peregrinos venidos de todas las diócesis de Cataluña, y de los más distintos lugares del mundo, los que pondrán sus ojos en esta querida imagen para que Ella nos ayude a mirar y seguir a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Después de estas reflexiones, al hilo del alimento que la palabra de Dios nos ofrece para la liturgia de este día, bien podemos preguntar, como lo hace el bienaventurado padre San Benito en la Regla: ¿Señor, quien puede hospedarse en tu tienda y descansar en tu monte santo? (Salmo 14). El que quiera seguir con fidelidad a Cristo. 

"Y así, llegaremos finalmente, con la protección de Dios, a las cumbres más altas de doctrina y virtudes que acabamos de recordar. Amén" (Regla, 73).

 
 
Sitio relacionado:  www.diocesisdesevilla.org
 









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