Arte Sacro
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Juan Manuel Labrador pregonó a la Virgen del Rosario de Monte-Sión


Arte Sacro. Cuando aún está patente el pasado Pregón de las Glorias, quien el pasado mes de abril ocupase el atril catedralicio volvía ayer a ocupar un estrado para alzar de nuevo la voz. Juan Manuel Labrador tuvo anoche a su cargo la trigésimo octava edición del Pregón del Rosario que anualmente organiza la Hermandad de Monte-Sión, cuya dolorosa ya se encontraba en besamanos, culto que se extenderá hasta mañana, día de su festividad litúrgica.

En una atestada capilla, en la que los asistentes al acto tuvieron que quedarse en las aceras, el pregonero realizó un hermoso recorrido por el otoño sevillano a través de esta advocación, rematando su introducción con estos versos:

"Hay un ambiente festivo
en la Plaza de los Carros,
porque la brisa otoñal
vuelve de nuevo anunciando
el inicio de los cultos
que habrán de ser consagrados
en honor de la vecina
más antigua de estos pagos,
esta Reina coronada
que nos deja ensimismados
con la pulcra venustez
de sus rasgos nacarados,
los mismos por los que surca
ese cristalino llanto
que riega con cuatro lágrimas
esta tierra que pisamos 
para que la paz emerja
y disipe los pecados
al rezarse en Monte-Sión
las cuentas de su Rosario."



Seguidamente, Labrador se adentró en la historia de la devoción rosarista en la ciudad, citando a todas las corporaciones penitenciales y gloriosas que tienen como titular a la Virgen del Rosario, rezando, a la vez, los avemarías que se representan en cada una de las cincuenta cuentas de este atributo.

"Sevilla quiso hacer suyo
este loor mariano
que identifica al cristiano,
y le desborda de orgullo
cuando percibe el arrullo
que le embarga el corazón
al hacer su invocación
a esta Virgen del Rosario
que erigió su santuario
en su altar de Monte-Sión."

También habló del besamano de la dolorosa del Jueves Santo:

"Luz del barrio de la Feria
donde brilla más que el sol
tras fundirse en el crisol
de esa letra honda y seria
que se canta en su arrebol. 

Por más que pasen los años,
su devoción no se apaga
en torno a los aledaños
de esta hermandad que propaga
tanto amor sin desengaños.

Y al sentirse su armonía
cada vez que avanza octubre,
Sevilla busca en María
esa oración que descubre
el Rosario que nos guía."

Hermosísima fue la fábula que creó el pregonero para narrar que cada noche, Egudiel, el ángel confortador, baja de su hornacina para consolar a la Virgen con el orgullo de la historia de su hermandad.

"Se irá marchando la luna
al dar paso a esa mañana
que con levedad despunta
cuando reverbera el alba,
cuya claridad evoca
esos fulgores que bañan
las caídas de aquel palio
sobre el soporte de malla
por el que el sol penetra
para besarle la cara
tras cruzar el ecuador
de cada Semana Santa,
y Egudiel vuelve a su sitio
después de batir sus alas
para ocupar su hornacina
con más prisa que tardanza,
pues la Virgen del Rosario
al fin sonríe encantada 
porque sabe que sus hijos
eternamente la aclaman,
desde la aurora al ocaso,
en esa capilla blanca
que siempre abrirá sus puertas
a la ciudad de la gracia."

También tuvo palabras para la estación de penitencia del Jueves Santo, donde empleó endecasílabos blancos para hacer el recorrido de la cofradía con su paso de palio, centrándose Juanma Labrador posteriormente en el rosario de la aurora de cada 1 de noviembre.

"Se percibe en calle Feria
un son de campanilleros
que, con sus cantos certeros,
deleita al alma más seria.

Pasea por la ciudad,
bajo un palio diminuto
que casi anticipa el luto,
una Mujer sin edad.

Dicen que una vez al año
marcha hacia un templo distinto
para no dejar extinto 
aquel rosario de antaño.

Ilumina las ventanas
esa Madre sin mancilla
a su paso por Sevilla
en esas horas tempranas."

Culminó su disertación con estos versos finales.

"No te separes de mi
ni de la mano me sueltes,
Virgen santa del Rosario,
cuando a tu vera me encuentre,
porque así me llenaré
de tu dicha para siempre
cada vez que, conmovido,
hasta tus plantas me acerque
para sentir la dulzura
que, en tantos amaneceres,
Tú repartes por igual
a este pueblo que te quiere,
pues por Dios fuiste escogida
entre todas las mujeres
para ser el tabernáculo
en el que estuvo presente
Nuestro Señor Jesucristo,
el eterno Rey de reyes
que se rinde a tu pureza
y sólo a Ti te enaltece,
por los siglos de los siglos,
con ese amor evidente
que el mundo entero hace suyo
mediante esa fe que mueve
montañas y cordilleras
en las que nadie se pierde,
ya que nuestras oraciones
permanecerán patentes
a través de aquellas cuentas
del rosario que se rece
ante tu augusta figura,
aunque tu expresión doliente
anhelásemos trocarla
para hacerla más alegre,
puesto que Sevilla espera
ver tu sonrisa valiente
en medio de la miseria
de esta sociedad carente
de valores y principios,
por eso serás la fuente
que nos habrá de inspirar
en todos los menesteres
que tengamos que cumplir
sin buscar más intereses
que el de hallarte en Monte-Sión
para escuchar nuestras preces."

Labrador fue presentado por su antecesor, Manuel Vizcaya, capataz, además, de la Virgen del Rosario, y musicalmente intervino la Banda Juvenil de Música de la Cruz Roja, que interpretó "Regina Sacratissimi Rosarii", "Reina del Rosario" y "Rosario de Monte-Sión". Igualmente, con el propio hermano mayor, Manuel Soto, a la cabeza, asistieron el secretario y el tesorero del Consejo, Carlos López Bravo y Francisco Vélez -candidato a vicepresidente en la lista de Antonio Piñero el primero y candidato a presidente el segundo-, y representaciones de las hermandades de Labrador: San Gonzalo, la Esperanza de Triana, la Pastora de Triana y la Trinidad.

Fotos: JRP Video y Fco Javier Montiel










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