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La sensualidad hecho arte en la obra de José Tomas Pérez Indiano


José Fernando Gabardón de la Banda. En los tiempos del Renacimiento, en la Florencia de los Medicis y en la Roma de los Papas, florecieron un gran número de genios noveles que consagraron su vida a la creatividad artística, llevando a la pintura a una de sus más excepcionales momentos.

Los pintores comenzaron a ser reconocidos como artistas y no como meros artesanos del lienzo, al mismo tiempo que la pintura se convirtió en un noble arte, al mismo nivel que la poesía o la retórica. La belleza fue insertada en el lenguaje estético como producto de una recreación idealizada en la que se combinaba lo subjetivo, encarnado en el propio gusto del artista, y la plasmación de una nueva realidad que marcaba la distancia con los parámetros estilísticos medievales, que lo veían como algo trasnochado.

Una nueva imagen del mundo se fue concibiendo a través de la pintura, y la pintura se convirtió en un reclamo visual de la nueva realidad histórica que estaba viviendo Europa. A una escala local, y ausente en Sevilla de esos grandes mecenas del arte del Renacimiento italiano, se ha ido concibiendo en el mundo del cartel primaveral una verdadera revolución visual, con la incorporación de un gran número de artistas noveles que han ido aportando una revalorización de este género artístico que hasta este momento no se ha tenido en cuenta por la crítica artística. Se le ha ido dotando de una fuerza visual al concebirse una nueva visión a la hora de concebir en sí misma una revisión de la propia puesta en escena de la reproducción de las propias imágenes.

Y este hecho no es algo casual, ya que muchos de estos artistas noveles se han ido formando en un mundo en que la percepción visual ha ido produciendo un cambio radical, que ha concebido una nueva frescura al propio arte religioso, como en sí mismo ocurrió en la propia renovación estilística del mundo renacentista. Quizás nuca lo tratarán en estos años por la crítica artística de genios, pero no cabe duda que, en el mundo del cartel, y en la propia visión de la concepción pictórica han ido cuajando con el ámbito renovador de la imagen visual del siglo XXI. Siguiendo a Vasari, el artista se hace por sí mismo, no lo hacen, y quizás la esencia renovadora de este arte que en sí mismo encierre el cartel esta su verdadero matiz revolucionario.

La frescura de la juventud y su capacidad creadora de muchos de estos artistas noveles ha convertido estas composiciones en verdaderas parcelas de experiencias visuales que no dejan indiferentes. Uno de estos artistas noveles del comienzo del siglo XXI que ha ido revolucionando el cartel religioso ha sido sin ninguna duda José Tomás Pérez Indiano, que en los últimos años ha ido ocupando un puesto seguro el en el ámbito de la creatividad artística. Un pintor nacido en el siglo XXI, pero que podría haberse situado en el olimpo de aquellos jardines mediceos. 

De origen extremeño, nació en Valencia del Ventoso en marzo de 1992, los días preliminares a la Exposición Universal de Sevilla, en unos momentos en que el mundo parecía que iba a cambiar, quizás el comienzo de lo que llamarían posteriormente la globalización. Se formaría en el colegio Ezequiel Fernández y en la academia de Ricardo Martínez Fernández.  Estudió el grado medio de animación Sociocultural, entrando a trabajar en el Ayuntamiento de su pueblo. Sería su afición al dibujo y a la pintura lo que fue concibiendo llegar a convertirse en un artista, por lo que comenzó a pintar en academias locales, lo que le llevó a trasladarse a Sevilla.

Ya daría sus dotes como cartelista en el cartel que realizó del Corpus para su propio pueblo. Sin duda sería en la Exposición titulada Mirada en el Tiempo, en el patio de la Casa del Parlamento de Extremadura, celebrada en marzo de 2015 cuando realmente el pintor comenzaría ser reconocido, uno de esos momentos que no se olvidan como él mismo reconoció en su discurso inaugural, a la que asistió el entonces Presidente de la Asamblea Extremeña, Fernando Manzano y un gran número de personalidades de la vida cultural.

Se trataba de veinte grafitos, veinte excepcionales retratos en que mostraba ya su capacidad innovadora en la concepción de sus personajes, en la línea de los grandes maestros de la figuración de principio del siglo XX. Ya en su discurso inaugural quiso expresar que la finalidad primordial que tenía estas obras era resaltar la vida social de los extremeños, su carácter, su propia identidad, en los que se entremezclaban niños riéndose a viejos tallados en los trabajos del campo, a los que se unían gente de sectores sociales acomodados.

Ya en estas composiciones realizadas con solo veintiséis años recreaba su mundo personal del retrato, en la que como el propio autor precisaba le gustaba más las miradas pérdidas y no definidas, quizás recogiendo los lazos artísticos de los propios pintores realistas que habían nacido en su propia tierra como fue el caso de Francisco de Zurbarán. La muestra fue de tal éxito que volvería a ser expuesta entre los días 1 y 17 de julio del mismo año, organizada por la Fundación de la Caja de Badajoz en el Centro Cultural de Santo Domingo.

El Cartel anunciador de la exposición constituye en sí mismo una verdadera obra artística, una muestra excepcional de la esencia del retrato femenino. Desde el 18 de enero hasta el 1 de febrero de 2016 volvería a mostrarse en la Sala de Ámbito Cultural del Cortes Inglés de Badajoz.

Quizás como Zurbarán en Llerena, Pérez Indiano había conquistado artísticamente en la patria que le vio nacer, y quien sabe emulando al pintor extremeño comenzaría una amplia actividad artística en la ciudad de Sevilla.  Y como con la pintura conventual, el joven artista nobel barroco consiguió su éxito artístico, el joven nobel contemporáneo comenzaría a ganar peso en el cartel de las fiestas primaverales sevillanas, especialmente en el ámbito de las cofradías y hermandades sevillanas.

Desde un primer momento, Pérez Indiano se mostró como un artista innovador, un estilo que no dejaba indiferente, con una concepción muy personalista, al jugar con los intensos colores y luces del que impregnaba sus composiciones. Colores vistosos que recorren todo el marco compositivo, un excelente tratamiento de lo figurativo de un hábil dibujante y de exquisito tratamiento en los detalles, en la que se perfila un amplio interés por la mirada, dotándola de una excepcional personalidad en su pintura. Lo anecdótico se convierte en detallista, cada parcela de sus lienzos en totalidad, sin duda un precioso tapiz de gamas de colores.

La muestra que organizó el Círculo Mercantil en noviembre de 2015 probablemente mostraría definitivamente la consagración de este joven artista en Sevilla. Fue un verdadero éxito de público y de crítica, en la que reunió treinta obras, un despliegue excepcional de un gran número de imágenes, entre las que se encontraba el Cristo de Pasión, el Gran Poder, el Silencio y el Cachorro, así como una excepcional representación del Cristo de la Cena, resaltando su mirada ascendente.  La Esperanza Macarena de perfil y la mirada frontal de la Esperanza de Triana completaría esta mirada subjetiva sobre la imaginería.

A ellos se uniría la muestra del marco urbanístico de esta imaginería, la propia ciudad de Sevilla, mostrando ya sus dotes de un paisajista perfectamente definido como el que muestra su plenitud en un dintel de colores con sus insignes monumentos como la Giralda o la Torre del Oro. El detallismo de su pintura quedaría proyectado en la muestra de elementos del inmobiliario urbano como la conjunción del farol, cuya sombra queda reflejada en la pared y el marco de un altar callejero. Se había convertido en el pintor extremeño que llegaba a tierras andaluzas a conquistar con su arte.

Sería en Carmona donde ya en el 2016 participa en la Exposición Colectiva organizada por la Asociación de Pintores de Carmona y un año después en el año 2017 participaría junto con un gran número de artistas noveles en la exposición Miradas de Silencio y Amor celebrado en el Centro Cultural La Victoria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), entre los días 10 y 23 de marzo, organizado por la Hermandad del Silencio, en la que reprodujo la imagen de la Dolorosa. Su designación en 2017 como cartelista del XL Aniversario del Grupo Joven de la Hermandad Sacramental de la Sagrada Cena sería un paso más en su carrera, una preciosa recreación de la Virgen del Subterráneo, incluida en un tapiz rosáceo, que dotaba de una excepcional vitalidad a la obra, resaltando el rostro de la Dolorosa, que porta su habitual rosa de pasión y el pectoral, a la que le añadiría un genial retrato de un niño, de un efecto visual excepcional, rompiendo con el clasicismo de este tipo de composiciones. No cabe duda que era una obra atrevida en el ámbito sociocultural en que se movía, pero fue muy aceptada por la crítica.

En la misma línea realizaría un magnifico retrato del Cristo de la Expiración del Cachorro, contorneado por las tonalidades fucias que le dotaba de un gran colorido. En este mismo año había sido designado cartelista de la Semana Santa de Jerez de los Caballeros, y volvería a utilizar la misma tonalidad enmarcando al excelente retrato de la Dolorosa, la imagen de la Virgen de la Amargura, plasmada con un detallismo propio de su estilo, situado en un plano medio más cercano al espectador, en la que inserta el vocablo marah, alusión al libro de Ruth, en la que alude que la llamen así al concebirla el Todopoderoso lleno de amargura, alusión a la advocación de la imagen. La silueta de Cristo enmarca la puerta de Burgos de la que sale el cortejo procesional, utilizando unos tonos morados, que alude a los colores de la Hermandad, pero que define con una especial tonalidad. Sin ninguna duda, en esta obra consagraba un estilo propio en que las tonalidades de los colores comenzaban a delimitar un estilo propio. Sería presentando en el Conventual de San Agustín en la que se volvía resaltar en su presentación su estilo personal, arriesgado.

Su propia técnica basada en grafito, acuarelas, acrílico y pastel sobre papel lo estaba convirtiendo en un artista consagrado, un pintor nobel que expresaba ya su propio estilo. Cabe incluir aquí el cartel de la Semana Santa de Berja (Almería), realizada en el mismo año, resaltando en un primer plano la Virgen de la Amargura, enmarcada por la bambalina de su paso de palio, escoltado por un nazareno de singular factura. El 7 de febrero del año 2019 va a realizar un cartel excepcional, el que anunciaría la colección que presentaría el diseñador Luís Fernández en el Salón Internacional de Moda Flamenca (SIMOF).

La sensualidad cromática se haría más patente aún más en las composiciones de Vírgenes en la que combinaría las técnicas del grafito y la acuarela que harían que sus toques cromáticos se irían haciendo más sensuales, delicados, impregnados de un aroma de eterna primavera como la denominada Palomita de Triana, realizada en 2020, la dolorosa de la Hermandad de San Benito, en la que la exaltación de dolor del rostro de la imagen, realizado a grafito, quedaba mermado por unos suaves tonos de color rojo realizado en acuarela y lejía. Se inscribe un lema en el margen izquierdo SINE LABE CONCEPTA, y dos palomas blancas. Una obra excepcional sería la titulada Stella Matutina, en la que ya daba muestra de esta modalidad al resaltar la imagen de la Esperanza Macarena en la que precisaba con todo detalle hasta las lágrimas de sus ojos.

Una excepcional muestra de retrato infantil sería el cartel que realizaría del XXV Pregón de los Armaos de la Macarena del 2019, dotada de una sensibilidad hacia el niño vestido de armao que muestra una estampa del Cristo de la Sentencia, en la que nuevamente daba muestra de ser un maestro de esas tonalidades delicadas en que le iba dotando a sus obras, su identidad personal como pintor.

El mundo taurino se consolidaría en su obra, ya que desde niño siempre había sido un amante de los toros, acompañando a su tío Antonio indiano, en innumerables tardes. El mundo del toro se convirtió en un mundo peculiar en sus obras, llenos de agarres, de movimiento, donde se respira la fragancia de una tarde en la Maestranza, en que el toro se hace protagonista, al ritmo de efluvios coloristicos en la que lo figurativo se diluye con un preciosismo concebido. Su excepcional representación de la puerta del Príncipe quedaría plasmada en el tranvía de Sevilla, con siluetas de colores que impregnaba de una fuerza visual perfectamente definida, ya plasmada en la propia acuarela preparatoria.

Uno de los toreros más excepcionales de la historia. Manolete también se convertiría en protagonista de su obra, que sería realizada para la Expo de las Ventas en la que incluiría el lema Dile a la muerte que venga, verdadero homenaje al agarre del matador. Y sería en julio del 2019 cuando dejaría algún excepcional retrato en la portada de la guía de los festejos celebrado en la Maestranza. Lo taurino y devocional se conjugaría en una preciosa obra, Alamares de Esperanza, expuesta en la Exposición de la Macarena celebrada en el Círculo Mercantil. Realizada en lápices polícromos y acuarelas, se trata de una alegoría a la muerte de Joselito, el Gallo, que para constituiría para el propio artista su obra más destacada.

Quizás es la obra donde encierre el talento de este artista, dejando constancia solo del cuerpo del torero, ha desaparecido su rostro, reflejándose su peculiar detallismo en la concepción del propio traje, muy vistoso como es característico en su obra, resaltando unas manos, una de ella vendada que porta la imagen de la Macarena, la reproducción de la pequeña imagen que se encuentra en el mausoleo del torero. La identidad macarena lo subraya aún más en el propio traje del torero, inspirado en el manto de malla o camaronero de la propia imagen.  Quizás en la serie llamado Pasión Sin ti, dedicada a imágenes dolorosas marianas, como la espectacular representación de la Amargura encierre nuevos caminos de exploración en su obra.

Un largo recorrido de un artista novel que se ha ido convirtiendo a lo largo de su todavía corta vida en un pintor maduro dotado de una excepcional sensualidad. Un pintor extremeño afincado en Sevilla, siguiendo los pasos de Zurbarán, supo concebir un estilo personal, intimista de una larga ya producción de obras maestras. La sensualidad hecho arte.                

Está dedicado al propio artista, que ya siempre me animó en algún momento de desánimo emocional.

José Fernando Gabardon de la Banda. Profesor de la Fundación CEU San Pablo Andalucía. Doctor en Historia del Arte. 










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