Volvieron los abrazos. Antonio Sánchez Carrasco

Se va Villanueva del Ariscal al camino del Rocío. La tierra de un gran fotógrafo y amigo Fran Silva. Me gusta cuando puedo ver salir la Hermandad porque conserva ese regusto a fiesta antigua. Nadie protesta por un corte de tráfico, nada pasa si tiras un cohete, hay la prisa que impone el Plan Romero necesario por la masificación pero un freno a la naturalidad, pero nada más allá de esa prisa que se traduce en un Alcalde de Carretas que tira del cortejo como puede. Los niños más pequeños hoy han salido a la puerta de su jardín de infancia a despedir a los que se van para el Rocío.

Abuelas y abuelos con los ojos vidriosos despidiendo querencias, vuelven los abrazos. Pídele por nosotros..., te llega al alma sin conocerlos. El Rocío es enseñar el alma al mundo y esperar que la acepten tal cual. Vas a sudar, a ensuciarte en el campo, a andar más de lo que suele, dormir poco y mal,..., pero vas con los tuyos y eso no tiene precio. Bebes, comes, cantas y bailas, pero también rezas e interiorizas todo lo que rodea tu vida en ese camino. Se va el pueblo de Villanueva, para en el Loreto para encontrarse con ese rincón Mariano que surge como una isla de fe entre cepas que son proyectos de mosto y otros vinos.

La mañana culminó en Villanueva con un desayuno de pueblo, donde aún el pan sabe a pan y lo malo de ver un "se vende" en la puerta de la bodega el Coco. Aunque me quedó un año más el regusto de ver un pueblo camino del Rocío. Honor a Villanueva volveremos para el Corpus si la Virgen nos deja.

Fotos: Antonio Sánchez Carrasco.